~• Capítulo Único •~

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Su pecho dolía por la escena que presenciaba, sus manos y su abdomen, incluso sus piernas, manchadas de sangre. . .

Sangre que no era suya. .

No pudo evitar llorar sobre el cuerpo entre sus brazos, algunas lágrimas cayeron en el rostro pálido, escuchó con atención las que serían las últimas palabras del azabache. . .

Sé un buen rey. . .Naruto

Haciendo que lo apretara más en un abrazo de impotencia y dolor.

Despertó de golpe con lágrimas en los ojos y la respiración acelerada, en las mañanas siempre que despertaba por un mal sueño, o un recuerdo muy vívido, salía a su balcón, justo como lo estaba haciendo ahora.

El cielo aún estaba oscuro, faltaban algunas horas para que amaneciera, el rubio se limpiaba los rastros de lágrimas, trataba de no recordar su sueño, pero eso era imposible, los sueños que tenía eran siempre de ese día, recordando su error.

Empezó a recordar sin poder evitarlo, escuchando la respiración de su acompañante desde la cama, habían pasado por tanto y ahora sólo se tenían a ellos, le había pedido disculpas hasta que el otro se iba dándole la espalda, dejándolo con la culpa de haber matado a su hermano, no sabía si lo había perdonado aunque si no lo hiciera no le podría culpar, él no se perdonaba el haber caído bajo las palabras de esos ancianos, gracias a su influencia había desconfiado de la persona que más tenía confianza en él, le atravesó el pecho, justo en el corazón, tanto literal como figuradamente, porque pudo ver en sus oscuros ojos la traición y el dolor que le había ocasionado.

Horas después el azabache en la cama despertó viendo al rubio que le daba la espalda, trató de no moverse para que la cama no rechinara con su peso, se quedó sumido en sus pensamientos al igual que el más bajo.

Mientras, Naruto se encontraba observando su Reino desde el balcón de su habitación, pensaba en como el día tenía un clima perfecto, ni frío, ni calor, sin humedad, simplemente ideal para el plan que se ejecutaría esta noche.

Había estado esperando tanto por este día y al fin había llegado, tantos meses de planificación al fin darían sus frutos.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la persona que se removía en la cama, pudo escuchar como su acompañante se levantaba, aún dándole la espalda sintió como el pelinegro le envió una mirada para después abrir una puerta y desaparecer tras esta.

Después de algunos minutos volvió a escuchar la puerta, aunque esta vez era la su habitación, era Konohamaru anunciando que ya habían llegado algunos nobles, entre otros invitados. El niño también le informó que todo estaba listo, y todos sabían que hacer cuando llegara la hora.

Después de que el castaño se fue empezó a vestirse con su traje azul, desde hace mucho que no requiere de la ayuda de los sirvientes para hacer sus actividades diarias, además de que le había prometido a él que solo se dejaría vestir con su ayuda, además de que ahora no tolera el que lo toquen, al terminar de acomodar su capa se colocó en sus rubios y rebeldes cabellos una hermosa corona de oro con diamantes y demás piedras preciosas.

***

Al caminar por el castillo le era imposible no recordarlos, ya que cada habitación y cada pasillo contenía tanto de ellos.

La mayoría de las veces que los recordaba solía deprimirse tanto que hasta llegaba a llorar en el piso como todo un crío, esto se volvió tan recurrente que sus sirvientes ya tenían todo un plan a seguir para lidiar con estos ataques.

.•♫•El precio de una promesa•♫•.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora