Él

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Haga frío o calor, lloviera o tronara, siempre estaba en el mismo lugar, tocando mi guitarra para los transeúntes de Seúl.

Algunos me dejaban propinas, otros sólo disfrutaban de la música al pasar, y otros simplemente no prestaban atención.

Pero él siempre pasaba por ahí, y literalmente parecía vaciar sus bolsillos para mí cada vez que terminaba de cantar.

Cada día era igual.

Noté que era un estudiante de la misma escuela en la que me gradué hace dos años.
Al horario de salida, él llegaba, se escabullía entre la gente de ahí, poniéndose enfrente, regalandome una hermosa sonrisa, a la vez que parecía disfrutar de mi tonada.

Su sonrisa.
Era de esas dulces que no olvidas con facilidad. Dejaba ver sus dientes y sus ojos se arrugaban, volviéndose una línea, casi provocando que se cerraran completamente. Y ésta era dirigida a mí, durante esos minutos, era dirigida a mí, eso me daba otro motivo para ir cada día a ese lugar.

Con el tiempo me pregunté: él siempre me dejaba algo, ya sea monetario o un sentimiento de felicidad, pero ¿acaso yo realmente le daba algo a él? ¿Él en serio disfrutaba de mi música?

Puede parecer tonto, pero era algo que necesitaba saber.
Necesitaba saber sobre él.















Era un nuevo día y ahí estaba yo, sólo faltaba él.

A medida que mi tiempo tocando transcurría, la espera por verlo llegar aumentaba mis nervios.
No venía y yo comenzaba a preguntarme qué le había pasado. Aún si la gente dejaba dinero para mí, yo sólo quería una cosa, ya sólo tocaba para una sola persona y ésta no llegaba. Mi show estaba acabando.

No tenía derecho, pero estaba decepcionado con su ausencia, una notas más y me iría.

De un momento a otro, un grupo de gente se movió algo molesto por la persona que empujaba entre ellos, buscando llegar al frente, siempre al frente.

Era él.
Estaba sudoroso y agitado, claramente había corrido hasta allí.
Él corrió sólo para verme.

Sonreí.
Le sonreí, tocando con más emoción por saber que ahora él estaba viendome.

Los aplausos llegaron como despedida y la gente siguió su camino.
Él se acercó y volvió a meter su mano en su bolsillo. Cuando se inclinó para dejar el dinero, lo detuve sujetando su muñeca.

Me miró con algo de sorpresa y luego alzó las cejas con intriga.

— No te asustes, por favor. —lo solté y él se enderezó, prestandome atención. Su mirada aún fija en mí. — Sólo quería agradecerte por estar siempre aquí. — le sonreí, tratando de generarle confianza hacia mi persona — Me llamo Taehyung, por favor, dime tu nombre.

Él no contestó, sólo apretó sus labios en una sonrisa de oreja a oreja — ¿Te parece que soy bueno en lo que hago? — pregunté con algo de temor.
Me sentí nervioso durante todo mi monólogo, pues él no dejaba de ver mis labios.

Asintió.
— Tu esfuerzo, habla de tu grandeza. — su forma de hablar fue algo rara, mas su voz era suave. — Lo lamento, no pude oír tu canto, pero tus simples gestos y la felicidad que mostrabas junto a ellos, eran música para mis oídos.

Lo entendí.

— Soy Jeon Jungkook. —Sin más, dejó los billetes en mi mano — Hasta que nos volvamos a ver — se despidió.

Sonreí mirando hacia su dirección.
Ese chico era un tonto, mis expresiones no eran por tocar mi guitarra, mis expresiones eran por verlo a él. 








[💕]

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