¡Abuelos unidos jamás serán vencidos!

226 42 13
                                    

Residencia de ancianos Anchor, Londres, 2014

Cuando Alison se despertó esa mañana, notó algo raro en el ambiente. Tal vez se debía a los rayos de sol que entraban por su ventana, cosa no muy habitual teniendo en cuenta de que Londres en esas fechas solía estar gris y empapado por la lluvia. El caso es que sintió que aquel día iba a ser especial. 

Se incorporó despacio de la cama, como sus ancianos huesos le permitían. Su espalda parecía darle problemas otra vez, y eso la enfurruñó. Llamó a Ciara, la joven enfermera que le asignaron hace algunas semanas para que le ayudara. Al principio ella se había mantenido reacia a hablarle, porque no le gustaba que alguien tuviera que ayudarle a manejarse. Pero eso resultó ser un error. 

Ciara era una chica risueña y soñadora, además de habladora. Lo que más le gustaba de ella a Alison era que la trataba como a una igual, y no veía en su mirada ese destello de lástima que otros jóvenes solían echarle a través de sus ojos. También adoraba cuando ella le contaba sus historias con Patrick, su novio. 

Patrick le resultaba muy divertido. Estudiaba Ingeniería Informática en Oxford. Era un friqui de los ordenadores, un mundo desconocido para Alison. Una vez, cuando vino a visitar a Ciara al geriártrico, le regaló un videojuego para la Play Station 3; que Ciara y Patrick metieron a escondidas la primera vez que él vino y le habló a Alison sobre ella. Alison se había vuelto toda una experta en trucos y misiones del maravilloso mundo de "El Hobbit Lego". Tenía más que controlado a Bilbo Bolsón, pero le gustaba usar a Légolas porque fue el primer amor de su sobrina y no dejó de darle la tabarra con él durante dos años seguidos. Pareció que se olvidó de él, pero cuando Alison le contó lo del videojuego secreto se entusiasmó demasiado y venía todos los domingos a echar una partida. Esta juventud de ahora, no había quien la entendiese. 

Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Ciara ya había llegado y le estaba ayudando a vestirse, y algo le resultó extraño a Alison. Las prendas con las que le estaba vistiendo Ciara eran demasiado elegantes y bonitas para su estilo. Alison arrugó la cara, si es que podía hacerlo más de lo que ya estaba.

- Ciara - llamó con su voz rasposa.

- ¿Sí, señora Dawson? - contestó ella amablemente.

- Oh, querida, te he dicho mil veces que me llames Alison. Ah, y ni se te ocurra tratarme de usted. Me haces sentir más vieja de lo que soy.

Ciara rió. Le encantaba el sentido del humor de la anciana.

- Lo siento Alison. ¿Qué querías preguntar?

- ¿Por qué esta ropa?

Ciara terminó de calzarle los zapatos y se incorporó. Con una expresión misteriosa, sacó un sobre del bolsillo de su bata blanca y se lo entregó.

- Cuando quieras desayunar, avísame .

Ciara le guñó un ojo y se despidió de Alison. Cuando salió por la puerta, no pudo evitar sonreír ampliamente. Con esos pensamientos, fue en busca de Patrick.

Mientras tanto, Alison se hallaba mirando el sobre con el ceño fruncido. ¿Qué sería eso? ¿Alguna clase de broma estúpida? Porque si era una broma estúpida, Alison no dudaría en coger su cacha* y aporrear a cualquiera que le hubiera hecho la broma. Así que decidió que no lo abriría.

Pero al final la curiosidad le pudo, y terminó abriendo el sobre. Y se llevó una gran sorpresa. Era una nota dirigida a ella. Con manos temblorosas, y no por el Parkinson, se dispuso a leerla.

 Alison,

¿te apetecería dar una vuelta por Hyde Park? Hoy ha salido el día muy bueno. Sería una pena desperdiciarlo aquí encerrados. Creo que nos merecemos un poco de diversión, ¿tú qué opinas? Sé que no nos dejan salir de este sitio, pero como dijo el gran Julius, "a la mierda los geriátricos". Espero que sepas que menciono una frase célebre de la obra El abuelo que saltó por una ventana y se largó. Si decides acompañarme, te espero a las doce en punto debajo del gran reloj rojo.

Romance de GeriátricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora