Demian se sentó junto a mí en uno de los asientos del frente, advirtiendo con la mirada que si alguien me molestaba o me decía algo les iría mal. Los amigos que Demian había hecho el primer día que vino, Seiya, Taiki y Yaten, jamás me habían dicho una palabra o me habían golpeado, lo que era extraño; pertenecían al equipo de futbol.
Luego de Historia, ya en el receso, Demian me había dicho que se inscribiría para el equipo. Yo estaba feliz por él, por que cuando me lo había mencionado, sus ojos brillaron y una gran sonrisa había aparecido en sus labios. Me dijo que las prácticas eran la otra semana, y que luego de la escuela eran los entrenamientos previos. Yo esperaba luego que me dijera que me dejaría sola hasta que los entrenamientos terminaran, pero sólo me dijo que antes de comenzar a calentar me llevaría a casa y que luego vendría de nuevo.
Yo realmente no estaba acostumbrada a ser tratada así, con cariño. Tal cual como me trataba Diamante.
En el comedor, fuí a buscar mi almuerzo donde las cocineras; luego de que les mostrara el pase de Almuerzo gratis.
Agarré la bandeja con algo de carne, arroz y una naranja. Fuí a la mesa que habitualmente ocupaba y me senté en una esquina. Saqué la naranja y comencé a quitarle la olorosa cáscara, dejándola a un lado. Le di un mordisco, sintiendo su sabor dulce y ácido dentro de mi boca. Estaba jugosa y deliciosa. Le pediría a la cocinera otra si es que quedaban aquí al final del receso.La silla de mi lado hizo el ruido que yo ya conocía: alguien se sentó a mi lado. Creyendo que era Diamante, volteé sin miedo, pero me encontré con aquellos ojos malévolos que tanto miedo me hacían llegar a lo profundo de mi mente.Ojo de Tigre sonrió al ver mi expresión. Tragué la naranja que tenía en mi boca mientras me encogía en mi lugar, intentando no volver a mirarle; el contacto visual era malo.
Él tomó un mechón de mi cabello oscuro, retorciéndolo entre sus dedos y tirando de él cada vez más duro. Cerré fuertemente los ojos rogando porque Diamante llegara pronto.
—¿Cómo estás muñeca? —rió cínico.
Soltó mi cabello después de darle un fuerte tirón que me hizo gemir por lo bajo. Me pasó el brazo por mis hombros, comenzando a acariciar mi mejilla de una forma brusca.
—Así que... Tú y Diamante, ¿uh? —dijo, desviando su pulgar para acariciar mi labio inferior. Corrí la cara hacia un lado mientras me intentaba alejar de él, pero no me lo permitió.
—Suéltame... —susurré por lo bajo. Él agarró bruscamente mi rostro entre una de sus manos, apretándome las mejillas con fuerza.
—Escúchame bien perra, aléjate de él. No puedo disfrutar de ti estando él cerca. ¿Lo has entendido? —espetó con tono autoritario. Me eché hacia atrás y, sacando el valor que hace tiempo había acumulado, le di una bofetada que resonó por el comedor. Todo el lugar quedó en silencio, mirando la escena que les mostrábamos.
Ojo de Tigre quedó con el rostro volteado, respirando profundamente mientras una marca de mi mano comenzaba a hacerse visible en su mejilla. Me miró asesinádamente. Se levantó, plantándose e irguiéndose sobre mí.
—Serás pe...
Fue interrumpido cuando fue lanzado hacia atrás, cayendo al suelo. Vi a Diamante mirarme preocupado, viendo el miedo en mi expresión, en mis ojos. En mi posición; abrazando mi cuerpo lo más que podía, protegiéndolo de algún golpe. Las lágrimas que habían comenzado a caer por mis pálidas y temblorosas mejillas. Todo.
Gruñó, mientras se lanzaba sobre Ojo de Tigre quien se recuperaba del golpe en su espalda que le había quitado todo el aire a sus pulmones. Le comenzó a golpear y lanzar puñetazos al rostro de él, mientras sentía los murmullos de los demás. Taiki y Yaten aparecieron frente a Ojo de Tigre y Diamante, arrastraron a éste último hacia atrás, mientras él luchaba por liberarse y seguir.
—¡Déjenme matar a ese bastardo, maldita sea! —gruñó.
—¡Diamante, cálmate! La estás asustando.
No me había dado cuenta de que Seiya estaba a mi lado, hablándome. No lo escuchada por lo asustada que estaba. Mi cuerpo temblaba demasiado, como si estuviera en un terremoto personal. Mi piel, pálida y muy fría. Demian al escuchar y recapacitar la última frase de Seiya, miró a mi dirección, cambiando su semblante por completo. Se soltó de ambos y vino hacia mí, estrechándome muy fuerte entre sus brazos.
—Lo siento, Rei...
—Diamante, me q-quiero ir... —murmuré en su oído, mis brazos a mis costados, sin moverlos.
—¿Qué ha sucedido aquí? —preguntó el Director que acababa de llegar.
Ojo de Tigre estaba sentado, limpiándose la sangre de la nariz y de la boca. Se levantó, mirando amenazadoramente a nuestra dirección. Podía verlo a través de mis cabellos y sobre el hombro de Diamante. Cerré los ojos con fuerza, enterrándome en su pecho.
El Director suspiró.
—¿Alguien me puede decir lo que sucedió aquí?
—Demian empezó —soltó Petzite, apareciendo al lado de su novio.
—Porque él estaba acosando a Rei —señaló Diamante, mientras se apartaba de mi y miraba a los presentes allí.
—¡Ella me golpeó! —protestó Ojo de Tigre.
—Te escuché, imbécil. La llamaste perra —gruñó.
—Vocabulario —espetó el Director. Miró a Ojo de Tigre y luego su mirada cayó en mi cara pálida y ojos húmedos. Aquel hombre me había ayudado demasiadas veces con Petzite o con otras personas. Le debía la vida— Ojo de Tigre, acompáñame.
Él comenzó a caminar a la salida de la cafetería. Petzite nos miró fijamente y luego besó duramente a Ojo de Tigre en los labios, sin pudor de las miradas allí presentes. Cuando se apartó, Ojo de Tigre le sonrió forzadamente y, luego de mirarnos por igual, se alejó, siguiendo las pisadas invisibles del director.
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Sálvame (Adaptación Rei/Diamante)
FanfictieAún con todo en contra siempre te protegeré. Historia adaptada, todos los derechos a su creadora.