La Rosa de Tralee

20 2 0
                                    

La ciudad de Tralee estaba hecha un caos, las personas se movían con afán para así dar los últimos toques a los preparativos del festival más importante de toda Irlanda; La Rosa de Tralee. Era el día más esperado por las chicas irlandesas que deseaban ser la nueva Rosa para representar la belleza nacional, mostrando sus atributos y cualidades artísticas.

El cielo estaba despejado de nubes, mostrando el azul más perfecto que podía imaginar Keera. Las aves sobrevolaban en grupos formando una "v" y mientras las veía, deseaba pertenecer a esa bandada, volando en perfecta armonía. El bullicio la sacaba de su concentración, necesitaba terminar esta pintura para una de las participantes, que, aunque dotada de un rostro y cuerpo preciosos, no tenía ninguna cualidad para mostrar el día de la presentación.

Agosto era el mes que más detestaba; cada año envejecía por su cumpleaños y por el festival.

Después de horas de escuchar los cascos de los caballos por las calles, dirigiéndose a la zona para cabalgar y la prueba de sonido en la tarima para los conciertos que se darían en los días de fiesta, Keera terminó su obra. En el lienzo plasmó a una chica con la piel color canela, que se encontraba de pie, cerca de la frontera del bosque, viendo hacia el castillo de Aughnanure. De sus omoplatos, sobresalen dos enormes alas de mariposas que rozaban el suelo, lleno de vegetación y flores silvestres. Su larga cabellera caoba ocultaba su desnudez y el perfil de su rostro demostraba añoranza, como si dentro del castillo se hallara su amor. Ese amor prohibido durante décadas, entre las razas humanas y feéricas.

Keera se tocó los pechos adoloridos. Sentía la presión que ejercía la leche acumulada de horas. Mirando su reloj, calculó la hora de llegada de su esposo y su bebé de apenas cuatro semanas de nacida. A sus treinta años Keera podía decir que tenía lo que había soñado, una familia que amaba con locura, su estudio de pintura y una pequeña galería en la ciudad. Se levantó del taburete y caminó a la pequeña pero acogedora cocina, para buscar que hacer de comida. Estaba famélica por no haber probado bocado alguno durante tantas horas de trabajo. El cerrojo de las amplias puertas de metal del estudio se movió. Su esposo entró con una sonrisa amplia que aun la derretía, empujando el coche con la bebe dormida, en una mano unas bolsas de comida y la otra con las bebidas.

Ella no podía amarlo más.

— supuse que estarías con algo de hambre — sonrió y caminó hasta ella robándole un beso.

Sus labios suaves le encantaban. Ella admiro nuevamente su rostro. Un hombre risueño con mente positiva hasta en los malos momentos. Hoyuelos en ambas mejillas se formaban cada vez que sonreía, su nariz pronunciada desentonaba pero a ella le atraía enormemente. Sus ojos amplios la cautivaba, queriendo perderse en su verde iris. Keera lo abrazo perdiéndose en su aroma a pino. Liam era un hombre delgado pero aun así se sentía segura entre sus brazos.

— debo agradecer a los dioses antiguos y nuevos el que te hayas fijado en mí. Aún con mis muchos defectos sigues aquí.

— estoy seguro que a tus grandes diosas le debemos el favor.

Keera soltó una carcajada despertando al bebé. Liam comenzó a servir la comida que había comprado en platos de plástico y ella comenzó a amamantar a la niña, sentada en un mueble que guindada del techo en el extremo del estudio. Después de entregar el cuadro a la chica que participaba en el festival, caminó junto a su esposo y su bebé hacia su cabaña a las afueras de la ciudad. Liam le contaba lo que había visto durante el día; unos chicos apostando quién ganaría, otros comenzaban a celebrar con cervezas y algunos ya estaban borrachos. Este año la feria prometía ser diferente. Traerian cantantes famosos y pasarían todo el festival por distintas canales de televisión.

Tras minutos de caminata por fin divisaron la cabañita de piedras y techo de madera, con un jardín de distintas flores. Ya estaba oscureciendo y el interior de la casa estaba con todas las luces apagadas. Al llegar a la propiedad el aroma a jazmín le invadió los sentidos. Keera aspiró captando las otras esencias embriagándose de ellas. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 17, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

AldoraWhere stories live. Discover now