Octavas Lilas

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(Inspirado en la canción de Floricienta, porque honestamente la música de esa novela es mood (?) lo siento por la calidad y el comic sans del video, da cringe xD)

(Alteré el canon y los eventos de Vento Aureo suceden en más de una semana porque sino esto no tendría sentido).

Año 2009. Nápoles, Italia.

En un cálido día de primavera del maravilloso año dos mil nueve, el guardia del cementerio avistó a una ya conocida joven que frecuentaba el recinto todos los años, el mismo día exacto, sin importar las condiciones climáticas. Siempre traía consigo un ramo de lilas.

Trish Una, la reconocida cantante italiana, volvió una vez a las soleadas tierras de Nápoles, para saludar a las personas que le habían salvado la vida. Para que aquellos que perdieron la vida en el proceso pudieran descansar en paz.
Trish ya se había encargado de visitar al Don previamente, junto a sus subordinados. Lo hacía todos los años, y llevaba regalos para todos, los cuales compraba en distintas partes del mundo cuando veía objetos o prendas que le recordaban a sus queridos amigos. Ese año tuvo el orgullo de llevar presentes extra, debido a la reciente adición a la familia del Don.

Y allí estaba, de rodillas frente a la lápida de Narancia Ghirga, la cual se hallaba al lado de la de su madre y a varios metros de los lugares de descanso de Bruno Bucciarati y Leone Abbacchio. Trish ya había visitado a los últimos y ya les había agradecido por octava vez en su vida después de la muerte de éstos, por todo lo que hicieron en vida por ella.
Narancia siempre quedaba para el final. No con una mala intención, sino porque Trish se quedaba más tiempo hablándole.

Colocó el último ramo de lilas a un lado de la lápida de piedra.

"Narancia, he vuelto." —comenzó y respiró con dificultad— "Hoy hace un lindo día, no como el año pasado. Ah, detesto la lluvia. En fin, ocho años ya. Aún te extraño. No ha habido un solo día el cual no haya pensado en ti, el cual no te haya rezado, esperando que Dios te tenga bien cuidado en su Gloria, si es que eso existe. Mi mamá siempre me dijo que los angelitos guardianes del Cielo me protegen, y que cuando alguien se va a ese Cielo comienzan a velar por las vidas de sus amados en el mundo. Espero que me estés escuchando y protegiendo. Gracias por ello."
Trish ya había estado llorando previamente, cuando habló a las tumbas de Bucciarati y Abbacchio, y a pesar de haberse calmado, simplemente decidió descargarse un poco más. Traía consigo sus pañuelos desechables, para evitar desastres.
"En cuanto a mí, estuve viajando por muchos lugares. Este año me invitaron a un festival de Ópera en los Estados Unidos, donde conocí mucha gente amable y talentosa, con increíbles voces. Tuve la oportunidad de visitar Cancún, en México y Ottawa en Canadá, pero a esos lugares fui por decisión propia, como turista y sin motivos de trabajo, porque no había tenido la oportunidad de visitarlos antes. ¿Sabes? La pizza Margarita de México no sabe tan bien. Tenía mucho picante, quizás no te hubiera gustado. La de Canadá, en cambio, estaba sabrosa, la masa era muy suave."

Trish aprovechaba todos sus viajes para probar las pizzas Margarita que el mundo tenía para ofrecer y todas las que Narancia no pudo probar. Lo hacía por él. Siempre llevaba consigo una copia de aquel viejo papel con los criterios de Narancia para determinar una buena pizza, aunque ya se lo supiera de memoria. Recuerda aquel día tan claro como el agua.

Habían arrivado a Venecia, mientras Giorno y Mista iban a recoger aquel floppy disk Narancia se dedicó a hablar de su pizza favorita para intentar calmar su hambre, logrando lo contrario.
"He probado tantas pizzas Margarita en mi vida que soy capaz de determinar si una pizza es buena o no" dijo orgulloso.
"¿Y cómo es eso?" preguntó Trish.
"¿Tienes papel y lápiz?"

...

"Creo no haberte dicho, pero hubo una nueva adición a la familia este año. No la mía, porque no tengo una. Sino la familia de Giorno. Él y Mista adoptaron a un pequeñín de una madre que no podía criarlo. El padre de ella estuvo dispuesto a pagar mucho dinero para que se deshicieran del niño, incluso siendo algo macabro e inmoral. Al final sucedió lo que sucedió y el pequeño Gioele es la criaturita más preciosa que presencié con mis ojos." —Tomó una pausa, limpiando lágrimas de su rostro.— "Fugo también te extraña. Siempre te recuerda durante sus misiones. Supongo que ya debes saber sobre él, usualmente viene a dejarte flores. No hay mucho que decirte sobre él, parece no querer hablarme. Giorno me comentó alguna vez que siente cierto desprecio hacia las mujeres, debido a que le hemos traído disgustos en su vida. No sé cómo sentirme al respecto, porque ciertamente no lo odio. No es su culpa. De quien no sé realmente es sobre Sheila, siempre parece nerviosa cuando intento hablarle, o cuando le entrego sus regalos. ¿Me tendrá miedo?"

Trish miró hacia el horizonte, en el cual el sol se estaba ocultando, dejando un rastro de naranjas, rosas y amarillos sobre el cielo. Se hacía tarde y el cementerio cerraría en poco tiempo, pero aún le quedaba algún tiempo.

"Narancia, nunca encontré a alguien parecido a ti. No creo que exista." —Comenzó a llorar de nuevo.— "Te tomó mucho confesarte, lo sé, lo recuerdo. De los 5 meses de travesía, estuviste 4 dando vueltas sobre lo que sentías por mí, y yo también. Sé que sólo tuve la oportunidad de quererte poco tiempo, pero te amo, Narancia. Y todavía me atormenta el recuerdo de verte morir de una manera tan cruel, aunque estuvieses en el cuerpo de Giorno. Mi padre fue una persona horrible, que no se merece ni que le diga padre. Diavolo. Diavolo fue una persona horrible."

La joven de cabello procedió a limpiar su rostro una vez más, y desenfundó la guitarra acústica que traía consigo. Ésta tenía una cinta naranja entre la cajuela y el clavijero, a modo de decoración.

"Compuse una nueva canción para ti y me gustaría que la oigas antes de que se la muestre a mi representante. Espero que consiga el mismo éxito que aquella que escribimos juntos nuestros últimos días en Roma. Se titula: Te Siento."

La dulce voz de Trish sonaba melancólica, cantando una triste canción a todo pulmón, con lágrimas entre medio, que caían sobre la guitarra y sobre el verde césped con florecillas que Giorno hizo crecer con Gold Experience. La canción hablaba de un amor que nunca pudo ser, de largas ausencias y sentimientos que nunca se irán.

Al finalizar la canción, Trish guardó nuevamente la guitarra.

"Narancia. Prometo volver el próximo año, y el próximo, y el próximo, volveré todos los años de mi vida. Traeré lilas de nuevo. Quizás en algún momento podremos reencontrarnos en el pacífico Cielo de eterno descanso. Por ahora, seguiré mi camino y disfrutaré por ti las cosas que no pudiste. Te amo, Narancia."

Trish se levantó y salió del cementerio, sintiéndose con un peso menos encima. Fugo la estaba esperando fuera para llevarla de regreso a la casa del Don.

Octavas Lilas (trishnara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora