Tierra sagrada

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La mirada de un tigre, puede ser duradera, así como el viento fluye atreves de la selva rebuscando las hojas, las levanta y forma pequeños remolinos con ellas, el cantar de las aves, su aleteo y sus colores, cuando la lluvia salpica el suelo se vuelve fangoso, y los caudales del Río se llenan para poder saciar la sed de los animales, el eco de las montañas desnudas forman un gran paisaje que llamamos nuestro hogar, su vivo verde inunda nuestra vista dejando uno que otro color nos distraiga para enfocarnos en lo que son las flores rosas, blancas, amarillas, azules y rojas, cuyos perfumes nos desmayan en un estado de completa relajación, dulces frutos coloridos caen de los fornidos árboles videntes de todo lo ocurrido, sabios seres preservadores de la vida y de la muerte, dejan que nosotros, sus hijos trepemos en ellos para descansar. Igualmente nos recostamos en sus largas piernas que abrazan a la madre tierra, y desde la hormiga más pequeña, hasta el tigre más grande se restriega o camina en su cuerpo llenándonos de su sabiduría y vida.
Y dime, ¿que aprendiste de todo esto? —este fantástico relato fue contado a través de la gruesa pero sonora vos del sabio tigre Baihu, a su pequeña hija flor de loto— entendí... que la selva es muy grande, y... verde con muchas flores—Baihu la miró con el ocico abierto, suspiró y con atención procedió a decir —¿Y que más?— esperaba una respuesta más detallada de su hija —que...los árboles son muy viejos, ¿cuantos años tienen?— sus oídos se agudizaron al escuchar un pequeño amigo con el que jugaba siempre, un grillo de la suerte —los árboles son tan viejos como la misma tierra, cuando nosotros morimos ellos nos abrazaran y enterraran con las hojas caídas, además de eso... si tú quieres saber algo... puedes preguntárselo ya que ellos lo saben todo, solo hay que ser paciente— flor miró al cielo y pudo apreciar la inmensidad de cada árbol encima de sus orejas negras, el azul de sus ojos se veía reflejado con el claro cielo—se está haciendo tarde, es hora de que regresemos a casa— flor se restregó en su padre y este lamió su lomo, se levantó pesadamente y dejó salir un largo y sonoro bostezo, después tomó a su cachorra con las mandíbulas cuidadosamente y comenzó a caminar —¡ya puedo caminar yo sola!, me despintas mis rallas—se quejó graciosamente, su padre soltó una riza y la dejó en el lodoso suelo —bueno, aver si tus patitas pueden seguirme El Paso— camino un poco más rápido saltando entre los árboles y rocas que para la pequeña flor de loto, resultaban ser inmensas —claro... que puedo seguirte el paso— dijo con dificultad al escalar una roca que para su padre sólo era una pata y media —¿lo vez?— finalmente logró subir la piedra pero un pequeño amigo la hizo tropezar, el grillo saltó encima de su nariz haciendo que se fuera para atrás y se revolcara en el nido de hojas que se habían encimado debajo de la piedra, su padre soltó una sonora risa antes de asomarse para ver cómo flor había quedado llena de lodo con hojas pegadas a su pelaje —pfff... ya planeaba hacer eso— dijo ocultando su vergüenza —Claro, Claro, entonces hazlo bien ahora—Baihu se sentó mirándola con esa cálida sonrisa de siempre —bueno, no será difícil, soy muy buena trepando rocas, mira— tomó impulso para saltar y finalmente logró subir sus dos patas delanteras a la roca, el grillo que escondido entre los arbustos se encontraba, salto en frente de ella y ambos se miraron —ni... se... te... ocurra...— dijo flor mirándolo con enojo, pero este volvió a saltar encima de ella quedándose sentado en su nariz, Baihu reía en silencio —Anda, sube— le dijo recostándose en frente de ella —no tardaré, puedes levantarte— mantenía sus minúsculas garritas clavadas a las grietas de la roca, con el grillo en su nariz, sus patas traseras le dieron impulso para escalar hasta llegar arriba, donde el grillo saltó devuelta al querido suelo musgoso —savia que podías hacerlo, ¿quieres que te lleve? O ¿podrás ir sola?— flor exhalaba agitadamente, después de la montaña que había escalado ya no tenía muchas fuerzas pero sin decir nada más que asistir Baihu la tomó nuevamente con sus mandíbulas y siguió caminando, el grillo saltó al lomo del tigre y comenzó a hacer "cri-cri", "cri-cri", el camino era largo, pero la vista no lo hacía pesado al contrario, no sólo era maleza y árboles era un espectáculo de colores y olores, las flores rosas aun permanecían abiertas, las blancas se cerraban con lentitud y el aroma!, Oh el aroma de esas dulces señoritas te hacia soñar despierto, a cada paso escuchabas el crujido de una que otra hoja seca, Baihu era cuidadoso al caminar para no pisar las filas de hormigas trabajadoras, ellas se encontraban en casi toda la selva recolectando todos los días como siempre, desde temprano se levantaban y hasta tarde descansaban. Las patas de Baihu se humedecieron hasta sumergirse por completo en la Laguna, que al ritmo del grillo se movían impulsando el elegante nado del tigre —está fría el agua...— flor ya se había quedado dormida, pero el mojarse hasta el vientre la hizo despertar —siempre está igual de fría— Baihu dejó a su pequeña en el suelo al otro lado de la laguna, y antes de que pudiera sacudirse el grillo saltó debajo de una hoja pensando que ya no se mojaría pero antes de que estuviera seguro una ola de agua lo empapó pues flor se había metido a la Laguna de un brinco para removerse el lodo, el pequeño amiguito "criqueó" a manera de protesta para después escurrirse las antenas —¡te lo mereces por tirarme!— Baihu volvió a sacudirse mojando a ambos —¡Papá!— se quejó flor entre risas al igual que el grillo, pero este persuadió su protesta —¿Entonces te el re tiro?, pence que lo habías planeado— flor soltó unas risas nerviosas y disimulo —bueno... si me caí, pero también lo...—supuso que ya no podría mentir porque no se le había ocurrido nada que decir así que sólo prosiguió a sacar la lengua a su padre y caminar más a la orilla —¿Quien te enseñó eso pequeña grosera?— dijo entre risas mirando cómo se marchaba elegantemente, el grillo subió al lomo del tigre y acurrucado tomó el sol. Una vez estaban dentro de la maleza Baihu cargo de nuevo a la pequeña flor hasta seguir su camino a través de la selva y llegar detrás de las montañas, donde astro "su madre y pareja" los esperaba.

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2019 ⏰

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