En busca de la estrella. (Louis Tomlinson)

Capítulo 25

Capítulo 25

-¡Lilly, ábreme! -golpeó la puerta.

-¡Váyase de una maldita vez!

-No seas infantil, ¡abre!

-¿Infantil yo? ¡Quién fue a hablar!

-¿En serio vamos a discutir con una puerta de por medio? -oí un pequeño golpecito en la puerta y supe que estaba descansando su frente sobre ella. -Por favor, Lilly. Ábreme. No vengo con ganas de pelea. -dijo muy bajo, pero le oí perfectamente, por lo que sí, acerté, estaba con su frente apoyada sobre la puerta.

¿Le abro? Suspiré. Louis era demasiado cabezón, en el fondo no se diferenciaba mucho de mí, y realmente sentía una pequeña curiosidad muy en el fondo de mí sobre qué tendrá que decirme. Pero de verdad que no quiero discutir más. Quiero relajarme una puta tarde. Estudiar en el fondo me venía bien, porque conseguía evadirme un poco de todo, y se me pasaban más rápido las horas, y en el fondo lo agradecía.

Solté un último y pesado suspiro. Mi último aliento para relajarme.

-Qué. -inquirí abriendo la puerta. Le vi balancearse un poco hacia adelante.

Efectivamente estaba apoyado en la puerta.

-Bonitas gafas. -me sonrió.

Mierda.

Rápidamente me quité las gafas e intenté ordenar un poco mi pelo, que debía ser un desastre, y me cubrí lo máximo posible la cara con él.

-No me joda. -resoplé.

-Oye, yo he intentado no tener mala leche, podrías hacer el mismo esfuerzo y por una vez... ¿me estás escuchando? -gritó esto último.

A medida que él iba hablando yo me fui alejando, hasta dejarme caer en el sofá. El relajarme me había supuesto que me diese un bajón importante. Realmente me estoy replanteando eso de alimentar el cerebro.

-Lilly... ¿me has escuchado?

-Si se sienta ahí, sí. -señalé el sofá contiguo al que yo estaba casi tumbada.

-¿Estás bien?

-Me duele un poco la cabeza. -dije apretándome el puente de la nariz. -¿Qué decía?

-¿Necesitas una pastilla o...

-¿Puede simplemente ir al grano?

En este momento estaba pensando en Harry. Sí, en Harry. ¿Por qué? Porque Louis es su mejor amigo, y en el fondo de mí quería llevarme bien con él, pero cada vez que le veía lo único que quería era arrancarle la cabeza.

Lilly, deja los pensamientos homicidas.

Por Harry.

-¿Realmente me odias?

Abrí los ojos, fruncí el ceño y me incorporé un poco totalmente confundida.

-¿Perdón?

-¿Me odias?

-¿A qué viene eso?

-Lo has dicho hoy, mientras... me gritabas.

-Dios... -gruñí.

Mi dolor de cabeza aumentaba. Y realmente no recordaba haberle dicho eso a Louis. Intento controlar lo que digo cuando me cabreo, porque nunca solía medir mis palabras, pero con él simplemente perdía el hilo y lo echaba prácticamente todo.

Quería pedirle perdón por ponerme así. Realmente él no había hecho tanto, pero no estaba en mis cinco sentidos, y él no se había comportado de la mejor manera tampoco. Quería disculparme, pero esas palabras nunca me salían del fondo de la garganta.