✘Capitulo 6✘

269 23 0
                                    

Dana

Las cuatro estamos sentadas en la sala. Ninguna de nosotras se atreve a preguntar a la mujer si consiguió hablar con su hijo.

-Siento haberos preocupado, solo necesitaba estar tranquila. - dice Amelie rompiendo por fin el silencio.

-La próxima vez avisa. - suspira Layla.

-Daeve dijo que... - Lia carraspea y se pone visiblemente nerviosa.

-Fue una estupidez y no tenéis de qué preocuparos, no lo busqué. - asiente la mujer.

-Que estés viva es la prueba de que no lo hiciste. - suelto enfadada.

-No me haría daño. - niega ella.

-¿Que no te haría daño? Hemos visto lo que es capaz de hacer y aún tienes dudas.

-Sigue siendo nuestro Kail. - protesta.

-No Amelie, ya no es nuestro Kail, ahora sólo es el anticristo y deberías recordarlo más a menudo. Él se ha ido. - me levanto y salgo de la casa dando un portazo.

Me paso las manos por el pelo y tiro fuerte, me dejó caer en el escalón y gruño. La impotencia que siento es tan grande que apenas puedo controlar las lágrimas. Cómo hacer que Amelie entienda que Kail ahora es lo que estaba destinado a ser, que se ha acabado.

Nunca debí permitir todo esto, si hubiera echado a Kail de mi vida ahora Eyden seguiría vivo y James no estaría por ahí controlado por el mal. Y tal vez Amelie no estaría tan confundida, tal vez... Tal vez así yo ahora no estaría tan rota.

Me la paso encerrada en la habitación entre una montaña de libros, intentando dar con algo que nos ayude con el sello. Layla y Lia han entendido que quiero estar sola y están con Seth en su residencia.

Me levanto con un enorme suspiro y camino hasta el espejo, siento que me veo horrible y así es. No recuerdo la última vez que dormí toda la noche sin que una pesadilla me asaltara, no recuerdo la última vez que me arreglé el pelo o me maquillé. He adelgazado algo gracias a que como solo cuando siento que voy a desmayarme. Me siento como si quedara muy poco de mi. Se me escapa lo poco que queda de la antigua Dana entre los dedos.

Decido que estaría bien arreglarme un poco, aunque sea verme un poco mejor por fuera. Ocultar el desastre en el que me he convertido detrás de un poco de maquillaje y un pelo decente, y ponerme algo que no sea sudaderas largas también ayudaría.

Dos horas después me veo mejor de lo que me he visto en este último año. Me he maquillado ocultando mis ojeras, un poco de rubor da color a mi pálido rostro y el rimmel hace que mis ojos verdes resalten. Unos vaqueros apretados y una blusa sin mangas resaltan mi figura y todo esto con el pelo cuidadosamente ondulado.

Busco mis pendientes en el joyero, hace tanto que no los uso que ni recuerdo dónde los dejé por última vez. Algo pincha mi dedo índice y lo saco de la cajita mientras suelto una palabrota.

Cuando saco el objeto que ha causado el ataque mi cuerpo se estremece, siento como me tiemblan las piernas y doy gracias de estar sentada. Un collar con forma de alas. Lo aprieto en la palma de mi mano hasta que noto el dolor punzante.

Cierro los ojos e intento ralentizar mi respiración. Logro calmarme lo suficiente como para abrir la mano y devolver el collar a su sitio. Cierro el joyero como si quemara y salgo de la habitación sin pensarlo.

Termino yendo a la residencia de los chicos y cuando llego ya estoy completamente tranquila. Me dirigen algunas miradas sorprendidas, creo que ya se habían olvidado de cómo era verme sin ropa ancha y una coleta.

-Dana. - oigo mi nombre y me giro a tiempo para ver a Theo mirándome de arriba a abajo.

-Theo, hola. - finjo una sonrisa.

-Vaya... Estás, increíble. - se rasca la nuca.

Esto es demasiado incómodo y no me gusta nada que me mire así, así que asiento y subo las escaleras a la habitación de Seth sin dirigirle ni una palabra más.

Abro sin necesitada de tocar, las tres personas sentadas en la cama detienen el juego de cartas y se me quedan mirando con la boca literalmente abierta.

-Hola. - digo ignorado sus miradas. Me siento en un hueco libre de la cama y cojo cinco cartas al azar. - Bueno qué, ¿jugamos a las cartas o a ver quién dura más con la boca abierta?

Seth suelta una carcajada y todo vuelve a la normalidad. Jugamos durante lo que deben de ser horas, pues fuera ya ha anochecido. Hoy me apetece ser normal así que propongo ir a alguna fiesta de esas que tanto les encanta.

-Yo paso, tengo reunión con los demás de la residencia para elegir nuevos compañeros. - dice Seth.

-Yo tenía pensado dormir temprano, le prometí a Evelyn que la llevaría al parque. - sonríe Layla. La miro asombrada y luego le devuelvo la sonrisa.

-Oh cariño, yo no me niego a una fiesta nunca, y sé de una residencia donde hay fiesta esta noche. No será tan genial como las de aquí pero habrá alcohol y música. - Lia me giña un ojo.

-Me vale.

El resto de la noche transcurre con total tranquilidad, bebo. Bebo mucho y ni recuerdo como llego a la habitación. Todo lo que sé es que despierto con un dolor de cabeza horroroso.

-Santa mierda... - balbuceo mientras me retuerzo en la cama.

-Buenos días borracha.

-Oh Lia baja la voz... - me quejo.

-No estoy hablando alto, venga, levanta. Iremos a por un café y te sentirás mejor.

Obedezco de mala gana y me doy una ducha rápida antes de irnos. Y para mi sorpresa decido volver a vestirme de manera decente.

Lía y yo disfrutamos del aire fresco sentadas en el césped del campus, hablamos de cosas banales y sonrío todo el tiempo. Su móvil suena varias veces.

-Y la cobertura llegó por fin. - digo sacando mi teléfono del bolsillo trasero de mi falda vaquera, para comprobarlo.

-Mierda... - murmura Lia.

La miro con el ceño fruncido, esta pálida y mira su móvil con los ojos muy abiertos.

-Oye, ¿está todo bien? - pregunto preocupada.

Ella se centra en mi y entonces abre aún más los ojos, tartamudea y luego suelta una risa nerviosa.

-Joder, llego tarde a un examen importante. - se rasca la cabeza.

-¿No habias dicho que tenías la mañana libre?

-Se me olvidó, si me voy ya puede que me dejen hacerlo. - se levanta sacudiendo sus pantalones de cuero negro. - ¿Por qué no vas a casa de Amelie y habláis? Ayer cuando te fuiste enfadada se sintió horrible.

-Emm... Si, puede que me pase.

-Genial, nos vemos luego. ¡¡Ten cuidado!! - sale corriendo.

Esto acaba de ser muy raro, pero así es Lia. Me quedo un rato más disfrutando de la tranquilidad y luego me dirijo a casa de Amelie, ayer me pasé. Soy consciente de que salto a la mínima y no es justo para ella, lo está pasando tan mal como nosotros. Y además, no contactó con él por lo que mi reacción fue desmedida.

Perdición (Inferno III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora