Capítulo 9. GOLPE DE REALIDAD.

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Pero, contra todo pronóstico, fue Dave el expulsado. Además, en la gala anunciaron las primeras firmas de discos de OT 2018. Y esto no fue para Julia todo lo maravilloso que debería haber sido, más bien, fue un golpe de realidad en toda regla.

Carlos y ella habían pasado los mejores días juntos antes de esa gala. Habían conseguido encontrar el equilibrio perfecto entre dárselo todo y no darse nada. Sabían dónde estaban y conocían las circunstancias que les rodeaban. Tan solo había habido un par de besos furtivos, inocentes. Pero su unión iba a mucho más allá de esos besos.

Sin embargo, las circunstancias pincharon la burbuja en la que vivían desde hacía semanas y Julia se vio invadida por las dudas, el miedo y la culpabilidad. De repente, no era capaz de dejar aparcado el mundo exterior como había estado haciendo hasta ese momento. Era imposible, se iba a enfrentar a ello en apenas unos días. Y Javi volvió a sus pensamientos. ¿Estaría en las firmas? ¿Qué le iba a decir? ¿Se le había ido la cabeza o qué? Era su novio, no un amigo con derechos, no un lío de verano; era su novio y parecía que no había existido para ella en este tiempo. Miraba la foto que tenía junto a él pegada sobre su cama y sentía que tenía la responsabilidad de empezar a hacerlo bien. Comenzó a nombrarle más, le pedía que acudiese a Zaragoza y, progresivamente, comenzó a tomar distancia con Carlos. Él, ante todo, la respetaba profundamente, así que entendió lo que ocurría y procuró controlar sus sentimientos y centrarse en trabajar y dar lo mejor de él en el concurso, al fin y al cabo, a eso había venido. Pasaron de serlo todo, a ser unos compañeros más. Y dolía, claro que dolía. Pero ambos sentían que debía ser así. Carlos percibía las dudas que albergaba Julia y no quería sufrir. Ella esperaba estar aún a tiempo de hacer bien las cosas y remendar sus errores.

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Era difícil. Era demasiado difícil fingir ser amigos. Bromeaban con cuidado, controlando en todo momento. Si pasaban juntos algo de tiempo, no era tan natural como antes.

Y bajo estas circunstancias, vino el segundo golpe de realidad. Carlos volvía a estar nominado. Sería a principios de noviembre cuando esta nueva forma de comportarse que habían adquirido el uno con el otro se vería tambaleada de nuevo. Carlos sentía que no podía marcharse dejando las cosas así, después de todo. Julia ya no se sentía bien guardando esa distancia de seguridad que les mantenía aparentemente bajo control. Pero claro, fueron tanto y ahora eran tan poco, que ninguno de los dos sabía cómo reconducir esa situación. Deseaban tener esa conversación que nunca llegaba, pero necesitaban un impulso para atreverse a situarse de nuevo cara a cara y ser sinceros.

Por suerte, ese empujón que necesitaban llegó en la clase grupal de interpretación de los Javis. Hicieron ronda de abrazos guiándose unos a otro y Marta, que siempre había sido buena observadora, entregó a Carlos a los brazos de Julia. Este era otro de esos abrazos suyos que jamás olvidarían. Sintieron que estaban solos, no veían a sus compañeros allí, ni mucho menos veían las cámaras. Necesitaban tantísimo ese abrazo... durante esos segundos ambos supieron que se estaban diciendo mucho sin siquiera mover los labios.

Ese mismo día, por la noche, Carlos estaba tumbado en su cama con el móvil cuando Julia se acercó:

– ¿Podemos hablar? – preguntó.

– Claro, ven – respondió Carlos, incorporándose e invitándola a sentarse junto a él en la cama.

– ¿Cómo estás? – preguntó la gaditana.

– Bien, estoy bien. Sé que esta vez sí que va a ser mi última semana aquí y me he propuesto disfrutarla.

– ¿Y la estás disfrutando?

– Bueno, en parte sí, en parte no.

– ¿Por qué en parte no?

– Por qué quiero poder disfrutarla con todos, pero contigo no estoy viviendo esta semana como me gustaría.

– ¿Cómo te gustaría vivirla? – preguntó Julia, tras suspirar.

– Juntos, como antes. Sin evitarnos, sin silencios incómodos, como antes, Julia, cuando todo era... perfecto.

Se miraban con tanto cariño...

Julia, con un nudo en la garganta y los ojos empañados, respondió:

– Te he echado tanto de menos, Carlos...

– Y yo a ti.

Entrelazaron sus dedos y apretaron con fuerza. Como por un efecto espejo, las lágrimas empezaron a deslizarse por sus rostros.

– Carlos, si te vas, recuerda lo que te dije hace semanas, cuando estuviste nominado con Dave. Aquí lo has hecho todo bien, siempre. Has aprovechado esto más que nadie.

– No todo lo he hecho bien... – se lamentó Carlos con un hilo de voz.

– Sí, todo bien. Eres tan generoso... gracias –. Julia sentía de verdad cada palabra que pronunciaba. – Y también quiero que sepas que yo siempre voy a estar para ti. No sé qué va a pasar cuando salgamos de aquí, pero eres alguien muy importante para mí y eso nunca va a cambiar, ¿me oyes?

– Lo sé.

Carlos apoyó la cabeza sobre el pecho de Julia y ella le rodeo con sus brazos. Permanecieron así un buen rato hasta que sus ojos se cerraron. Volvían a estar en paz.

Del vértigo, tú y yo.   //  Julright.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora