PREFACIO

7 3 0
                                    

Mi año escolar había sido muy difícil, además, era el último año del instituto, estaba próxima a ingresar en la universidad, y no decidía la carrera que debía estudiar y ejercer durante el resto de mi vida, así que mis padres y yo, decidimos que para despejarnos, sería bueno que todos tomásemos unas vacaciones.

No en familia, por supuesto.

Ellos tenían problemas conyugales, en los cuales yo no debería meterme.

Mi padre, un famoso chef en la ciudad de Leipzig, había nacido y crecido en un pequeño pueblo al norte de Alemania, fronterizo con los Países Bajos, de nombre Escher.

Mamá no estaba de acuerdo con la idea, porque según ella «Escher es un pueblo que no aporta en nada», para ella hubiera sido mejor mandarme a Londres, París o Moscú. Pero yo también quería alejarme de las grandes ciudades y las personas, además que debía olvidarme de una pequeña parte de mi pasado que se llamaba “Ed”.

Ed, mi ex novio. Ninguno le fue infiel al otro, pero nuestra relación se volvía cada vez más tóxica que ya era necesario tomar medidas si queríamos seguir respirando.

Ed no había salido totalmente de mi corazón, por eso, pensaba que entretenerme en otras latitudes, con gente nueva y distinta, me serviría de mucho.

Un mes y medio en Escher me haría bien.

O eso creí.

Cuando llegué a Escher, me vi atraída hacia las casas nuevas que contrastaban de forma hermosa con las casas antiguas de estilo medieval. Su gente, que todos conocían a todos. Eso me daba cierto "alivio".

Escher: un pueblo "pequeño" en medio de la nada, cargado de viejas leyendas que sólo podían ser eso, leyendas. Ninguna de ellas era real.

Al menos para mí así era.

Sin embargo, Escher seguía siendo ese pueblecito que dadas su ubicación y condiciones, se prestaba para tener grandes aventuras y misterios.

Como los hombres lobo, por ejemplo.

Conocí a un apuesto joven, brillante y con sed de vivir una gran aventura.

Conocí a un chico que me llamó la atención desde se lo vi por primera vez, lo podría describir como un poco de luz, con un toque de oscuridad.

Solo que él no sabía que era luz. Solo yo.

ESCHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora