¡Oye tú, tú diario!. ||Erick Brian ||.

"Te amo"

-Bien, me preguntaba si - rasca su nuca.
- Si, si - suspira algo frustrado por no encontrar las palabras.
- Si querías salir conmigo - muerde su labio nerviosamente.

- Claro - sonreí.

- Paso por ti a las 8 - Yo solo me limite a sentir y el beso mi mejilla.

- Nos vemos luego - sonríe y se dirige a la puerta.
- Nos vemos Erick- palmeó su espalda y salió del salón.

- ¿Saldrás con Julián? - dijo mientras se acercaba a mi, para después sentarse al frente de mi.

- Si, ¿No es genial? - sonreí, él negó.

- Emily, él no te conviene.

- ¿Por que?, ¿Que está pasando contigo? - pregunte realmente confundida, estaba bastante extraño.

- Solo no salgas con el - Lo dijo en un tono amenazante, ¿Quien era él para prohibirme algo?, exacto; ¡Nadie!.

- No me prohibirás nada Erick - me pare del mesabanco, dispuesta a alejarme de él.
Pero él fue más rápido y se puso de pie, para después acercarme a mi.

- No irás. - ordeno.

- Entiéndelo - me acerque a él.
- No eres Nadie, par prohibirme Nada.

- No serias capaz de desafiarme. - tomo mi cintura y me acerco a él, quedando a centímetros de sus labios.

- Y si lo hago, ¿Que pasa? - arquea una ceja.

- Eso lo sabrás, si desobedeces - se acercó a mi y beso mis labios, a lo que no me pude negar y seguí el beso.

- Entonces me atendré a las consecuencias - susurre en sus labios y volví a besarlo.

- ¿Que quieres conseguir? - habló mientras dejaba un camino de besos hasta llegar a mi cuello.

- Nada - jale mi cabeza hacia atrás, me estaba provocando demasiado.

- Me estas volviendo loco. - absorbió mi piel.
- ¿Que me estás haciendo?

- Yo nada - lo aparte de mi.
- Pero más vale, que te olvides de esa estupidez. - salí del salón.

....

- ¿Como te la estás pasando? - llevo su vista hacia a mi, y comió un poco de sushi.

- Genial - trate de sonreír pero solo logre colocar una mueca.
Soñaba tanto pasar un día así con Julián, pero todo cambio; ahora me parece bastante aburrido.

- Con Erick todo es divertido. - dije en susurro, suspirando.

- ¿Dijiste algo? - Yo solo negué.
- Bien, creo que tú ya sabes que me gustas - tomo mis manos.
- Por eso quería decirte. - suspiro. - ¿Quieres ser mi novia.

- Julian, creo que

- No me digas que no - me interrumpió y su rostro se podía ver triste.

Suspire. - Claro - sonreí.

- Te amo - se puse de pie y se acercó a mi.

- "Te amo", es una palabra muy grande - susurre, y el me beso; pero el beso era bastante frío sin ninguna pizca de deseo, no como los de aquel chico. Sus besos me llevaban al cielo.

- Julian - lo aparte.
- Es muy tarde, tengo que irme

- Claro - el solo sonrió y tomó mi mano.