Yo me encargo de ti

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Eren

Mikasa después de despertar se notaba muy débil y no quiere comer nada, eso es preocupante, Hange insiste pero ella se aferra

— ¿Por qué no quieres comer Mika? — me acerqué a ella y me senté en la orilla de la cama, cerca de ella, me miró seria y solo negó — ¿Tampoco vas a hablar? — de alguna forma la angustia crecía pero mi paciencia se desvanesía.

Mikasa se quedó callada y miró sus manos, se presentó un largo silencio, esperé una respuesta pero al ver que no la conseguiría tomé una de sus manos y volví a preguntar — ¿Por qué no quieres comer? — me miró de reojo y se sonrojó un poco pero el silencio se mantenía.

Tiempo después mi madre llegó y nos miró con preocupación; como los días anteriores, ya que en la mayoría de esos tres días y hasta ahora no he dormido casi nada y también por que le dije que Mikasa no quería comer nada

— Hola Mikasa, Hola Eren — pasó al lado mío y acarició mi rostro mientras se dirigía hacia Mika.

— ¿Cómo has estado cariño? — tenía la sospecha de que no respondería

— Bien — Mikasa siempre me deja mal con mi madre

— ¿Ya no te duele nada? — mamá tomó asiento cerca de Mika y comenzó a "platicar" con ella

— Solo la espalda y mi brazo, también una parte de mi pierna — me sorprende que esté hablando, los días que ha estado conmigo siempre está en silencio

— ¿Por qué no quieres comer? — la pregunta imposible

— Porque no me gusta la comida que traen, prefiero la del comedor — me quedé en shock, ¿tan difícil era decir eso? ¿cuál es el problema? ¿yo soy el problema?

~Eren~ de la nada escuché un susurro, venía del otro lado de donde estaba ~¡Eren!~ me dirigí ahí y vi que era Petra

— ¿Qué pasa? — me acerqué a ella, por algo me llama ~Mikasa...¿Cómo está?~ por alguna razón susurra al hablar

— Ya mejor, le duelen ciertas partes de su cuerpo pero su herida ya fue tratada — me senté en una silla cercana

~Me alegra escuchar eso~ dijo mirando el techo, al parecer Petra aún tiene que mantenerse recostada

— ¿Cómo estás tú? — me entristece ver a alguien tan fuerte como ella en ese estado.

~No tan bien, la herida que tengo en mi brazo aveces se abre de nuevo y comienza a sangrar, las pulsaciones en mi cabeza no se detienen y mi cuerpo está adolorido y dormido~ me percaté como sus ojos se llenaban de lágrimas, su estado al parecer es uno de los peores

— Tranquila, todo estará bien, pronto saldrás de aquí — dije secando sus ojos con un pañuelo cercano

~Gracias, se que con el cuidado de Hange lo logré, tú cuida mucho a Mikasa, tiene suerte de tenerte a ti~ dijo con una sonrisa, yo sonreí de igual modo y asentí a pesar de no entender muy bien.

Salí de ahí y me devolví al lugar en el que estaba; de reojo vi como el Capitán Levi entraba en el apartado de Petra «Tal vez se encarga de ella» pensé, pero la verdad es que hay dos soldados sitios en mal estado, es evidente que estuviera aquí, en lo mientras, yo observaba como Mikasa comía, eso ya era un milagro, tal vez necesito a mamá todos los días; sonreí levemente, ver a Mikasa comer me alegraba de cierto modo.

Después mamá se tuvo que ir pero antes quiso hablar conmigo, accedí y salimos por un rato

— ¿Qué querías decirme? — pregunté recargandome en la pared y cruzando mis brazos

— No quiero que te culpes por lo que le pasó a Mikasa — me paralice y desdoblé mis brazos mirando a mi madre de forma seria, creo que se dio cuenta al forzar una sonrisa

— Es que...yo...— «¿Qué le digo ahora?»

— Eren sólo quiero que no te culpes, por que no es tu culpa — consolarme sería lo mejor

— Es que si yo....—    — Si tú sigues pensando que fue tu culpa, no podrás cuidar bien de Mikasa porque cada vez que vayas a tocar sus manos o heridas, sentirás que la lastimas y terminarás por hacerlo — mamá tiene razón, pero. . . . me esforzaré

— Está bien — dije agachando mi cabeza

— Haces bien en protegerla y preocuparte, pero no todo lo malo que le pase será por ti — solo asentí y sentí el calor de mi madre.

— No olvides que te quiero, Eren — «Nunca lo haría»

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— No olvides que te quiero, Eren — «Nunca lo haría»

— Yo también te quiero — la abracé con fuerza, me alegra que no haya muerto en aquél día.

Entre al lugar y me dirigí hacia Mikasa

— ¿Por qué no hablabas conmigo? — la curiosidad me mataba

— ¿Porque piensas que eres un problema? — «¡¿Cómo es que las mujeres detectan eso con facilidad?!»

Por que no hablas — respondí y luego suspiré — Ahora te toca contestar — no lo iba a dejar ir, quería una respuesta

— Por que era incómodo que me miraras con culpa y aparte tocas mis manos muy a menudo, es. . . . . incómodo pero me agrada — se sonrojó de nuevo...vi sus manos y tenía un pequeño muñeco de trapo

— ¿Qué es eso? — señalé aquél muñeco

— Aaa, esto lo hice...cuando era niña, y Carla lo trajo ya que no lo llevé conmigo la vez que lo terminé, es algo que me enseñó mi madre cuando era una niña —

Era adorable, recuerdo que me lo comentó una vez

— Te quedó bastante bien — dije admirandolo, aunque no hay que pasar por alto que el muñeco tiene parecido conmigo, Mikasa miró el muñeco por un momento y luego se lanzó a abrazarme y comenzó a. . . ¿llorar?

— ¿Qué te pasa? — me preocupa que esté así, yo más que nadie sé bien como es Mikasa, una chica fuerte y rígida, no sensible. Me preocupa verla así.

~Por favor, nunca mueras por darle la libertad a las personas~  susurró entre sollozos, me sentí fatal, como si quisiera que saliera de la Legión, la abracé y comencé a acariciar su cabello

—Te lo juro, pero... — la separé de mi y la tomé por los hombros — Si tengo que entregar mi vida por tu bien, lo haría, que te quede bien claro ¿Está bien? — dije, tal vez, inconscientemente mientras secaba sus lágrimas con mis dedos y como su cara se iba enrojesiendo

~Está bien~ susurró y se calmó un poco

— Aparte, no te muevas tan de repente y con brusquedad, tus heridas se pueden abrir de nuevo — acaricie la herida de su espalda, era la más grave

— De acuerdo — dijo y la acomodé de nuevo como estaba, esperamos la noche y Mikasa se quedó completamente dormida

~Te vez tan linda cuando duermes~ susurré y tomé su mano, por alguna razón extraña sentía la necesidad de no separarme de Mikasa y estar ahí, siempre para ella. De verdad que algo pasaba conmigo.

¿Cambiar?  Sólo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora