CAPITULO IN LOVE: Pasta

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La casa estaba silenciosa, hacía un día radiante de sol y calor. Perfecto para hacer un picnic en el jardín. Sin embargo ese día no iba a ser del todo perfecto para ellos.

Can retocaba los últimos detalles antes de que Sanem llegara. Quería que todo estuviera en orden. Se acercó a la cocina para revisar qué podían hacer de comer sin tener que pedir nada fuera. Hoy le apetecía cocinar con ella, la última vez no fue nada mal y puesto que su tiempo juntos tenía fecha de caducidad quería exprimirlo al máximo.

-- Uhmmm tenemos pasta, algo de sopa... Deberíamos ir a hacer la compra.- cerró el armario que usaba de despensa y mientras su mente divagaba qué preferiría su chica, el timbre le indicaba que su momento favorito del día había llegado.

Con una gran sonrisa se dirigió hacia la puerta de entrada, sonrisa que no pudo borrar al ver a esa cosa tan pequeña y bonita frente a él.

-- Hola...- saludó mientras se apoyaba en la puerta con un brazo

-- Hola...

Su sonrisa fue algo más tímida pero igual de contagiosa, ninguno de los dos era capaz de ocultar lo feliz que se sentía. Sanem aferró con fuerza los archivadores contra su cuerpo. A pesar de que había soñado durante noches enteras con ese día, estaba algo nerviosa.

-- He traído lo que me pediste.

-- No tenía ninguna duda de que lo resolverías sin problema.

Los brazos le fallaron y tuvo que cogerlos al vuelo, había caminado con ellos durante gran parte del trayecto por lo que ya era incómodo acarrear con ellos. Can reaccionó en seguida liberándola de esa pesada carga, nunca antes había estado tan agradecida de que tuviera ese cuerpo junto con esos músculos.

-- Gracias... Empezaban a dolerme los brazos.

-- Pasa. Los dejaremos en el salón. - empezó a caminar hacia el interior para que ella le siguiera.- ¿Cómo es que te dolían? ¿No te ha dejado el taxi en la puerta?

Ella retrajo sus labios, temía que esa pregunta llegara.

-- En realidad he venido andando un rato. Me apetecía caminar.

No dejaba de frotarse los brazos por lo que intuyó que ese rato debió ser muy largo.

-- ¿Desde dónde exactamente?- preguntó intencionadamente.

-- No sé un rato.

Can se acercó a ella colocando sus manos en aquellos delgados y desnudos brazos.

-- Sanem, yo podría haber ido a recogerte. Me ofrecí a hacerlo.

-- Lo sé. Pero desde que la señora Melahat nos descubrió la última vez mi madre está muy paranoica con el tema y me vigila mucho más que antes y prefiero seguir disfrutando de... esto antes de que todo cambie.

Can la veía triste como preocupada, acogió su rostro entre sus manos depositando un dulce beso en sus labios.

-- Nada va a cambiar. ¿Por qué dices eso?

Ella inspiró aire soltándolo de golpe.

-- Tú has tenido la suerte de crecer en una familia más moderna y liberal pero mis padres son muy tradicionales y anticuados en algunos aspectos.

-- Ya veo...- dejó caer sus manos para poder entrelazarlas con las de su chica mientras la guiaba hacia el sofá. Esto tenía pinta de conversación trascendental. - O sea que tú crees que tus padres no aprobarían lo nuestro.

Ya más tranquila, sobre aquel cómodo sofá y sin sentir que sus piernas flaquearan decidió sincerarse y abrir un tema un tanto espinoso entre ellos.

Erkencikus: Escenas CanemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora