Capitulo 2 🏹 Pesadillas

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Desde que Kaly era pequeña, su padre solía contarle historias sobre princesas y príncipes, reyes y reinas, sobre incontables e intrépidos guerreros que acompañaban a sus señores a las gloriosas batallas en las que siempre reinaba la causa más noble. Muchos hombres morían y sus nombres quedaban perpetrados en los libros sagrados. Pero no siempre sucedía así. Tal y como ocurrió durante la inmemorial guerra que la princesa Naresya, y junto a ella, los príncipes guerreros Oburko, Linarkos, Eduryon, Sarkya, Anarkalia y Kaelia habían tenido que librar en contra del ejército Sureño para liberar el Norte del vasallaje a que estaba sometido.

Hordas de hombres e incluso mujeres, mostraron imbatible lealtad hacia su princesa; no obstante, lo que casi todos ellos ignoraban era que al anhelo férreo de ella por vencer, le subyacía el vedado amor que le profesaba al guerrero, pues la emancipación del sur, constituiría la manumisión de los esclavos y por consiguiente, la posibilidad de estar juntos sin ser juzgados, además del hecho de que el Norte pudiese ejercer su propia regencia.

Tras desoladoras e intensas batallas que dejaron más de quince mil cuerpos exangües sobre los campos, hubo lugar a la Gran Guerra que arrasó con todo lo que las previas luchas no habían podido. Finalmente, el Sur conquistó. El noble Eduryon fue ajusticiado, y su cuerpo ardió hasta que el fuego hubo consumido sus huesos, viéndose ella forzada a presenciarlo. La derrotada princesa se vio obligada a casarse con Edron, el victorioso soberano que una vez más, impuso su dominio sobre el Norte. Naresya al no poder concebir el estar con otro hombre que no fuese su temerario guerrero, caminó hasta el risco más alto en Puente Akuro y de allí se lanzó a las lóbregas y profundas aguas del Mar Edóreo.

De ahí que, los siete castillos señoriales llevasen el nombre de los siete Dioses que encarnaron en príncipes y descendieron hasta la tierra para defender El Norte.

Sin embargo, Kaly nunca le había oído a su padre, ni a nadie cercano a ella, comentario o relato alguno sobre el Castillo Oscuro o el Reino de Edron, cuyo nombre pertenecía al primer monarca del largo reinado de los Saravenkot.

Sin embargo, Kalyana no necesitaba ni quería saber nada sobre todo eso, sólo le bastaba sentir que su corazón ya había sido dado y destruido tiempo atrás.

—¿Cómo me pides que me case con un hombre que no conozco, madre? — protestó agitando las manos.

—Precisamente porque no lo conoces, no deberías hallarte a una mala imagen de él.

Kaly cruzó los brazos y bufó como un toro.

—No voy a casarme con él.

—Me parece que no estás en posición de elegir.

Y Kaly lo sabía.

—Si padre estuviese aquí, no permitiría... — empezó con tristeza.

Pero su madre no la dejó terminar y Kaly calló en cuanto vio que en los ojos de ella centelleó repentinamente la ira. Resultaba poco entendible que aun sin mover un solo dedo, su madre fuera capaz de provocar tanto miedo.

Reinos Oscuros, Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora