Cuando llegué a mi casa no había nadie. Entonces me preparé algo para comer.
Es una suerte que no tenga actividad por la tarde en la escuela los lunes, porque los lunes y sábados voy a atender a unos niños en la Iglesia.
Siendo que salgo casi a las dos de la tarde de la escuela, y el trayecto hasta mi casa es de media hora en bus, prácticamente almuerzo, me ducho y salgo rápido, porque la travesía desde mi casa hasta la iglesia es de casi una hora y debo llegar a las 16:00hs. No me gusta ser impuntual.
Me preparo una ensalada de huevo y hago mi tarea de Análisis Matemático. Si bien son sólo dos ejercicios, son complicados de entender, o al menos al principio.
Cuando veo que se aproxima la hora, tomo una ducha rápida, le dejo una nota a mi mamá diciendo que ya salí y me voy rápido.
Por el camino utilizo auriculares para escuchar música y centrarme en otras cosas. Pero a veces me desentiendo de ese propósito. Pienso en dónde estará mi hermano, si se encuentra bien, o qué podría hacer para evitar más lo que me ocurre en la escuela. No se lo puedo contar a mis padres, ya lidian con muchas cargas para que tengan que lidiar también con las mías. Tampoco puedo hablar con las autoridades de la escuela, porque si lo hago ellos citarían a mis padres, además de que mis compañeros obviamente lo negarían todo y posiblemente me acusen en unidad.
Llegué a la iglesia. Me quedo unos minutos parada frente a la entrada y luego me animo a continuar.
La iglesia a la que asisto se encuentra en un campo, así que hay sectores separados a gran distancia de otros que se utilizan para distintas cosas, como para la cocina, los baños, etc.
El lugar donde cuido a los niños está a casi medio kilómetro después de la entrada.
-Hola Gema- me saluda una líder.
-Hola ¿Y las demás?
-De seguro ya vienen. Tengo que atender unas cosas, te dejo con los chicos. Bendiciones.
-Adiós.
También comparto esta actividad con otras tres chicas llamadas Paulina, Florencia y Samanta. Somos cuatro por si alguna o varias no vienen. Es bueno tener por seguro que alguien se queda, de lo contrario podría ser complicado. Además de que no es fácil atender a poco más de 20 niños.
- ¡Gema! - dijo Luci, una de las niñas abrazándome.
-Hola Luci- le devuelvo el abrazo - ¿Cómo estás?
-Muy bien ¡Nos trajeron jugo de frutas!
- ¿De verdad?
-Sí
- ¿Y puedo probar un poco?
- ¡Claro! Ven- dijo tomándome de la mano y llevándome hasta las mesas para las bebidas, donde estaban también los demás niños.
- ¡Gema! - dijeron algunos al unísono y me abrazaron. Los abracé también.
- ¿Cómo están? -
-Bien- respondieron al unísono.
-Este lo guardé para ti Gema- dijo un niño llamado Daniel que me dio un pequeño vaso de plástico con jugo.
-Gracias mi vida- dije dándole un beso en la frente.
Luego comencé a preparar las sillas y las actividades para que jueguen.
Cuando estoy aquí no puedo evitar sonreír, estos niños de verdad me llenan el alma. Ellos no saben, pero me enseñan mucho más que yo a ellos, pues estos niños sufrieron mucho, algunos fueron abandonados o hasta regalados por sus padres, otros tienen a su familia envuelta en una gran pobreza. Pero aquí están, sonriendo, jugando y alegrándose frenéticamente por recibir algo tan simple como un vaso de jugo. Estos niños me inspiran una gran fortaleza.
-Hola Gema.
-Hola Paulina ¿Cómo estás?
-Bien ¿Ya terminaste de acomodar?
- Si
- ¿Les diste la actividad?
-También
-Muy bien- dijo. Luego llegó Samanta y se fue con ella
Tampoco interactuaba mucho con estas chicas o con personas de la iglesia en general, pues ya había intentado integrarme antes y nunca funcionó. Pero lo bueno de esto es que cuando ya no hay nada que hacer, puedo leer mis libros sin que nadie los dañe.
Cuando la hora llegó y los chicos se fueron, me quedé unos 10 minutos más dentro de la sala. Siempre espero 10 minutos antes de salir. Siento que equivale a más tiempo fuera de mi casa.
Cuando llegué, vi que mi madre estaba mirando la televisión.
-Hola ma.
- Hola hija ¿Cómo te fue?
-Súper ¿Y a ti?
-Muy bien.
- Me alegro ¿Quieres que veamos algo?
-No Gema, seguro quieres descansar.
-Está bien. Te veo luego
-Adiós.
A veces me duele que sea tan fría conmigo o que ni siquiera voltee a verme cuando hablamos. Aun así la amo y me gustaría que pudiésemos ser un poco más unidas.
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En El Nombre Del Padre
Novela JuvenilGema es una joven tímida y callada que sufre acoso escolar todos los días. Nadie parece dispuesto a ayudarla, excepto Novicov, un estudiante nuevo y misterioso que llega a su escuela y se convierte en su único amigo. A pesar de la oposición de sus c...