Capítulo 10: "¿Las runas se heredan?"

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Se vistió rápidamente y avanzó por los desolados pasillos, arrastrando los pies cual condenado camino a su muerte. Había optado por ponerse la ropa con la que había llegado a Asgard, casi un mes atrás, en algo que podría llamarse un acto de rebeldía en contra de su madre. En perspectiva, se encontraba indecisa sobre su estado de ánimo. Sí, ver a Freya por primera vez le hacía intensificar aquel sentimiento de abandono que había sido parte de su persona desde que nació, pero debía admitir que estaba extremadamente curiosa por la razón de aquella visita. Era una idea estúpida -y bastante masoquista-, pero no era la primera vez que su prepotencia le jugaba en contra y ciertamente no sería la última.

La primera figura que visualizó una vez que desembocó en el salón fue la de Odín, sentado en su trono con un aire despreocupado. Frente a él, y de espaldas a Liv, se encontraba una mujer, cuyas palabras solo parecían molestar al dios, quien asentía desganado mientras bebía de un cáliz dorado. La sala se sumió en el silencio y la mujer volteó a verla. Debía concedérselo, era hermosa.

Liv avanzó un par de pasos fingiendo seguridad, lo último que pretendía era demostrar debilidad frente a Freya. Sus ojos grises helaron por completo su movimiento y, por un segundo, flaqueó tras el temblor de sus piernas.

—¿Qué pasó con la ropa que te regalé?

La voz aterciopelada de la diosa parecía lo suficientemente poderosa como para derretir al más obstinado pedazo de hielo, lo que no ayudaba a la chica a mantener el rostro inmutable.

—Los jeans son más cómodos —respondió, ocultando con éxito el encantamiento que la diosa le producía con cada movimiento.

Su madre pareció tomada levemente por sorpresa, pero se recuperó enseguida, brindándole una sonrisa a medias. A Liv le estaba tomando más tiempo del usual lograr descifrarla y aquello la frustraba un poco.

—Como gustes —dijo con tranquilidad, aprovechando para acercarse un par de pasos hacia ella—. Has crecido mucho.

—¿Desde la última vez que me viste? —inquirió, rápida al habla— Veamos, teniendo en cuenta que ni siquiera podía mantener la cabeza erguida, yo diría que el cambio ha sido significativo —Liv vio de reojo como a Odín se le escapaba una pequeña sonrisa, que escondió tras un trago de su vaso.

—Tienes un punto —respondió, manteniendo su semblante sereno—. Pero no todo es blanco y negro, Liv. Deberías saberlo —la pelirroja puso los ojos en blanco. Lo que faltaba era que su madre tratara de comprarla con frases que se encontrarían en la cocina de una madre desempleada.

—Vayamos al punto, ¿a qué has venido? —se cruzó de brazos, desafiante— La curiosidad es lo único que me ha frenado de irme cinco minutos atrás.

Tal vez hablarle de aquella manera a una diosa, capaz de hacerla desaparecer con un simple pensamiento, no había sido su más brillante idea. Pero, ¿qué podía decir? Verla allí, tan airosa luego de haberla abandonado recién nacida le hacía hervir la sangre y le reprimía el sentido común.

—Vine a verte —respondió, aún predominantemente pacífica, aunque un pequeño brillo había comenzado a desprenderse de sus ojos—. Soy tu madre, después de todo —ante tal comentario, Liv no pudo hacer más que resoplar, reprimiendo una risa en base al poco juicio que aún le quedaba.

—Ese es un título que hay que ganarse —resopló, ahora más dolida que indignada—. Además, no puedes pretender que crea esa triste excusa de pretexto. Debe de haber algún motivo alterno y tan solo estás esperando el momento indicado para soltar la bomba.

Su madre negó, aún con la sonrisa en los labios. A Liv le empezaba a resultar algo perturbador.

—Una chica obstinada. Me pregunto de dónde lo habrás heredado —esta vez, no hubo acción que ayudara a disimular la carcajada que soltó Odín, llevándose una mirada fulminante de la diosa—. Todo tiene un por qué y, teniendo en cuenta que sigues aquí, supongo que estarás interesada en una explicación —Liv permaneció callada, renegando lo transparente que aparentemente se veía—. Todo lo que hice, lo hice por tí. Yo... —Freya volvió la mirada hacia Odín, quien aún se encontraba sentado en su trono, más interesado en la conversación de lo que debería— ¿Te molesta?

Warzone Legacy || Pietro MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora