¿Aceptas?

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Elijah entró en la habitación, un tanto temeroso para ser sinceros, pero cuando tu mejor amigo es un pervertido sexual con tendencias sadomasoquistas...bueno, aprendes a ser precavido, para no ver cosas que no deberías ver, otra vez.

Se apartó el flequillo de los ojos y le echó una rápida visual a la habitación, parecía rencién ordenada, pero no se sorprendió. Eso era lo curioso de Jake, era desordenado como solo él podía ser y sin embargo, siempre que sabía que iba a tener una visita se encargaba de que sus Biteli personales lo dejaron todo como una patena.

No le gustaba que la gente viera su desorden, pero no le importaba que lo mirasen desnudo. ¿Quién podía entenderlo? 

Elijah se quedó parado en la entrada, sorprendido por lo que miraban sus ojos, frente a él se encontraba nada más y nada menos que Ícaro, aquel vampiro que no veía desde su niñez y que pensaba que no volvería ver.

-Ícaro...-dijo sin saber que decir.

-Actualmente es Anthony. -contestó, como si hubiera dicho la misma frase varias veces.

-No lo confundas más, Ícaro. ¿No ves que el probecito está en shock? -intervinió Jake con semblante de falsa preocupación, acercándose a Elijah.

-Que soy Anthony, cuantas veces más tengo que decírtelo. -le respondió Anthony bufando, aquel chico no le hacía el menor caso y hacía lo que le daba la gana. Igual que cuando era un niño.

-¿Qué haces aquí? -preguntó Elijah, recuperándose del shock y poniendo cara indiferente.

-Necesito que me ayudes. -le respondió Anthony captando su atención.

-Necesitamos. -lo corrigió Ellen colocándose al lado de Anthony, el cual rodó los ojos.

La mirada de Elijah fue hacia Ellen y alzó una ceja.

-¿Me estás pidiendo ayuda? ¿Tú? -sonoba tremendamente divertido, como si no se lo pudiera creer.

-Créeme que no lo haría de no ser necesario. -le contestó ella cruzándose de brazos.

-¿Y qué tendría que hacer? -cuestionó, no parecía realmente emocionado pero tampoco se podía decir que no le provocara curiosidad. 

-Eres un Dhampìro. -dijo Ellen.

-Si no me lo dices no me entero y yo que creía que era un enano irlandés paralítico. -respondió Elijah sarcásticamente. 

-Lo que Ellen quiere decir -los interrumpió Anthony antes de que comenzaran una discusión -es que necesitamos a un Dhampiro y tú eres perfecto para esto.

-Yo creo que quieren utilizarte para algún raro juego sexual. -aportó innecesariamente Jake, haciendo que los demás rodaran los ojos a la vez.

-Solo a ti se te podría ocurrir algún raro juego sexual que precisara de un Dhampiro. -replicó Elijah ligeramente divertido, Jake siempre conseguía divertirlo.

-No te lo negaré. -respondió Jake con una sonrisa de lado. -Pero bueno, como yo no quiero saber nada de vuestras cosas chungas y secretas, me iré con mis Biteli a prácticar uno de mis raros juegos sexuales. -le guiñó un ojo a Elijah juguetonamente antes de irse a velocidad vampiro. 

-Debería buscarse a una esposa en vez de hacer esas cosas. -suspiró Ellen, Elijah no pudo evitar analizarla mentalmente.

Era guapa, eso estaba claro, lo normal sería que se hubiese casado o al menos encontrado a alguien con quien estar. Los vampiros por lo general no tenían problemas para encontrar a alguien con quien estar, ya fuera otro vampiro, un humano u otra clase de ser. Pero ella no tenía a nadie, no tenía pareja ni hijos y su única familia era su hermano. Pensaba que Jake debía conseguirse una esposa y sin embargo ella seguía soltera.

¿Vampiros? ¿Y qué más? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora