parte única.

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El arduo trabajo de Jaehyun que realizó durante años para poder tomar un mayor puesto fue retumbado en la orilla del acantilado por el rojizo japonés. La intensión de sonreír no fue alborotar el papeleo de Jung que debía ser entregado noche tras noche a su superior, sin embargo lo que pasaba por la cabeza de Yuta no fue terminar el trabajo a las 9:00 pm para irse a descansar con su amado novio que lo esperaba con una deliciosa cena y la cama calentada, esa era la vida del contrario, lo que lo hacía llegar temprano para llevarle chocolate caliente al menor, era exactamente eso, Jung YoonOh, era su indescriptible motivación al que su trabajo fuera genuino y maravilloso.

Yuta le pedía ayuda a Jaehyun aunque supiera como hacerlo, todas las mañanas le daba los buenos días y por la noches le recordaba que debía descansar lo suficiente para seguir siendo el mejor, en su tono nunca hubo envidia como en el resto de sus compañeros, lo hacía reír hasta que el estómago le dolía y sin duda hablaban hasta por los codos a la hora del almuerzo e incluso en las horas de trabajo. Jung sabía mucho de Nakamoto, no todo pero sí lo suficiente para considerarse amigos pero el contrario no sabía casi nada de Jaehyun y aunque algunas veces tratase de preguntarle algo este se limitaba a decirle lo poco.

— Quiero que te alejes de mí, Yuta. 

Jaehyun no lo decía en serio, solo intentaba protegerlo pero no sabía como decirlo sin que sonara raro, habían algunos problemas con Johnny, su novio, hasta se había ido de casa y él lo único que quería era despejar su cabeza con trabajo y más trabajo.

Sabré olvidar.

Se repetía una y otra vez hasta guardarlo en su corazón, no quería lastimar a Yuta, días después que Johnny dejara su casa se dio cuenta que le gustaba al mayor y no pudo hacer más que alejarlo, no estaba preparado.

— ¿Por qué, Jae? Somos amigos, te ayudaré en lo que necesites.

— No, tú y yo solo somos compañeros de trabajo, simples conocidos.

— Alejarse no es la mejor opción, Jaehyun tú... me gustas.

— Lo sé, así que es mejor que nos limitemos a hablar para cosas del trabajo.

Dolió, dolió en lo más profundo del ego de Yuta, siempre le dio las más radiantes, brillantes y alineadas sonrisas, nunca se imaginó ser rechazado, y no porque no lo haya sido antes, él no se creía el ser más espectacular del mundo, simplemente creyó que podía ser más que amigos, notaba en la mirada de Jaehyun que no lo decía en serio, que el menor no quería que se alejara.

Si aceptó en darle su espacio, por las mañanas ya no le traía chocolate y por las noches se iba más temprano que Jaehyun para no tener que toparse con él y darle un trago amargo a su día; pero YoonOh sufría, a él también le dolía haber alejado a Yuta de su vida, no podía vivir sin su ración diaria de alegría que le proporcionaba el japonés, esa que le hacía despejarse de todo, aquella risa escandalosa que lo mantenía un poquito separado del estrés diario, se llegó a creer que lo tomó en serio y que nunca más en la vida le iba a volver a tomar la palabra pero ahí estaba dándosela otra vez indirectamente.

— Y bueno, esta semana terminaré algunas pruebas para ser ascendido. —por el rabillo del ojo miraba como Yuta entraba con los pies a rastras y su cabeza gacha a la sala de descanso y cocina donde él y sus compañeros hablaban. Yuta se preguntaba cuanto llevaba trabajando con esos tipos para dejarles ir de un solo soplido algo tan importante para él, se percató que el menor seguía sus movimientos hasta la cafetera y curvó sus labios hacia arriba para regalarle una sonrisa cansada, quien diría que uno se complementaba al otro a diario desde que Yuta llegó, su acción fue correspondida por una similar, Jaehyun le había devuelto la sonrisa ¡Maravilloso! atesoraría ese recuerdo de sus hoyuelos apareciendo y siendo alumbrados por el ventanal, pareciera arte de magia que todo pasara de esa manera, pero el destino así lo quería.

LIMERENCIA - ⁽ jaeyu ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora