Labios Compartidos

(1) Maldita Suerte

Al lado, una foto de Estefanía (Ashley Greene) y el video de Maldita Suerte (Victor Manuelle ft Sin Banderas) la canción de este capítulo. Espero que lo disfruten.

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"Déjame en paz! Ya estoy cansada! No entiendes que ya no soy una niña! Tengo diecisiete años; estoy cansada de vivir bajo la sombra de Kendra. Quiero salir sola con Yedriel!" le gritaba a mi mamá luego de pedirle permiso para salir con mi novio al cine.

Qué cosa inapropiada podía hacer yo en el cine? Total, los papás de Yedriel eran más estrictos que los míos. Ambos estábamos por graduarnos de la escuela superior y habíamos sido aceptados en diferentes universidades; así que deseaba estar todo el tiempo posible con él, porque luego, no sería lo mismo.

"Estefanía, abre la puerta inmediatamente!" decía mi mamá, Angélica, desde el otro lado de la puerta de mi cuarto ya que le había puesto seguro.

"No! Déjame tranquila. Me hubiesen dejado con mi tía Isabella y sería feliz! Así no hubiese conocido a Yedriel y no estuviéramos discutiendo!" le continué gritando, pero ya el nudo en la garganta era más grande y comencé a llorar sin controlarme.

"Estefanía!"

No escuché más, solo me tiré sobre mi cama, colocándome los audífonos y subiendo la música a todo volumen. Sabía que cuando mi papá llegara, me esperaba otro sermón.

Mientras escuchaba la música, recordaba a mi familia. Nos habíamos mudado a Puerto Rico cinco años atrás, luego de que mi papá fue asignado a un proyecto en esta isla. El lugar es hermoso, no lo tomen a mal, tiene las mejores playas, hermosos lugares históricos y tengo muchas amistades.

Aun así, extrañaba demasiado a mi tía, a su esposo, Ezequiel y a mis primos Diego y Amanda. Estaba todo el tiempo con ellos, y mi tía y yo teníamos muchas cosas en común. No es que no ame a mis abuelos o a mi tía Adrianna y mis primos; los extraño y los adoro con el alma, es que, simplemente, soy una copia de mi tía Isabella.

"Estefanía! Abre la puerta!" la voz de mi papá, llena de coraje, me hizo temblar.

Sin pensarlo mucho, me levanté de la cama, me quité los audífonos y, temerosa, abrí la puerta.

"Hola papá" le dije sin mirarlo al rostro.

"Estefanía, me puedes explicar que fue todo ese espectáculo que le hiciste a tu madre? Sabes que no me gusta que hagas eso" fueron las palabras de mi papá lleno de coraje y frustración.

"Yo no quería venir aquí, y me obligaron. Ahora te pido que deseo estudiar en otro pueblo, y no me dejas. Papá, ya no soy una niña."

"Pero tampoco eres una mujer aun. Te falta mucho por aprender a vivir. Además, te quiero cerca, ya he presenciado muchas cosas y no quiero que se repitan."

"Porqué yo tengo que pagar la consecuencias de lo que otros hicieron? Si mi tía Isabella cometió un error, fue ella, no yo. Además, después de todo, ella está feliz con tío Ezequiel."

El hecho de que mi tía Isabella se había enamorado, clandestinamente, del mejor amigo de mi papá, no era un secreto en la familia. Tío Ezequiel estuvo casado con una mujer, de nombre Viviana, a la cual no amaba. Luego de muchas cosas, y tras la noticia de que mi primo Diego venía en camino, toda su vida cambió y tuvieron un final de cuento de hadas.

"Mientras vivas aquí, y dependas de nosotros, te tendrás que regir por nuestras normas. De acuerdo?"

"Sí, papá" le respondí molesta, sentándome en la cama.