Capítulo 56

11.9K 1.4K 223
                                    

Empiezo este capítulo que va de regalo un domingo, porque ayer he recibido muchísimo cariño y me ha llegado en el momento justo. Gracias por eso y por tanto que me dan. Ojalá y les guste... Falta tan poquito para que esto acabe que me conmueve. Los quiero! 😘

Freya movió su cabeza de lado a lado mientras contemplaba a Elena que fruncía el ceño y llevaba el corazón atiborrado de dudas.

—¿Qué piensas Freya? ¿Por qué no dices nada? ¿Crees que he hecho mal?

—Señora mía…  no me animaba a decírselo, pues no me gusta entrometerme, pero creo que ha hecho muy mal…  yo misma he leído la carta que le dejó al señor Hammill, repleta de mentiras y difamaciones, asegurando que usted quería anular el matrimonio, que vivian bajo el mismo techo e incluso que calentaba su cama… 

—¡Dios bendito! ¿Cuándo?

—El día que la esperábamos en el consultorio del señor Porter… le entregó la nota con un muchachito de la calle. No confíe en él, no debió hacerle caso ni enviar a Daniel con aquel papel…  —Elena llevó las manos a su boca repleta de angustia y malestar.— Temo lo peor de ese encuentro… 

—No se que hacer Freya, tu sabes que no me gusta mentir… Me siento terriblemente angustiada y confundida…

—Señora… piense con calma…  no se ciegue ante la primer versión…  piense en todo el amor que el Señor le ha demostrado, tantas preocupaciones por usted, sus cuidados amorosos cuando la encontró perdida…  sea astuta mi señora…  temo que el señor Hawthorne está llenando su cabeza de dudas e inquietudes…  escuche a su corazón y piense con su cabeza.

Elena se acercó a la ventana preocupada, Freya tenía razón, ese encuentro en medio del bosque, sin nadie más que ellos dos auguraba algo malo, sobretodo luego de sus peleas y discusiones, pero ya estaba oscuro y Daniel se había ido.

 Elena se acercó a la ventana preocupada, Freya tenía razón, ese encuentro en medio del bosque, sin nadie más que ellos dos auguraba algo malo, sobretodo luego de sus peleas y discusiones, pero ya estaba oscuro y Daniel se había ido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Cabalgó hasta la mina, había anochecido del todo y por demorarse antes en la casa grande, apenas veía el camino. Llevaba consigo aquel papel y dentro de sí mismo todo lo que había visto y oído. Sabía que aquello estaba poniéndose oscuro y que Aiden pensaría igual que él.

Luego de una extenuante cabalgata en penumbras, arribó al lugar que  ya estaba desierto y lo buscó  en la pequeña casa. Golpeó insistente la puerta hasta que abrió.

—¿Qué haces aquí? ¿Ha sucedido algo con Elena? —Daniel inspiró profundo y asintió ante la mirada turbada de un Aiden desprolijo y agotado del trabajo que no había parado en todo el día. —pero no te quedes callado ¡Dime que ha sucedido!

Extendió aquella nota a Aiden que de inmediato notó que estaba roto el sello.
Repasó sus letras con la frente apretada, aunque una sonrisa comenzaba aparecer en su rostro.

—No amigo, no te ilusiones… —se volvió hacia él desconcertado.

—¿Qué quieres decir? ¿Quién abrió mi carta?

—John…  pero antes que maldigas y estalles en insultos, todo tiene una explicación. —Aiden lo tomó por el cuello de su camisa mientras hablaba entre dientes.

—Dime ya. —espetó

—Hawthorne se presentó hoy en la casa…  Freya me avisó y me mantuve cerca, sin que pudiera verme, por si algo llegara a suceder. El muy miserable la manipuló por completo, le dijo que solo quería cuidarla, que la amaba.. —contuvo su enojo en sus puños apretados y sus uñas clavadas en la palma de sus manos. —en fin, le dijo que quería arreglar las cosas contigo, que ahora que era tu esposa no quería que le recamaras por llevársela ni que perdiera su honor por ello… —Aiden levantó el papel incrédulo por su estupidez y desilusionado del todo. —Ella escribió esa nota y me mandó traerla, pero todo suena tan turbio que pasé por la casa grande a alertar a John, contarle lo sucedido y que se mantuviera atento a la casa de la señora, puesto que realmente no se cuales sean sus intenciones.

—¿Cómo pudo traicionarme?

—Ella no sabe nada Aiden…  Deberías haber oído la manera en que hablaba y las excusas que puso.

—Claro que no…  se lo dije, le dije que el había ideado todo, le conté de sus intrigas y sus malas intenciones.

—No lo sé… Solo vengo alertarte de las cosas, y avisarte que el miserable estará allí mañana, para matarte a traición, al menos supongo que esas son sus intenciones.

—¿Matarme? ¿Lo crees capaz de tanto?

—Honestamente no sé que creer, pero al menos estas sobre aviso. —Asintió mientras se volvía hacia la estufa donde crepitaban los leños y daban calor al lugar.

Movió su cabeza de lado a lado desengañado por completo de Elena, lamentando lo que sentía y hasta pensando que se había equivocado con ella. Su estómago dolió intenso, se sentó en la cama, apoyando su espalda en la pared y mirando aquellas lenguas ardientes que flameaban, sabiendo con certeza que ese dolor era la angustia de sentirse tonto. Ella no había creído ni una de sus palabras, y a falta de eso, se había vuelto cómplice de William, permitiendo que siguiera haciendo y deshaciendo a sus anchas mientras, e incluso participando en sus engaños. Apretó sus ojos terriblemente irascible, anhelando que las horas pasarán rápido y sabiendo que no dormiría ni un minuto aquella noche.

Corazón en  PenumbrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora