Desde su entrada a la UA Bakugo Katsuki se dio cuenta que nada en delante seria fácil en esta vida y había tenido razón. Pues sufrió de forma tanto física como emocional con cada nuevo reto que surgía a lo largo de la carrera para convertirse en héroe.
Habia soportado ataques de nomus, villanos, un secuestro, pasantias, a la bruja de su madre, su primer enamoramiento e intentos de cortejo -que milagrosamente dieron sus frutos- y lograr que su noviazgo con cierto chico de quirk dual sobreviviera a pesar de sus -notables- diferencias.
Pero en definitiva eso no se comparaba a lo que estaba a punto de hacer. Si era honesto, se sentía un poco -bastante- nervioso, no tenia ni la mas mínima idea de que era lo que iba a hacer, pero no se haría para atrás como un perro con el rabo entre las piernas, enfrentaría esto como el hombre que era y saldría victorioso de la tempestad que se le avecinaba o se dejaba de llamar Bakugo Katsuki.
Pues hoy, en ese pacifico día de mayo iría a presentarse formalmente con los padres de su novio como lo que era. En otras palabras comería en la misma mesa que Endeavor -y los hijos de este- para decirle que era novio del menor de sus hijos...solo esperaba salir en una pieza de esa casa y de preferencia sin quemaduras de por medio.
Se vio por trigésima vez en el espejo de su habitación, quería verse un poco mas formal para la ocasión sin llegar a verse raro o patético, o que se había esforzado demasiado. Con un demonio, ni siquiera para la boda de una de sus primas lejanas se había preocupado por el vestuario y había ido con una camisa que literalmente decía muérete, en cambio ahora allí estaba frente al espejo intentado controlar su puntiagudo cabello sin lograr nada, solo para acabar suspirando y rendirse en intentar aplacar su peinado.
-Pues bien, llego el jodido día -susurro para si mismo antes de bajar por las escaleras y dirigirse a la puerta.
-Hombre muerto caminando -grito su madre saliendo de la cocina para despedir a su mocoso, internamente estaba bastante orgullosa de lo que ese demonio había logrado.
-Cállate vieja bruja, todo saldrá de maravilla y sera jodidamente genial- replico como todo buen hijo rebelde a su madre, un poco mas seguro de sus palabras.
-No me llames vieja mocoso del demonio -se acerco ligeramente más, antes de comenzar a escanear a Katsuki y comprobar que estaba al menos algo decente para el evento.
-Ya deja de verme maldición
-Cállate, solo estoy comprobando de que no parezcas un pandillero -Mitsuki simplemente arreglo unos cuantos detalles antes de dejarlo ir.
El explosivo retomo su camino y antes de cerrar la puerta de su hogar escucho un ultimo consejo de madre.
-No hagas una tontería Katsuki, esto es importante.
-Lo se -susurro mas para si mismo que para ella.
Finalmente se dirigio hacia el metro con destino a la casa de los Todoroki, esperaba poder seguir el consejo de su madre.
Su viaje en el metro fue relativamente corto o al menos así lo sintió pues tenia la cabeza metida en sus pensamientos, repasando una y otra vez la conversación que había tenido con su novio hace tan solo una semana.
-Katsuki ya te había dicho que quería que le dijéramos esto a mi familia.
-Joder Shoto pensé que lo decías por el momento, ademas apenas lo recuerdo bien demonios.
-¿Cómo es posible que no te acuerdes? .
-La pregunta sería ¿como es posible que tu lo recuerdes? si ambos estábamos jodidamente agotados después de... -los rostros de ambos empezaron a sonrojarse ligeramente.
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Una cena flamante
RandomBien, ese era el gran día. Finalmente cenaria con su suegro para darle la maravillosa noticia de que ya tenía un año de relación con su hijo menor. ¿Qué podía salir mal?