La propuesta (Parte 2)

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Esa misma noche.

Nunca me había topado con un sujeto así, por lo general todos gritan al verme, por temor o porque me admiran, pero él, ¿qué le pasa a ese sujeto? y ¿Qué pasa con su deseo? ¿Por qué demonios pidió un solo sándwich? – decía molesto mientras caminaba por una calle oscura y los perros aullaban al ver su presencia. – Tal vez... debería trabajar ya para mí, él ya lo dijo "a fin de cuentas su alma ya es mía" y seamos sinceros su vida es muy aburrida, ya hay que atormentarlo. Solo que... -paró su caminar y sacó una copia de la lista de muertes de Muerte- No dice muy bien el día de su muerte, así no puedo llevarlo al infierno, necesita morir y yo no puedo meterme, eso es asunto de Muerte, que fastidio. - Siguió caminando y en su camino se topó con un viejo gato que no demoraba en morir, se acercó a él y lo acarició.

– Al parecer tendré una mascota...- sonrió.

–Al parecer no tendrás nada, Satán. - dijo Muerte acercándose al gato ya muerto y tomando su alma con delicadeza guiándolo a una luz, una luz que llevaba las almas a una habitación donde se decidía si iban al cielo, al infierno o tenían otra oportunidad y renacían.

–Oh vamos Muerte, déjame tener una mascota. –Dijo aun acariciando el cuerpo muerto del gato.

–Sabes que no puedes tener almas de animales, confórmate con los humanos que te dan sus almas por deseos estúpidos –Dijo enojado, pues odiaba que las almas intercambiadas por Satán no estuvieran a su disposición y automáticamente se iban al infierno sin ser juzgados en la habitación donde enviaba a las demás. No importaba si en toda tu vida habías sido bueno, con el solo hecho de darle tu alma a Satán por algo tan estúpido te ibas al infierno.

–Vaya que malo... Por cierto, una pregunta, este tal Luis Fernando, ¿sabes por qué no puedo ver la fecha de su muerte? Tal vez tomé una hoja mal impresa y... –Muerte lo interrumpió de inmediato.

–¿Qué haces con una de mis listas de muertes? –dijo con un tono aún más molesto apuntándolo con su Oz.

–Baja eso, calma, solo tenía curiosidad de ver a los míos. Cuando me dan sus almas su nombre cambia a un color carmesí ¿no? Pero ¿por qué el sigue intacto? ¿No hice bien el contrato? ¿No habrá sistema? ¿Es extraño no crees?

Bajó su Oz, dio la vuelta para seguir su camino y con sus delgados dedos los hizo chasquear haciendo desaparecer aquella lista de las manos de Satán. –No está mal impresa, en algunos casos solo demora en salir la fecha de su muerte, no entiendo por qué, solo queda esperar y no está en color carmesí por lo mismo, no se sabe si funcionará tu contrato. Espero que no. –dijo aquello y desapareció sin más.

Chasqueó su lengua y metió sus manos a sus bolsillos. –Como sea, el será mío. –dijo sonriendo, desapareciendo de aquella calle oscura.

Luis:

A la mañana siguiente me levanté temprano, fui al comedor y me serví el desayuno, me senté en una banca alejada de los demás alumnos y al darle la mordida a mi tostada sentí una mirada, alcé la vista y a tres mesas de mi estaba ese sujeto mirándome fijamente. –¿qué quiere ahora de mí? Ya le di mi alma... –dije entre dientes y posterior a eso le di tres mordidas a mi pan.

No dejaba de seguirme, no importaba a dónde fuera dentro de la misma universidad él estaba ahí, sólo mirándome. Supuse que por hacer una invocación esta sería otra de las consecuencias. Que me esté atormentando o algo así.

Ya era hora de irme al coro, tomé mi guitarra y mis partituras. Él esperaba abajo cerca de unos arbustos y al salir del edificio se escondió tras un árbol ¿acaso cree que no lo he visto? Seguí mi caminar sin darle importancia hasta llegar a la iglesia, no lo vi en un buen rato hasta que me fijé por una ventana, ahí estaba él en cuclillas haciendo círculos en la tierra.

–Oye Emmanuel, ¿los demonios pueden entrar a la iglesia? –Le pregunté a uno de mis compañeros.

–Obvio no, ¿qué no pones atención en las clases? Es para que lo supieras desde hace años, si entran ¡ELLOS SE INCENDIAN! –dijo riendo mientras afinaba su guitarra.

–Ya veo... –Salí hacia donde estaba él.

–Con que no puedes entrar, ¿eh? ¿Tienes miedo a incendiarte? Pensé que vivían ya en el fuego

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–Con que no puedes entrar, ¿eh? ¿Tienes miedo a incendiarte? Pensé que vivían ya en el fuego. –dije alzando una ceja.

–¿Incendiarme? ¿Por qué me incendiaría? Tienes razón no puedo entrar, pero ¡es culpa de esos ángeles! –Señaló hacía la puerta de la iglesia donde se encontraba dos ángeles guardianes, dos ángeles que obviamente yo no podía ver.

–Si no estuvieran ahí yo entraba sin problemas, pero no me dejaron –.

–Como sea, ¿por qué me estás siguiendo? ¿acaso no te basta con que dentro de unos años moriré y tendrás mi alma? Es molesto verte. –dije cruzando los brazos.

–¿¡Eh?! ¿Seguirte? Bien me has descubierto, estuve observando tu interesante día de hoy, que aburrido eres. –dijo burlón.

–¿Y es mucho más interesante espiar la vida de un estudiante de universidad? Si no tienes nada mejor que hacer te pido que te alejes de mi.... –dije, caminando de vuelta a la iglesia.

Los ángeles reían de Satán al ver la escena.

–¡Idiotas! ¡Dejen de reír! Está bien, Luis, te tengo una propuesta, ven conmigo al infierno y sé mi asistente, te pagaré muy bien y tendrás todos los sándwiches que quieras, suena genial ¿no? Pero tu alma sigue siendo mía, recuerda que firmaste mi contrato.... –dijo aquello sonriendo y mirando a los ángeles que se encontraban perplejos.

–Además, ¿qué sigues haciendo aquí? Tú ya no perteneces con ellos, si buscabas la salvación de Dios la haz perdido, no creas que muriendo dejarás de existir y ya, no, todas las almas o van al cielo, al infierno o regresan aquí al mundo terrenal. ¿sabías que los que me dan sus almas o los suicidas van a lo más profundo del infierno donde solo tendrán más sufrimiento? Vamos te estoy dando un puesto donde yo cuidaré de ti. También sé que solo vienes por compromiso y obligación de tu familia y que nunca te ha importado, ya es hora de cambiar de aires, ¿no crees? – sonrió esperando una respuesta y posando sus manos en la cintura.


Un deseo por tu alma.Where stories live. Discover now