•The Society• One Shots

Campbell

Si les gusta BNHA pueden pasarse a mi libro de One Shots, prometo subir casi a diario 🥰

Narra ____

Admito que Campbell se había aprovechado de las malas condiciones por las que pasaba; mi pie nunca había tocado la oficina de un psicólogo o algo parecido, la reciente muerte de mi madre había traído consecuencias y alguna vez se cruzó por mi mente la idea de llegar al final y justamente había elaborado un plan para realizarlo.

Estaba en el baño, apretaba la navaja entre mis dedos haciendo que sangraran, pero no ese no era mi objetivo, apunté nuevamente a mi cuello pero mi brazo volvió a caer, no quería salir pero debía, si no podía terminar con mi vida en este momento tendría que ser después.

Limpié el maquillaje manchado debajo de mis ojos y fui en dirección a mi cuarto a preparar la maleta que llevaría al campamento, donde realizaría el plan.

No me sentía como una cobarde por querer terminar con mi vida, de hecho creo ser valiente por no temerle a la muerte, lo único que me hace sentirme estúpida es la razón por la cual quise continuar con mi vida tiempo atrás, al principio su insistente cariño y mi constante rechazo me cegó, me enamoré, hasta que caí en cuenta de que él era mi cadena, creí que sí yo no podía terminar con mi vida él lo haría por mi.

No era mi novio, pero llegó a ser mi todo.

Trató de hacerlo, no lo voy a ocultar, admito que al estar en fiestas me quemaba la mano con su cigarrillo si hacía algo que le molestaba, quitó varias veces los frenos de mi auto y metía sustancias tóxicas en mis bebidas para tenerme a su merced.

Pero seguía ciega, llegué al autobús y me senté a su lado mientras que Harry me guiñó el ojo, rápidamente sentí la respuesta de mi acompañante en mi brazo, me había dado un pellizco.

—Tienes que acostumbrarte, será mi hermanastro— le susurré y besé sus labios.

Esos labios que ya no amaba pero me eran correspondidos, que ya eran míos sin obligación, que yo ya no puedo parar porque firmé un contrato con el mismo lucifer al encadenarme a la misma vida de condena.

Le pedí permiso para ir al baño del autobús, y ahí, saqué de mi bolsa mi plan, el contenedor de la libertad.

Tragué todas las pastillas que pude, tomé la botella de agua que guardaba y las pasé, repetí varias veces hasta que mi garganta ardía y por primera vez en toda mi vida me sentí satisfecha.

Volví a mi asiento y apoyé mi cabeza en Campbell, sé que no le agradará tener a un muerto sobre él, literalmente, pero no me interesa.

Te veo en el infierno, hijo de perra.

Oigan qp estoy impaktadah de esto
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