Carta

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Elvio Romero

Te escribiré mi amor, desde un sonido

de tierra apretujada,

desde un hondón, de pie,

desde un frondoso

confín de llamaradas,

desde donde sus pétalos la Rosa

de los vientos deslava;

de allá te escribiré, a la luz profunda

de una estrella lejana,

desde donde me encuentres y no me encuentres

buscándome en el mapa,

te escribiré de asuntos de entereza

al punto fijo en que despunta el alba.

Desde el clamor del mar o de la tierra

te escribiré esta carta.

Desde el sesgo de luz de tu sonrisa

te escribiré esta carta.

Te escribiré mi amor, desde la arena

removida en resguardo

de la llama;

lejos de ti te escribiré, bañada

de sudor y esperando una batalla,

vestido de hojas y de estrellas verdes,

de monte oscuro y de llanura parda,

desde un cambio de sombra de la vigilia

te escribiré esta carta.

Desde el desvelo de los hombres bravos te escribiré esta carta.

Te escribiré también desde la espera

y el anhelo mayor de la mirada;

lejos de tí te escribiré, tan lejos

que aproxime tu afán largas Te escribiré mi amir, desde un sonido

de tierra apretujada,

desde un hondón, de pie,

desde un frondoso

confín de llamaradas,

desde donde sus pétalos la Rosa

de los vientos deslava;

de allá te escribiré, a la luz profunda

de una estrella lejana,

desde donde me encuentres y no me encuentres

buscándome en el mapa,

te escribiré de asuntos de entereza

al punto fijo en que despunta el alba.

Desde el clamor del mar o de la tierra

te escribiré esta carta.

Desde el sesgo de luz de tu sonrisa

te escribiré esta carta.

Te escribiré mi amor, desde la arena

removida en resguardo

de la llama;

lejos de ti te escribiré, bañada

de sudor y esperando una batalla,

vestido de hijas y de estrellas verdes,

de monte oscuro y de llanura parda,

desde un cambio de sombra de la vigilia

te escribiré esta carta.

Desde el desvelo de los hombres bravos te escribiré esta carta.

Te escribiré también desde la espera

y el anhelo mayor de la mirada;

lejos de tí te escribiré, tan lejos

que aproxime tu afán largas distancias,

desde el ruedo de sombras de una hoguera,

desde un sendero de cruzadas ramas,

desde un sol de acechanza y de una noche

que abriendo el puño alumbre las guitarras,

te escribiré desde el albor de un niño

de lluvia desdoblada

¡Desde un vivac de imperativa lumbre,

te escribiré esta carta!

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