Una sonrisa de a poco comenzaba a iluminar el rostro de Rei, quien seguía mirando al gato con cierta curiosidad e interés. Mamá estaba hablando con mi padre, acerca de algo que no podía descifrar muy bien. Hotaru miraba fascinada a Rei y al gato, quien tenía los ojos cerrados y ronroneaba a gusto.
—A Luna le gustas —sonrió Hotaru.
—Supongo que... si.
Rei le entregó el gato a Hotaru. Al instante, éste abrió los ojos, pero continuó con su ronroneo.
—¿Porqué no vamos a desayunar? —sugirió mamá, mientras se dirigía a la cocina.
—¿No han desayunado? —pregunté, mientras iba con ella.
—Si, nosotros si. Les prepararé algo a Rei y a ti, ¿bien?
Asentí, mientras besaba su mejilla con cierto cariño y salía de la cocina para ir a lavarme las manos.
—Llamamos a la escuela —me mencionó ella antes de que yo pudiera desaparecer—. Los vientos de anoche hicieron que cayera un árbol en la cancha y las clases se retrasaron. Comienzan a las once y terminan una hora después de lo habitual.
—Bien. Le diré a Rei que comience a prepararse, entonces —sonreí. Caminé escaleras arriba, donde había escuchado los pasos de Rei hace unos pocos minutos. Ella estaba en su habitación, observando una caja musical que contenía una pequeña bailarina de ballet que se movía en el centro de la caja. Alrededor de ésta, habían joyas pertenecientes de mi madre.
Golpeé la puerta dos veces, ella se sobresaltó y cerró la caja lo más rápido que sus manos le permitieron y me miró sonrojada.
—¿Qué hacías? —pregunté en el umbral.
—Yo... escuchaba esta caja... —murmuró, avergonzada—. No importa, ¿verdad?
Negué.
—Oye, mamá me avisó que las clases empezaban a las once, será mejor que te comiences a preparar, ¿Bien?
—Si.
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.
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Narra Rei
¿Se habrá enojado conmigo? No quería que Diamante se enfadara conmigo. Era la única persona que tenía mi confianza ya ganada. Él me miró y cerró la puerta cuando salió de la habitación, dejando un silencio espantoso. Caminé y, algo nerviosa, abrí el closet.
Cuando llegué del hospital, Karen, lo primero que hizo al llegar, fue ir al armario de su habitación y sacar mucha ropa que, según ella, ya no utilizaba. Comenzó a guardarla en el armario de esta habitación y me dijo que si necesitaba algo para mí, se lo dijera a ella directamente y solucionaría las cosas. Pero no me atrevía a pedirle algo, que ella gastase su dinero en mi necesidad. No lo necesitaba. Y no he hecho nada para merecerlo.
Miré con atención y curiosidad las prendas colgadas y dobladas. Había de toda clase y de todos colores. Acerqué una mano a una tela de color rojo, y las puntas de mis dedos rozaron la fina tela brillante y suave. De buena calidad.
Miré pantalones de buzo, jeans, camisas, blusas, remeras, chalecos, polerones y abrigos de todo tipo. Tenían diseños juveniles, diseños de los años 60's y 70's. ¿Cuánta ropa tendrá en total el armario de Karen?
Saqué una remera manga larga de color rojo, que tenía en negro un dibujo de un ojo con lágrimas. Saqué una chaqueta que me pareció realmente hermosa. Era negra, de una gruesa tela que me protegía del frío de la mañana, con varios bolsillos con cremalleras, cuellos y puños elásticados. También agarré unos jeans que pretendían parecer los más ajustados del mundo, pero luego de observarlos bien logré deducir que eran elásticados.
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Sálvame (Adaptación Rei/Diamante)
FanfictionAún con todo en contra siempre te protegeré. Historia adaptada, todos los derechos a su creadora.