11: So, are you listening?

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Me encontraba en casa de Gerard, en su recámara, comiendo golosinas y mirando la película de crepúsculo. Elegida por el pelirrojo y por Benjamín. Y, siendo sincera, no le estaba poniendo atención a lo que se mostraba en la televisión. Pensaba en el comportamiento tan extraño que teníamos Arvel y yo. Luego, en cómo responderle a Peter. Esas cosas solo me pasaban a mí.

—Tienes razón —habló Gee—. No puedo creer que aún no sepas que responderle al simio de mi hermano.

¡¿Lo dije en voz alta?!

—¿Qué? Dime, por favor, que no...

—Oh si, lo hiciste —dijo Benjamín.

Di un golpe en mi frente. No podía ser más patética.

—Ayúdenme.

Me dejé caer por totalidad en la cama de manera dramática. En serio, necesitaba de mis amigos para poder resolver este problema, también alguno que otro consejo. Esa persona que dijo aquello sobre las amistades entre hombres y mujeres estaba tan equivocada, de seguro no tuvo los mejores... o era muy enamoradiza.

—Ay no, sabes que tengo una mala experiencia en ese campo —mencionó Gerard y Ben asintió.

—No me refiero a lo de tu hermano, solo en hacerlo menos doloroso. Y ayuda con Arvel, porque siendo sincera no entiendo su comportamiento.

Pausaron la película y ambos tomaron asiento a mi alrededor. El pelirrojo a mi derecha y Benjamín en la izquierda. Me senté para verlos mejor.

—Seré lo más sincero posible —comenzó mi vecino—, así que no quiero que te molestes —asentí y carraspeo—. Con respecto a la sanguijuela, no existe alguna manera de decirle que no sin romperle su corazón. Se nota que le gustas demasiado, los hombres sabemos de eso. Además, no se dará por vencido tan pronto, así que vete preparando.

—Es capaz de enfrentarse a tu hermano en una batalla en alguno de esos videojuegos para demostrarle que cuidara de ti, aunque sea lo último que haga.

—No me digan eso —dije—, me asusta. En especial porque Rory se pone bastante intenso cuando se trata de sus juegos.

—Es la verdad.

—Y sobre Arvel —Gerard lo interrumpió.

—Es momento de abrirte los ojos.

—¿Qué dices? —preguntó Benjamín—. Estoy seguro de que ella ya lo sabe y solo le gusta hacerse tonta.

—Como sea. Es muy obvio que le gustas a Arvel, te lo hemos repetido hasta el cansancio y al parecer ya se está poniendo las pilas para "conquistarte" —hizo comillas con sus dedos.

—Eso nos dijo a Jacob y a mí un día, pero no le creímos hasta que noté que compraba tu dulce favorito.

—Están muy equivocados. Arvel no está enamorado de mí por más que lo desee.

Ben se dio un golpe en la frente.

—Insisto, es muy difícil hacerlos entender a los dos —mencionó, cerrando los ojos.

—¿Qué dices?

—Pues eso —comentó Gerard—. No dudo que no sientan los sentimientos del otro, son muy obvios.

—Ya háganse novios para que todos estemos felices.

—Fin de la historia, ahora sigamos viendo a Bella.

—Pero Arvel...

—Está enamorado de ti, y en cualquier momento te pedirá que seas su novia o dejo de llamarme Gerard.

*

Regresé a casa un rato después. Todo se encontraba en silencio, lo cual era extraño porque a veces Rory llevaba a sus "amigas" a su recámara. Por eso aprovechaba para irme con mis amigos cuando mis padres se encontraban en el trabajo. Así es, mi hermano no tenía el significado de la palabra vergüenza en su memoria.

Me dirigí al sofá y estuve mandando unos cuantos mensajes con Phoebe y otros cuantos con Bob. Quise conversar con Arvel, pero no se encontraba conectado.

Me acosté mientras escribía un mensaje, con eso basto para saber que no haría mi tarea hasta antes de irme a dormir. Minutos —o segundos— después, tocaron a la puerta. No sabía si alguien más estaba en la casa, así que con toda la flojera me levanté con ganas de gritarle al responsable. Al abrir la puerta, mis ganas aumentaron porque era Gerard.

—¿Qué quieres? Nos acabamos de ver.

—Hay reunión en unos minutos.

—¿Y por qué no me dijiste eso ahorita?

—Lo olvidé —Le iba a cerrar la puerta en la cara—. Es para hacer tareas —Eso me detuvo.

—Bueno, al fin haces algo bien. Déjame ir por mis cosas.

—Por lo menos ponte otra ropa, ¿no?

Llevaba puesto el uniforme todavía y no tenía ninguna intención de ponerme otra cosa.

—Solo seremos nosotros.

—Y si quieres que Arvel apresure las cosas, debes impresionarlo.

Suspire con pesadez. Supongo que era una manera de decirme ridícula por seguir llevando la ropa de la escuela.

—De acuerdo.

Lo dejé pasar, él se sentó en donde me encontraba minutos atrás y yo me dirigí a las escaleras para irme a cambiar.

—Y ponte algo que te guste mucho de tu armario, pero que sabes que a tu hermano le molestaría si te lo ve puesto.

No entendí sus razones, sin embargo, asentí y continué mi camino.

Siempre fuiste tú ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora