Parte Única.

494 66 11
                                    

El rubio estaba sentado en la cama de su habitación aún recuperándose de las heridas provocadas por aquel violento examen que habían tenido, en el cual a pesar de haber obtenido la victoria, para él el resultado era deplorable. Su ego estaba destruido y todos sus sueños pendían de un hilo. ¿En qué momento se volvió tan débil como para que el idiota de Deku tuviera que salvarlo? Humillante, detestable y sumamente denigrante.

¿Cómo podría ser el número uno si se dejaba vencer tan fácil? No había considerado tener competencia, pero al ver el desempeño de Izuku y del bastardo mitad y mitad sentía que su meta se le escapaba de las manos.

Y, hablando del bastardo mitad y mitad, sus sentimientos estaban encontrados. Lo detestaba tanto como lo amaba, era su mayor competencia en aquel ruedo y no podía evitar pensarlo al estar en su compañía. Aquello lo había llevado a distanciarse, por supuesto, siendo egoísta y sin pensar mucho en el sentir del mitad albino.

Soltó un bufido y dejó caer su espalda sobre la cama, cubriendo su rostro con una almohada para evitar toda la luz posible. Sin embargo, esa paz que buscaba fue interrumpida cuando alguien entró a su habitación. No necesitó echar un vistazo para ver quién era, pues aquel aroma tan característico de Todoroki pronto inundó la habitación.

—¿Qué quieres?

—Tenemos que hablar. —habló Todoroki, haciendo soltar un quejido al rubio.

—No tenemos nada de qué hablar. —respondió a secas. Shoto le quitó la almohada del rostro y se vio obligado a abrir los ojos.

—Por supuesto que sí, hablemos sobre nosotros. —Katsuki creyó que se sentaría a su lado, pero en lugar de eso apoyó la espalda en la pared y cruzó los brazos.

—No hay nada de qué hablar, Shoto.—enderezó la espalda y lo miró.

—¿Qué pasó, Katsuki? —el tono de su voz había cambiado, ya no se sentía neutral y seco, sino que podía notarse que hablaba de algo más personal.

—No sé de qué hablas.

—Solías decir que me amabas todo el tiempo, pero ahora lo único que haces es evitarme y pedir que te deje solo.

—...No sé de qué hablas. —se levantó de la cama y caminó a su clóset en busca de algo de ropa para darse una ducha.

—A eso me refiero, Katsuki, ¿de dónde vino toda esta indiferencia? ¿Qué pasó con nosotros...contigo? —un largo silencio se hizo presente en la habitación, el cual el rubio decidió romper con más desinterés.

—Estás perdiendo la cabeza, Todoroki. Nada está mal entre tú y yo. —sacó un par de prendas y cerró la puerta del armario.

—No puedes zafarte de esto diciendo que estoy enloqueciendo y que es cosa mía. Deja de mentirte a ti mismo. —soltó un suave suspiro.—¿En qué nos hemos convertido, cariño?

—No me llames así, basta. —soltó un pesado suspiro. —Ni siquiera creo que esto sea necesario. —lo miró.

—¿No es necesario? Sólo escúchate, Bakugo. —se acercó a él. —Antes ni siquiera discutíamos, y ahora es costumbre irnos a dormir estando enojados.

—Suficiente. —murmuró y se dio la vuelta para caminar al baño, pero el contrario lo tomó de la muñeca y lo detuvo.

—¡Deja de darme la espalda como si me odiaras, carajo! —exclamó sorprendiendo al rubio, y más aún cuando vio la expresión en su rostro. Sus ojos estaban humedecidos, lucía desesperado, y fue en ese momento que cayó en cuenta de que no podría evitarlo esta vez.  —¡Ya fue suficiente, estoy cansado de esto!

—No necesito que me grites, Shoto.—respiró y se soltó bruscamente de su agarre. Le dolía verlo así, por supuesto, pero su estúpido orgullo no lo dejaba actuar con claridad.

—Estoy cansado de esto, Katsuki, de tu maldita indiferencia. Tienes mi corazón en tus manos y lo único que haces es romperlo cuando podrías simplemente amarme. ¡No es justo, Bakugo! —chilló y se limpió las mejillas con el antebrazo, pues las lágrimas ya estaban corriendo por su rostro.

—¿Por qué yo tengo que ser el villano en todo esto? ¡¿Qué te hace pensar que soy el único que se está equivocando en esta relación?! —exclamó en un intento de defenderse, pero al ver el gesto en el rostro de su pareja entendió que no debió abrir la boca.

—¿Tratas de culparme? ¡Eres un idiota, Katsuki! —gruñó y notó como apretaba su puño izquierdo con fuerza ocultando una naciente flama. —Tú me amabas, me abrazabas todo el tiempo sin un porqué. Traté de nunca darte una razón para quejarte, ¡pero parece que tú nunca estuviste satisfecho!

—¡Pero si tú eres el que no deja de quejarse! ¡Vienes a decirme que soy demasiado frío pero no he visto que pongas de tu parte!

—¡¿Estás bromeando?! ¡Parece que soy el único en esta relación! ¡Por más que intento llamar de nuevo tu atención tú solamente... —trató de aguantar un sollozo y lo miró. —Tú solamente me alejas, amor, y yo ya no sé qué hacer. —murmuró con un hilo de voz. El rubio sintió un nudo en la garganta al verlo así y entender que lo único que estaba haciendo era lastimarlo más.

—Escucha... Estás exagerando las cosas, sólo...estoy algo agobiado aún por el examen, es todo. —se excusó caminando de nuevo hacia el baño, pero antes de poder lograrlo la voz del contrario lo detuvo.

—¿Y entonces por qué no me lo dices? ¿Por qué no hablas conmigo sobre lo que sientes?  —se acercó a él a pasos lentos. —Tú...¿ya no me amas? —la pregunta tomó a Katsuki por sorpresa, haciéndole sacudirla cabeza para aclarar su mente.

—¿De qué hablas?

—Estoy preguntándote si me amas, Bakugo. —limpió sus mejillas. —Antes decías que era lo único que necesitabas, siempre había sido quien estaba lo suficientemente cerca tuyo para sentir tu respiración...Pero ahora parece que te molesta mi presencia, y todo después del estúpido examen. ¡Ganaste, maldita sea! ¡¿Qué te tiene así?!

—Deja de gritarme. —lo miró tratando de contenerse, pero su casi nula tolerancia estaba llegando a su límite.

—Estoy cansado, cariño. —lo miró y soltó un pequeño sollozó. —Dime qué quieres que haga, por favor. Haré lo que sea para que dejes de alejarte de mí y te acerques de nuevo, no sé qué es lo que hice pero... —fue interrumpido abruptamente por Katsuki, quien lo quebró por completo con sus palabras.

—Hay que darnos un tiempo. —soltó de golpe sorprendiendo a Todoroki.

—¿Q-Qué? Pero... No, no puedes estar hablando en serio, Bakugo, esto es...

—Querías que fuera sincero, ¿no? Lo estoy siendo. Contigo a mi lado no puedo crecer, no puedo tenerte aquí y dar mi máximo potencial sabiendo que siempre estás pisándome los talones. —lo miró de manera fría, sintiendo un nudo en el estómago al ver la expresión de Todoroki.

—Así que es eso, ¿no? —se limpió las mejillas. —Todo esto es por ti y tu maldito complejo de superioridad. Estás alejándote porque no quieres que nadie te opaque, porque siempre tienes que ser tú el número uno... Maldita sea, Katsuki, ¿estás escuchándote? Es completamente estúpido, por favor, te ruego que pienses las cosas. —quiso acercarse a él pero sólo logró hacerlo retroceder.

—Ya te di mi respuesta, si estás de acuerdo o no es tu problema, Shoto. —caminó a la puerta del baño sintiendo como la habitación se enfriaba bruscamente debido a la singularidad de Todoroki. No estaba controlándola del todo, la dejaba salir al igual que Katsuki soltaba palabras sin pensar en ellas.

—Entonces tomaste una decisión. —murmuró y apretó los puños. —Entiendo... Si quieres dejar esto y dejar de amarme está bien, aún si lo pides por un tiempo. —caminó hacia la puerta de su habitación y lo miró una última vez. —Pero no prometo estar esperándote cuando vuelvas. —giró la perilla y aclaró su garganta para decir unas últimas palabras. —Te amo, Katsuki... Y espero que no te arrepientas de esto. —murmuró con un hilo de voz y salió azotando la puerta.

Bakugo se quedó ahí de pie, solo, en una habitación helada que seguro no volvería a sentir el calor de Shoto dentro de ella, y no había nada que le doliera más que saber que acababa de dejar ir a la persona que más amaba en el mundo, sin siquiera saber si valdría la pena el dolor con tal de alcanzar su meta.

Love Me or Leave Me | Todobaku. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora