Miami, 5 de Agosto.
— ¿Incómodo?
— ¿Por qué debería estarlo? —Pregunta ligeramente dudoso el chico mientras apoya su mano en la barra para impulsarse con la silla y girar hasta poder ver a la voz que le habla.— ¿Quizá por el hecho de que... estoy en una boda gay, en la cual, tu padre es uno de los novios y los invitados, en su gran mayoría, quieren violarme por como me miran? —Él coloca unos leves pero intensos segundos en la gente de su alrededor, y en seguida, vuelve a mirarla a ella de nuevo.— No me dijiste que serían amigos y ex novios de tu padre y... tu... ¿nuevo padre?
La chica ríe nada más oírle, realmente divertida con su comentario. La situación en sí, había sido de lo más interesante en cuanto pusieron un pie en aquella sala llena. Solo podían verse, en su mayoría hombres, de los cuales, solo un cinco por ciento, eran heterosexuales.
— Lo siento, Carlos, creo que... se me olvidó comentártelo. —Dice ella coqueta, casi como si fuera una inocente niña pequeña.— Pero, te lo estás pasando bien, ¿no?
— No está mal, aunque bueno, he de comentarte que tu prima entra dentro de las que quieren violarme. —Y entonces, se hace el cambio de papeles, haciendo que el rostro de Helena se torne molesto, casi con una seriedad amenazadora, mientras que el del chico se vuelve divertido.
Una chica rubia, de un año y medio más mayor que Helena, pero de una apariencia ciertamente más juvenil y pizpireta, está sentada en una mesa, los observa de reojo por el arco que hay entre el bar y el comedor.
— Carlos, tenemos un trato. —Suelta ella molesta y bufa perfectiblemente tras girarse a mirarla atentamente y dedicarle una falsa sonrisa.
— Eh, tranquila. No me interesa demasiado. Tengo una novia falsa que me gusta más.
La sonrisa de Helena, entonces se hizo ligeramente más parecida a la que él tenía en su rostro. Ella asiente con suavidad mientras le mira detenidamente, coge su mano con suavidad y tras pensarlo, le besa con suavidad en los labios.
— Voy a echar de menos estos momentos cuando volvamos.
— Yo también. — Dice Carlos sin ni siquiera pararse para contestar.— Sobre todo, la intimidad que tenemos aquí, el que... pueda darte un beso sin tener que mirar si detrás está Dani...
— Sí, es toda una suerte que quienes se casaron no fueron mi padre y el suyo. Sino mi madre y su padre. —Suelta una risita divertida tras contestar pero también asiente.
Las miradas de ambos, se cruzan por largos segundos haciendo que en ese momento, ni los choques de copas para anunciar el brindis, les interrumpieran aquellos instantes. Él bajó de la silla bruscamente, para entonces acercarse con ella al arco de la puerta, ambos dejaron de mirarse, para centrar la mirada en aquellos dos novios, vestidos de traje, al final de la sala y en medio de una larga mesa rectangular.
— Lo he estado pensando, Helena. —Su mirada sigue aún fija en el frente mientras su rostro se torna impasible, pero ella le mira ligeramente curiosa y atenta.
— ¿El qué?
— He pasado un verano maravilloso. Uno de los mejores, la verdad. Pero creo que, incluso antes de empezar el verano, supe algo. Aunque no lo tenía claro, no sabía como explicarlo y... lo dejé de lado. Ahora lo tengo claro.
— ¿Te vas a volver gay? —Pregunta ella con sorna y acaba por negar divertida de nuevo.
— Quiero estar contigo, y no de mentira delante de tu prima, sino de verdad. Me da igual que estemos en Miami, que en España, que en China o Australia. Me gustaría estar contigo.
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Bajo vigilancia.
Novela JuvenilDescubrir que la vida tiene sus inconvenientes puede ser un duro golpe, más aún cuando eres joven y crees que eres invencible. En esta historia, sus protagonistas se van a enfrentar a su propio destino, creyendo estar preparados y encontrándose con...