Señorita | Grayson Dolan | TERMINADA

10

Madison,
al día siguiente.

"Vaya, al parecer alguien tiene apetito." Bella me mira burlescamente, mientras mira la bolsa de papel que tengo en mis manos.

"Ah sí... no es para mí." Muerdo mi labio, esperando a que a él le guste.

Ella me mira, ahora arqueando una ceja.

"¿Entonces para quién?"

Cuando apenas termina de pronunciar esas palabras, escucho el
sonido de una moto a lo lejos, y los nervios llegan a mi estómago.

Ya está aquí.

"En seguida vuelvo." Espeto rápido, y tomo el paquete entre mis manos antes de que Grayson se baje de la moto.

No quiero hacerlo perder tiempo.

Camino a la entrada cerrando la puerta a mis espaldas con una mano, mientras que con la otra oculto el paquete detrás de mí.

"Buenos días." Sonríe.

Su cabello luce algo despeinado por haberse sacado recién el casco, y sus ojos lucen achinados por ser tan temprano.

Debo admitir que... luce adorable.

"Buen día." Le sonrío de vuelta. "Ah, yo... sólo quería darte esto." Le entrego la bolsa de papel de tamaño mediano.

Él mira el paquete frente a sus ojos, luciendo confundido.

"¿Un regalo?"

"No. Digo... es algo simple, nada más, para que no te suceda como ayer... supongo." Intento sonar normal.

Aunque temo que quizás no le agrade.

Él recibe la bolsa entre sus manos y luego mira el interior, entonces a los pocos segundos una sonrisa comienza a crecer en sus labios.

"Están los emparedados que siempre pides, un capuccino, una porción de pastel de chocolate y un par de barras de granola." Muerdo mi labio. "No debes tomarlo si no quieres.."

"Madison." Me interrumpe. "¿En serio preparaste esto para mí?"

"Bueno, metí las cosas a la bolsa..." Me encojo de hombros. "Espero que sea suficiente..."

"Eres un ángel." Dice, cortándome de inmediato.

Deja la bolsa en el asiento de su moto, entonces se acerca a mí a unos escasos centímetros.

Debo mirar hacía arriba para encontrarme con sus ojos color hazel.

"Gracias." Pronuncia. Veo sus pupilas viajar por todo mi rostro, entonces recién me percato del sudor frío en mis manos.

No miento cuando digo que este chico me pone los pelos de punta.

"No hay de qué." Balbuceo.

"Definitivamente comeré más que nunca hoy." Pronuncia, en la misma distancia en la que está. "Y lo bueno es que cada bocado me recordará a ti."