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En el mundo hay tantas cosas rodeando a los débiles humanos, cosas que ni en sus peores pesadilla creerían reales, especies que sólo ven en sus pantallas de cine, y eso es lo más divertido de todo.

No voy a dar detalles de cada especie que existe, no es mi trabajo y tampoco se me apetece, en lo único que deben centrarse soy yo.

Soy un demonio, no cualquiera de baja monta, no eso creados porque sus almas son tan oscuras que se les castiga en el infierno volviendo sus cuerpos en cosas abominables, no señoritas, yo soy jodidamente especial.

Soy el mal, literalmente, lo primero que creo lucifer cuando fue desterrado, enojado con su padre por el amor que tenía a las preciosas almas humanas, tan puras y buenas.

El decidió que era momento de crear una guerra, de quitar a su padre lo que tanto amaba, así como el le quito su lugar en el cielo, entonces nací yo.

Mis primeros años solo cause caos y terror, tomando la forma de lo que más aterra la gente, quitando almas para alimentarme de ella, pero el cielo decidió que me iban a destruir, como lógicamente no se puede hacer algo como eso, pusieron una regla.

Un juego fue creado, uno que capto mi atención, solo puedo tomar almas que sean corrompida, o almas puras que se me den por cuenta propia.

¿Saben lo entretenido que es corromper almas? Es el juego más increíble que se pudo inventar, solo basta un susurro en el momento correcto y los humanos tan maleable como son, dejan salir sus más bajos instintos, sus anhelos más perversos.

Entonces el juego había comenzado, la vida avanzando y yo me alimentaba de la mejor manera, aunque cada vez se volvía más fácil y aburrido, entonces descubrí un sabor que era increíble.

Esas almas puras que sólo se manchaban un poco y sólo por mí culpa, esas que nunca pensarían en hacer algo malo hasta que me conocían, hasta que aparecía en sus vidas volviendo todo más tentador, esas almas casi angelicales, eran las mejores.

— no puedo creer que me harás entrar en la universidad otra vez — una sonrisa de lado se forma en mis labios ante los reclamos de mi amigo.

Bambam, ese es el nombre de mi amigo que lleva casi tanto años como yo en este juego, bambam es otra clase de demonio, incubo o sucubo, el primero de su especie.

La historia alteró la imagen de bambam a una que al comienzo hacia enojar a mi amigo, su belleza es tan grande que los humanos reclamaron que era una mujer, se dijo que féminas atacaban tus sueños y se alimentaban de tu deseo sexual.

Solo una parte de eso es real, bambam se alimenta de la lujuria, pecado capital bastante común en este tiempo, pero claramente no es una mujer, mi amigo podría hacer caer a cualquier ser humano que se pusiera en su vista, hombres y mujeres disfrutando de primera mano del rey del placer, aunque últimamente tiene sus intereses solamente en hombres y deja a sus sucesores encargarse del resto.

— deberías ser el más feliz, sexualidad es casi más importante que conseguir sacar una profesión en esta juventud, — el ríe a mi lado sabiendo que es verdad.

Los jóvenes de hoy en día solo piensan en estupideces, follar, beber, drogas, no es que me moleste, admiro que se estén dando cuentas de las cosas buenas, menos las drogas, esas cosas hasta yo se que son solo mierda. 

—estoy agradecido por esa parte, puedo aceptar que despues de esta vuelta por la universidad no tendré hambre en mucho tiempo, lo que me preocupa es esta obsesión que crece en ti por ese niño humano.— el recuerdo de una sonrisa de mi próxima victima viene a mi mente.

— tiene algo interesante en su ser, algo que cautiva, su actuar es el de un alma realmente pura, pero no se si es cierto.— comento tranquilo mientras nos detenemos frente a una gran puerta del salón en el que seremos los nuevos alumnos.

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