Eterno Dios

¿Me Estas Retando?

- Niño bonito ven aquí – comentó al verme de nuevo en la recámara después de haber hecho mi escena.

- No se me da la gana – dije molesto escupiendo las palabras con odio debido a quien se trataba.

- Deberías de aprender a respetar a quienes son más fuertes que tu.

- Acaso ¿me estas amenazando?

- No lo hago, solo digo lo que es verdad, respétame y no pasará nada – su seguridad me hacía temblar y a la vez llenarme de coraje debido al cinismo que tenía de tratarme como alguien de menor rango, ignorando el hecho de que técnicamente era familia del contrario.

- Idiota, por cierto, dile a tu maldito hermano que deje de molestarme también – dije molesto por completo aventándole una almohada que había en el piso para comenzar a escribir una carta a mi padre contándole sobre todo lo que había pasado en los últimos días, omitiendo ciertas acciones mías que sabía que podrían decepcionar a mi padre.

Mi familia en general, siempre había tenido problemas con Hades y su decendencia, porqué había sido aquello no entendía, hasta que recibí una carta de mi padre explicando la situación en la que nos encontrábamos él y mis hermanos, pues Hades había anhelado siempre lo que mi padre tenía, como el ser el Dios de los mares, ser el segundo al mando en caso de que Zeus se encontrara ausente dentro de las reuniones de los dioses, incluso mi madre fue anhelada por parte de Hades, provocándole la muerte al conocerme a mi, el fruto del amor entre mis padres, la envidia corroía más que nada dentro del corazón del Dios del inframundo, llenando de odio por mi familia a sus hijos y los hijos de sus hijos, criándolos de la forma más cruel conocida por los humanos e incluso por nosotros hijos de dioses.

En el caso de mi madre fue Hades su perdición, mientras que para mí era Kris, el mayor de sus hijos, siempre me humillaba, me hacía menos que mis hermanos solo por ser el menor, y no solo eso, sino que sus formas de decirme que me "amaba" me lastimaba, odiaba estar cerca de él, y su jodida obsesión conmigo.

- ¿Cuál de todos mis hermanos?

- Dile a Kris que me deje de molestar, que no voy a soportar una más de sus jodidas tretas para que me acueste con él.

- ¡Olio! – dijo de forma sarcástica mostrándome su poca creencia en lo que decía. Una vez terminé de escribir la carta a mi padre cerré todo dejando ordenado el escritorio para tomar después ir a dejar la carta a una ninfa de agua quien funcionaba como mensajera entre mi padre y yo.

- Ya déjame en paz – digo fastidiado por su forma de ser saliendo del cuarto sin darme cuenta qué ahí afuera de mi habitación se encontraba Kris siguiéndome de cerca para no llamar mi atención.

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Cada día que pasaba dentro de aquel campamento se hacía más pesado entre las bromas y burlas constantes de mi compañero de cuarto, así como de mis hermanos que me herían con ataques directos en las clases y entrenamientos de defensa, así como el acoso por parte de Yi Fan me hacía correr por todos lados del campamento buscando lugares donde esconderme para que no hiciera daño. Le tenía pavor, no comprendí nunca como es que pudo ese hombre llegar a obsesionarse conmigo, sobre todo tomando en cuenta que detestaba a mi tío y su familia.

- Niño bonito ¿por qué está Yi Fan afuera del cuarto? – al escuchar lo que dijo sobre su hermano fuera de nuestra habitación voltee a ver la ventana buscando con nerviosismo la mirada de aquel hombre que me traía tanto pánico.

- No... no sé, pero a lo mejor viene a buscarte SeHun – dije por primera vez su nombre sin ningún rastro de burla, ni odio, solo tenía el miedo incrustado en mi cuerpo debido al asecho del contrario.