---- ¡¡¡Saraaah!!!----
---- ¡¡¡Saraaaaaah, arriba ya despierta!!!----
Les puedo jurar que escuchar a mi madre gritar desde la planta baja, no era la mejor manera de despertar un lunes a las 7:00 AM, pero supongo que tanto como yo, ella no ha podido dormir bien de los nervios que el primer - ultimo día conllevan, por lo que, en cierta parte, puedo entenderla.
Alejo las ganas de gritarle con todas mis fuerzas que se detenga de una buena vez y me limito solo a informar que ya desperté; una vez los gritos cesan, me obligo a mover el cuerpo de la comodidad de mi cama y hago mi camino hacia el baño.
El agua caliente cayendo por mi espalda solo me inunda más en los pensamientos de en como he afrontado la muerte de mi padre o mejor dicho, en como no la he afrontado, pero es que cada día es mas difícil pensar en no volver a verlo nunca más, en que se fue y no volverá, y yo creo que nunca estaré lista para asumirlo. Se bien que nos dejo a mamá y a mi cuando yo tenia a penas 4 años, pero los últimos 3 años el supo como acercarse a mi, se transformo en mi amigo, en mi apoyo, en mi compañero de aventuras y más. No me doy cuenta cuando las lagrimas ya están cayendo, pero las dejo unirse con el agua mientras termino de lavar mi cabello, dejo que unas lagrimas corran por mis mejillas y me pregunto si en algún momento dejara de doler.
Una vez me encuentro lista, me doy la ultima mirada en el espejo, intentando convencerme en que las cosas van a estar bien.
Ya vestida y arreglada, una vez en el living puedo divisar a mamá y papá en la cocina terminando sus respectivas tazas de té, por lo que me acerco para despedirme y agarrar mi colación del día, me despido con un beso de cada uno y me dispongo a tomar la locomoción hacia la secundaria.
En el trayecto pienso en lo afortunadas que fuimos mamá y yo de que mi papá llegara a nuestras vidas cuando yo tenia al menos 6 años de edad, recuerdo que al principio le decía tío, nunca le molesto, y tampoco le molesto aquel día que por casualidad le dije papá, el solo se limito a mirarme y sonreír, y preguntar que era lo que quería, desde ahí nunca deje de decirle papá, hasta el día de hoy, es mi padre, no importa si no hay sangre de por medio, tuve 2 maravillosos padres, uno lamentablemente no esta conmigo físicamente, pero me cuida de donde quiera que este.
Voy tan hundida en mis pensamientos que me acabo de dar cuenta que me pase una calle.
-- mierda!, definitivamente debo dejar de hacer eso-- lo digo más para mi misma que para cualquiera.
una vez logro bajarme, emprendo el camino hacia la secundaria, pero antes procedo a sacar un cigarrillo de mi mochila y le doy una calada; siento como la ansiedad desciende con cada calada que le doy, así como también voy acercándome al edificio color durazno al cual van entrando alumnos como si de una carrera se tratase.
Ya dentro del edificio voy a mi respectiva sala de clases, la cual es la misma del año pasado, un punto a favor es que mi asiento sigue siendo el mismo y al ya conocer a mis compañeros no habría presentaciones incomodas.
Voy haciendo una lista mental de los Pros y Contras hasta que a la lejanía estoy segura de escuchar mi nombre.
-- ¡¡Sarahhhh!!!-- sip, esa era definitivamente mi querida Steph y su roja cabellera, corriendo hacia mi, aunque un poco raro, ella casi nunca corre, por no decir nunca.
de todas formas logre articular las palabras en cuanto llego a mi lado
-- Steph, hola, ¿que tal las vacaciones?--
-- no mucho, ya sabes como son las cosas en casa de la abuela, ¿ y tu Sarah?, ¿ como has estado? --
pude notar el cambio en su voz al preguntar como estoy, ese tono lastimoso que todos usan desde que perdí a mi padre. Quería decir que todo cada vez se vuelve más difícil, y que no se como salir de ello, sin embargo con una sonrisa le dije que todo estaba bien, ninguna novedad.