Voice

Kagami sufría depresión.

Durante la escuela primaria fue molestado por sus compañeros de clases, porque sus padres eran divorciados. Su madre era japonesa y su padre era americano. Y la cuestión fue cuando su padre descubrió que su mujer le era infiel.

Cuando ella fue expuesta tomó sus cosas y se marchó abandonándolo sin mirar atrás.

Para un niño de 10 años aquello fue un golpe extremadamente fuerte y durante ese tiempo su padre comenzó a cambiar.

Apenas le hablaba, se iba un largo tiempo de casa dejándolo solo y fue ahí cuando la inseguridad y la soledad nacieron dentro de su pequeño y lastimado corazón.

Dominaba a la perfección el inglés y el japonés, bueno, más de lo básico.

Odiaba ir a la escuela, odiaba a los profesores, odiaba a sus compañeros, odiaba su vida.

Fue en ese tiempo oscuro cuando conoció a un niño pelinegro que también hablaba japonés.
Aquel niño le defendió de los matones y le hizo compañía durante los momentos más difíciles.

Su ánimo comenzó a mejorar un poco.

Hasta que pasó aquello.

A principios de la secundaria, una noche su padre se embriagó tanto que cuando llegó a casa causó todo un escándalo, comenzó a romper las cosas que se le atravesaban y cuando Taiga se mostró ante él le golpeó la cara.

— "Te aborrezco tanto, ¿Por qué  tuviste que parecerte tanto a ella?  ¿Por qué me engañó? ¿Por que tuvo que dejarte conmigo? Maldición. ¿Por qué tuviste que nacer?"

Hasta el día de hoy, Kagami todavía soñaba con ese momento, todavía escuchaba en su cabeza las barridas palabras de su padre ebrio, el dolor que le transmitía el hecho de haber sido abandonado por la mujer con la que se casó y el dolor, el asco y la incomodidad que le causaba su propio hijo.

Después de esa pelea, no volvió a ver a su padre por un tiempo y lo siguiente que supo fue que tenía que irse a vivir él solo a Japón.

No se pudo negar, simplemente obedeció sin decir nada y así fue como su vida independiente comenzó a su corta edad de 14 años.

Estaba abatido, simplemente no podía poner sus pensamientos en orden, no comprendía del todo bien el idioma, no podía cocinar suficientemente bien por su cuenta, sentía que el dinero que le daban no alcanzaba porque no sabía administrarlo, su padre le había dicho que arreglaría las cosas para que se presentará lo antes posible a una escuela.

Era demasiado para él.

Su ansiedad fue tan grande que cayó en una crisis de la cuál no supo salir.

No comía, no salía de casa, ni siquiera salía de su cama, quería morir.

Una voz distorsionada en su cabeza le hablaba una y otra vez, repitiendo todas las cosas malas que le habían dicho antes, las palabras de su padre, los regaños de los profesores, las burlas de sus compañeros, había tanto ruido en su cabeza que sus ojos lloraban sin darse cuenta.

Para suavizar un poco ese ruido mental escuchaba música para poder escuchar algo distinto a sus propios pensamientos, pero aquella vez no funcionó, su respiración era acelerada y su ritmo cardíaco estaba por las nubes, un sudor frío perló por completo su cuerpo. se abrazó a sí mismo tan fuerte como pudo y comenzó a mecerse de un lado para otro, su quijada estaba tensa y su cabeza guardaba tanta presión que le dolía por los movimientos de su cuerpo su celular desbloqueado que estaba en la cama junto a él comenzó a cambiar y a vagar en las aplicaciones y fue por accidente cuando una canción en la radio logró lo imposible.