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No sabía si era por el ambiente agradable, el silencio o por tener la mente casi en blanco pero había descansado como un bebé. Hace mucho que no dormía así.

Se removió perezosamente en el cómodo asiento de Jet privado y por puro instinto abrió los ojos levemente, pero lo que menos esperaba era encontrarse con dos curiosas miradas cerca de él. Entonces se sobresaltó y acabó por sentarse del tirón, golpeando su frente con la frente de ambos muchachos.

— ¡Auchs! —exclamó llevándose ambas manos a la cara— ¿Qué demonios?

Apartó sus manos con molestia y miró hacia ambos asistentes, quienes ya habían retrocedido un par de pasos por precaución al ver su reacción molesta.

— L-lo lamento señor. —se excusó Minhyuk, quien a pesar de ser un poco mayor que su jefe, le tenía demasiado respeto— ¿está bien?

— No. —respondió cortante mientras se sobaba la frente.

Changkyun quién estaba sobandose la frente al igual que sus dos acompañantes soltó un largo suspiro.

— Es que... —susurró con un poco de temor— nos pidieron que le despertaramos...

Jooheon frunció el ceño ante la aclaración, entonces miró a Minhyuk asentir y se sorprendió aún más de que ellos estuvieran de acuerdo en algo.

— Así es. —afirmó— hemos llegado hace un rato.

El molesto hombre los miró incredulo y luego lanzó una mirada hacia la ventana y se dio cuenta de que ellos no mentían. Pero también se dio cuenta que tenía muchas cosas que no recordaba antes de quedarse dormido.

¿Cuando se había colocado una almohada de viaje? ¿Había empacado algún antifaz para dormir consigo? ¿Cuando se había colocado una sabana? Pero más importante, ¿cuando les pidió a esos dos que cuidaran de su sueño a tal punto de darle un masaje para relajarlo?

Suspiró un poco frustrado, sin embargo ellos bajaron del avión y él también. Después de los trámites necesarios salieron del aeropuerto rumbo al hotel en camionetas diferentes, él sólo en una y ellos dos en otra.

Mientras miraba por la ventana y sentía el dolor latente en su frente pensaba extrañamente en esos dos.

¿Cómo era posible que se odiaran pero que se pusieran de acuerdo en algo así? Pero más importante, ¿como pudo ser posible que él les permitiera verlo babear? Esa parte íntima de su vida solo la sabía Wonho, hasta ese momento.

Cuando llegaron al hotel y su camioneta se estacionó detrás de la que llevaba a los dos asistentes pudo ver como ambos se bajaban del vehículo en medio de una de sus típicas discusiones a las cuales prefería no prestarle atención. Así que mientras ellos se quedaban afuera pidiéndole al encargado del hotel de que no permitiera que sus maletas se tocaran entre sí porque podían contaminarse, él avanzó hacia recepción para confirmar su reservación.

— Hola... —saludó con una fingida sonrisa— reservación a nombre de Lee Jooheon por favor. —pidió a la chica que estaba ahí.

Ella asintió y comenzó a teclear en su morderna computadora con una agilidad increíble.

— Claro. Habitación 452, equipada con dos camas dobles, disponible para una semana. —sonrió y le extendió una tarjeta que serviría como llave para abrir su lujosa habitación que sabía que era casi una casa por dentro— espero que disfrute su estancia señor Lee.

Él tomó la tarjeta pero frunció el ceño.

— Disculpe... —carraspeó— pensé que la reservación había sido cambiada. —la mujer lo escuchó atentamente— Resulta que venimos tres personas en vez de dos y mandé a solicitar una habitación extra o al menos una habitación con una cama más.

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