Amuleto.

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Una llovizna helada comenzó a caer sobre nosotros, no había ni una sola nube en el cielo, nos vimos el uno al otro expresando duda, poco a poco nuestra ropa fue mojándose por ese extraño liquido, que aun que parecía sin duda agua no lo era, empece a sentir inmovilidad en el cuerpo, como si el agua me congelara, parece que a Valmont le pasaba lo mismo, ademas, su rostro tenia miedo y parecía... desesperado.

—Oh mierda—Dije al darme cuenta.

—Ya lo descubriste ¿no chico?, esto es obra de Xiotana— Dijo Valmont mirando al cielo.

—¿Que hacemos?— Mi garganta se seco en un segundo, era la primera vez que estaría de frente a ella, no sabia lo que pasaría, tenia miedo y no poder moverme lo hacia mucho peor, el aire me faltaba y mi pecho sentía mucha presión.

—Tranquilo, si sabes que la maldición de Xiotana es la desesperación, sabrás que justo eso es la fuente de su poder, relájate, mientras estés inmóvil ella no puede hacerte nada.

—¡No entiendo, mientras no podamos movernos ella puede matarnos!

—Si eso es lógico, pero siempre y cuando no te sientas alterado no puede tocarte, debes relajarte, te prometo que no te pasara nada, confía en mi.

Intente hacer lo que me dijo, intente respirar con mas calma, cerré los ojos un momento, al abrirlos, estaba justo enfrente de mi,  el monstruo responsable de todo esto, lo único en lo que pensé fue en cerrar de nuevo mis ojos, su simple presencia era horrible, me fue imposible relajarme viendo esa imagen grotesca, el cosquilleo en los sentidos al ver entrar y salir gusanos de los múltiples agujeros que había en su pecho, su rostro calaverico y lleno de manchas, me fue imposible relajarme.

—¡Niño, tranquilízate!—, Grito Valmont sin quitarle los ojos de encima a Xiotana, no podía creer que el pudiera estar tan tranquilo viéndola.

Xiotana comenzó a caminar poco a poco hacia a mi, no decía nada, su horrible cara tampoco daba señales de algo, solo estaba ahí viéndome, caminando hacia mi, intente mover mis piernas y correr, no logre moverme ni un centímetro, tenia miedo, la desesperación recorría mi cuerpo inmóvil, mientras mas se acercaba perdía la visión, cuando estuvo de pie frente a mi, una sonrisa se pinto en su cara mostrando sus dientes puntiagudos, no soportaba el penetrante aroma que de su cuerpo emanaba, a punto del vomito mi ojos llorosos se pusieron en blanco, me tomo del cuello con sus manos delgadas, sentía sus uñas enterrándose poco a poco, me levanto al menos unos 15 centímetros del suelo.

Creí que tal vez llegaría lejos, que podría evitar mas muertes, que por una vez lograría terminar lo que comencé, ¿sería el primero en morir?, debía aferrarme a esto, debía hacer algo para librarme, apenas y lograba sostener pensamientos, los ojos me dolían, el oxigeno se agotaba, no podía mas, hasta aquí llegara mi voluntad, con mi mano derecha sostenía mi amuleto, era lo único que necesitaba conmigo, aun que parece que no funciono bien después de todo, era un fragmento de algún mineral, era suave al tacto, me gustaba mucho traerlo conmigo, como un método desesperado por conseguir algo de esperanza logre mover mi mano y darle un golpe a Xiotana en la cara.

—Pobre chico—, comenzó a hablar Xiotana —No puedes mas que aventar golpes sin sentido, debiste quedarte fuera de esto, dejar a los que saben hacer su trabajo, al menos el anciano ha logrado ocultarse bien manteniéndose sereno.

—Lo siento, niño— Escuche a Valmont.

Abrí mi mano y deje car mi amuleto sobre la cara de Xiotana, ¿Por qué?, no se, una corazonada.

Cuando apenas logro tocarla estallo una onda de choque que logro separar las garras de mi cuello, escuche a Xiotana gritar despavorida, gritaba de dolor, mi amuleto de alguna forma había causado esa reacción, ¿Era posible?, a pesar de que lo estaba viendo, en realidad creí que seria mas complicado causarle algún dolor.

—¡Maldito!, ¿Como es posible que tú, simple mortal logra causarme daño?, no tengo idea de quien eres pero te voy a matar después de que mis hermanos sean liberados, tu seras el primero en morir por causarme dolor— Gritaba señalándome aquel demoníaco ser con el rostro en llamas, sus aberrantes hijos volaban descontrolados sin saber que hacer para ayudar a su madre.

Valmont llego corriendo a mi, parece que la situación nos había liberado.

—¿Estas bien chico?— Pregunto Valmont.

—Creo que si— Dije mientras tosía y tocaba mi cuello, —Deberíamos aprovechar e irnos de aquí.

—Es algo sensato, si aun puedes caminar levántate y vayámonos. 

Comenzamos a correr sin ningún destino, solo irnos lo mas lejos posible, debíamos prepararnos mejor la próxima vez, no pude controlarme, eso casi me mata, no entiendo como es que nadie a demás de nosotros logra estar en esa situaciones, era absurdo, todos deberían poder ver lo que pasa, mientras corríamos seguíamos escuchando los gritos de dolor.

—Los encontrare de nuevo y esta vez, sera el fin de los dos, no me tomare mi tiempo la próxima vez— Gritó amenazándonos antes de desaparecer detrás de un ultimo grito.

Nos detuvimos, para recuperar el aliento.

—¿Que mierda acaba de pasar?—Pregunto Valmont.

—No tengo idea estoy tan confundido como tu.

—¿Dices que no sabes como tu estúpido amuleto logro hacer eso?

—No es estúpido, no vuelvas a decirlo.

—Lo siento, pero esa información pudo servirnos desde mucho antes.

—Yo tampoco sabia, no tienes que culparme, ademas el que casi muere fui yo.

—Ninguno tiene que morir entiende, pero debemos descubrir como eso fue posible, mientras estemos lejos del milenario de Xiotana o Xiotana misma, sus hijos no podrán seguirnos, así que vamos, debemos seguir con la búsqueda y ahora también debemos averiguar algo mas sobre ese amuleto tuyo, tal vez podrías empezar por quien te lo regaló.

—Creo que necesito reponerme de esto antes de hablar de algo que tal vez con mas seguridad podría matarme, busquemos un lugar donde escondernos, deberíamos comprar algunas provisiones, creo que a Xiotana le costara un poco seguirnos el paso, vamos a conseguir cosas para comer.

seguía sujetando mi amuleto, abrí mi malo y lo miré.

—Al final seras mas útil de lo que pensé, gracias.




Poder y oscuridad.Where stories live. Discover now