Elena se había desmayado en medio de los círculos mágicos, luego de beber aquel liquido que contenía la sangre de los híbridos.
Lucifer, Tessa y Wolf esperaron atentos ver algún cambio, pero nada sucedió, al menos no que pudieran divisar.
- ¿Estas bien? - Le preguntó el hechicero de los ojos celestes al ángel, luego de unos minutos, acercándose, pero ella no respondió.
Existía la posibilidad de que la invocación hubiera fallado, era un hechizo antiguo el utilizado, codificado y traducido a lo largo de milenios. Pero toda posibilidad de error se descartó cuando la peliblanca abrió sus ojos. Ya no eran rojos como la sangre, característica de su raza, sino de un azul profundo, invadido por el manto estelar.
- Sirio mi diosa- Se arrodilló de inmediato Wolf, reconociéndola- Bienvenida a Terra.
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Orión observó el lugar en el que se encontraba, sus ojos verdosamente tóxicos analizando la situación. Alguien se había atrevido a despertarlo de su descanso y ese alguien pagaría por tal desfachatez.
- Bienvenido a Terra, mi dios- Escuchó, una criatura con una capucha negra lo recibió.
- ¿Te atreves a ocultar tu rostro en mi presencia? - Gruñó, tomando del cuello al susodicho. Se extraño al no sentir el crujido característico.
No, no era de esas criaturas que Sirio le gustaba observar, no, no era humano, era algo más fuerte si podía sobrevivir a eso. De todas formas, solo debía apretar más fuerte.
- Me temo que no puede matarme, mi dios. No puedo dejar que eso suceda, tengo demasiados planes para usted. Así qué ¿Me haría el favor de soltarme? - Esbozo una sonrisa bajo la capucha el individuo.
- ¿Qué? - Exclamó Orión, cuando su mano hizo justo lo que ese sujeto le había pedido.
La imagen de una serpiente se tatuó a fuego en su brazo derecho.
- Lamento mi desfachatez, pero no podía traer al dios de la destrucción sin precauciones. Eso seria muy negligente de mi parte. El cuerpo que habita en este momento se encuentra bajo un contrato de servidumbre, en otras palabras, más simples, ahora usted me obedece, mi señor.
El cielo se tiñó de rojo, representando la furia del dios.
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- Usar otra vez un cuerpo humano, se siente extraño- Murmuró la diosa- Lo modificare.
- Le pido por favor que se abstenga de hacer muchos cambios, debo asegurarme de que la chica que ahora habita, pueda volver- Expresó Lucifer, acercándose, no era la primera vez que veía un dios, por lo que no le tenía miedo. Era sumamente extraño ver uno, pero no imposible al vivir tanto.
Sabia que sus temperamentos eran cambiantes y les costaba adaptarse a la vida en las dimensiones. Eran seres nacidos al principio de todo, cuerpos de energía pura de gran poder, que fueron desarrollando conciencia a medida que los universos se creaban. Por eso necesitaban recipientes fuertes capaces de contenerlos.
Sirio lo observó unos segundos y asintió, de haber sido Orión, el rey del infierno ya estaría muerto.
- No le haré nada malo. Solo alargare su cabello, esta demasiado corto- Susurró y su cabello blanco comenzó a crecer hasta llegar a su cintura- Mucho mejor- Sonrió volteando a ver a los otros- Wolf- Reconoció al hechicero- Sigues igual que la ultima vez que te vi, la maldición de la reencarnación aun te persigue por lo que veo.
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Destino [Pausada] [NO más actualizaciones]
Fanfiction3° Temporada de Condenado. Nota: Antes de continuar se recomienda haber leído con anterioridad el fanfic de Condenado y Fundidos. Han pasado meses desde que la guerra entre ángeles y demonios fue declara, la familia Pines al igual que la humanidad...