Capítulo 7

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— ¿Me odia? —

Otro día. Otro episodio para la serie. A realizar la misma rutina. Caminar por los pasillos, llegar al camerino, personificarme, hablar con Noah, actuar frente a las cámaras siguiendo el guión al pie de la letra, equivocarme... Tener nuevamente ese sentimiento de gritar y tirar todo por la borda cada vez que termino y la veo ahí. Sentada, sin ninguna preocupación, dejándose llevar por la música. Solamente mostrando su presencia y esperando a su amigo el rubio para hablar.

Entro a camerino. Ya han pasado varias semanas, mi amigo extrañamente me sigue invitando a acompañarlos a almorzar y no me niego. _______ sigue hablando de lo mismo de cómo nos conocimos, llamándome idiota cada vez que puede, aunque no me molesta porque muy merecido me lo tengo.

¿Me odia?

Es la pregunta que siempre me hago. Por más que le de rodeos no hay respuesta. Entonces, me pongo mis jeans negros, mi camisa de manga larga de líneas horizontales blancas y negras, por último mi sudadera negra. Volviendo a mi alborotado y rizado cabello. Al salir, sigue ahí. Sola. Entonces me atrevo. Con todo el valor del mundo me siento a su lado, mirando hacia enfrente. Sin pensarlo, tomo su audífono y lo coloco en mi oído.

La canción que está escuchando en este momento me alocó. Jamás creí que esta chica tuviese tan buenos gustos por la música. De pronto dejo de escuchar la melodía. Me a arrebatado el auricular. Le miro. Esperando respuesta de su parte.

— Sé que empezamos por el pie izquierdo... Y lamento haberte dicho esas cosas, sólo... Quería proteger a mi amigo — explico, me acomodo en mi asiento recargando mi espalda en la pared. Guarda sus audífonos en los bolsillos de su short —.

— Lo siento, ¿qué dijiste? — pregunta con esa voz tan misteriosa que me encanta —.

En ese momento no sé si darme por vencido o seguir insistiendo, pues quiero arreglar las cosas entre ella y yo (ella y yo suena tan bonito). Entonces suelto un suspiro, espera respuesta pero simplemente vuelvo a recargarme en la pared, con la mirada baja y sin expresión facial.

— ¿Vamos por un capuchino? — musita con calma. Le dirijo una mirada, una corta debido a que siempre que lo hago termino como tomate —.

— Si, vamos — acepto, nos levantamos y caminamos por los pasillos. Al salir, en una esquina de la puerta hay un skate, lo toma. Por un principio creí que tal vez lo había tomado sin permiso, hasta que vi en la parte baja del skate con unas iniciales y al final “Skata”. Se monta en esta — Vámonos —.

— Pero... — me mira, de pies a cabeza. Me sentí incluso nervioso, esta chica me provoca demasiadas cosas —.

— Ah... Ya entiendo. ¿No sabes...? —.

— No, si. Sólo que hoy no traigo mi skate conmigo — explico —.

— Entonces — se posiciona más enfrente del skate —. Sube —.

— ¿Eso es seguro? — a lo que ella sonríe amargamente tratando de ser discreta. Sin haberse dado cuenta me mostró una blanca y perfecta dentadura —.

— Sólo sube Wolfhard — sin más acepto. Siento un roce de mis dedos con  su sudadera gris oscuro —. Toma de mi cintura o de los hombros — me da opciones, mi mente estaba por tomar su cintura, aunque eso sería muy atrevido, opté mejor por tomar sus hombros. Y comenzó a andar, he de admitir que tuve que mantener equilibrio todo el camino, a veces tomaba unas curvas las cuales casi me hacían caer. En una de estas, inconscientemente, me aferré a su cintura —.

M E    A T R A E S  ( Finn Wolfhard y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora