XI

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Narra Nicola

Alucard y Nicola llegaron a lo más recóndito del Imperio Nosferatu tras un largo día de viaje. A 500 kilómetros al oeste de Castel Blood se hallaba un pequeño pueblo llamado Runu, ubicado prácticamente en la esquina del mundo. La vegetación crecía y florecía todo el año, lo cual para ellos y un millón de expertos más de expertos era completamente inexplicable.

Los dos siguieron avanzando hasta que un árbol gigantesco llamó su atención. El pino tenía como mínimo treinta metros de altura.

- Quién diría que existen árboles así de altos – Comentó Nicola sin poder ocultar su sorpresa – En Iceblood, los árboles no llegan a medir más de dos metros y nunca llegan a verse tan saludables.

- Guarda un poco de respeto, Nicola. Este pino podría tener más años que tú y yo juntos – Alucard miraba con especial atención, pues del árbol emanaba un aura poderosa e imponente, poniéndolos un poco incómodos.

Luego de tres horas de escalar una montaña, que para Nicola podría haber sido la más alta del reino incluso utilizando sus habilidades de Nosferatu no habrían logrado llegar antes, llegaron a su destino. Cerca de la cima había una meseta en la cual se encontraba su objetivo: una torre de vigilancia que seguramente estaba allí desde la primera guerra de las raza,s pues estaba hecha con bloques de adenita, una piedra de color blanco bastante resistente y fácil de obtener en lugares fríos, sin embargo la adenita de la torre ya se había oscurecido por el paso del tiempo y el mal clima.
Ambos se acercaron a la torre y Alucard tocó con suavidad la puerta de madera la cual estaba un poco caída y desgastada. Esperaron alrededor de diez minutos para que un hombre el cual Nicola jamás había conocido, abriera la puerta. El hombre medía 1,78 m, tenía el cabello rubio cortado tipo militar que contrataba con sus ojos color verde esmeralda.

Pero lo más sorprendió a Nicola es que al verlo, Alucard dio un par de saltos hacia atrás alejándose un par de metros y desenvainó su espada la cual era la joya de la corona. Era una espada larga forjada de una aleación de plata oscura obtenida de las minas en Hell’s Door y de Acero Ártico, cortesía de Iceblood formando un material tan resistente y letal color negro brillante que al ser templada se le habían añadido retoques de rojo carmesí y un rubí en forma de rosa en el centro de la empuñadura, lo cual todo junto formaba lo que Nicola consideraba una obra de arte a la cual Alucard había nombrado “Noxfer”.

Por otro lado, el rubio sacó una lanza de la parte de adentro de la torre. La lanza medía alrededor de metro y medio y parecía hecha de mármol celestial un material supremamente raro de obtener que de alguna forma era casi tan resistente como el acero ártico.
El hombre hizo unos cuantos movimientos con ella y se lanzó al ataque.

Alucard dió un tajo lateral con Noxfer, el cual el rubio esquivo fácilmente y contraatacó. Alucard se movió hacia un lado, pero no fue lo suficientemente rápido así que la lanza alcanzó a rozar su mejilla, haciendo un corte del cual rápidamente brotó sangre. Alucard, aprovechando su posición, dio un giro alrededor del torso del rubio haciendo un corte, brotando del mismo un líquido plateado.

El rubio cayó al piso y Nicola dio por terminada la batalla, sin embargo este se levantó, recogió su arma del suelo y le lanzo un corte a los pies de Alucard, quien lo esquivó dando un rápido salto. Alucard contraatacó dándole una estocada en su hombro desgarrando la camisa de su enemigo, este dio un par de saltos hacia atrás alejándose de Alucard para luego quitarse lo que le quedaba de la prenda, pero para sorpresa de Nicola este tenía más que cicatrices bajo la prenda ya que después de quitársela extendió completamente un par de imponentes alas que medían casi dos metros entre de longitud, pero era especialmente raro que el ala derecha era de un bello color blanco, mientras que la izquierda era oscura como una noche sin luna. El rubio, que obviamente era un ángel, dió un salto hacia el cielo y comenzó a mantenerse alejado de Alucard.

- Con que así quieres jugar –  Aseguró en un casi grito Alucard, que respiraba un poco entrecortado.

Alucard sacó una pequeña y brillante daga color negro con unos bellos detalles dorados de los pliegues de su armadura para después lanzarla hacia el cielo y decir en voz alta.

- Yo, Alucard di Valaquia orgulloso emperador del imperio Nosferatu, Te libero ¡¡¡Amarus!!!

En el momento en el que Alucard bajo la mano, el cielo se oscureció y de la poca luz que quedaba surgió Amarus el quinto familiar de Alucard di Valaquia, Un majestuoso tigre albino de aproximadamente tres metros de altura, el cual rugió fuertemente y se lanzó hacia el ángel, este no pudo escapar a tiempo y Amarus lo araño quemándole toda la espalda haciéndole caer al piso. Tras cinco minutos Amarus desapareció y la daga volvió a la mano de Alucard el cual al momento de tocarla cayo de rodillas por el cansancio mientras que a cinco metros de él se encontraba el ángel inconsciente. Nicola se acercó a él y pudo observar que sus heridas sanaban rápidamente con un ritmo mayor que el de un vampiro que no formara parte de la realeza

- Alucard- Llamo Nicola sin quitarle la mirada al rubio - ¿Quién es él?

Alucard se puso de pie a duras penas y camino hacia el

- Él es Castiel – Sonrió – El ex-capitán de la Primera Cohorte de la Legión Celestial


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⏰ Última actualización: Jul 29, 2019 ⏰

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