Capítulo 39: A veces es bueno soltar.

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Me besó. Otra vez lo hizo, el descarado. Pero... Debo admitir que me gustaban sus besos.

-¿Por qué haces eso?- pregunté cuando nos separamos.

-Es la mejor manera que encuentro para callarte.

-Eres un imbécil.

-También me agradas- ironizó robándome una risita. Me acerqué a él y para su sorpresa fui yo quien lo besó. Era un juego que ambos podíamos jugar.

-Ahora estamos a mano.

-Tsch, creída- sonrió de lado, pero luego de unos minutos su expresión cambió por completo-. ¿Conocías a ese infeliz?

-¿Hablas de...?- pregunté sin poder pronunciar el nombre de ese tipo.

-Cooler. ¿Lo conocías?- me preguntó serio. Me miraba con sus ojos profundos clavados sobre mí, y yo estaba más que nerviosa. Nadie podía conocer mi pasado.

-¿Por qué preguntas?- dije separándome algo incómoda.

-Vamos, te has puesto más que nerviosa y torpe y cuando lo nombran te sientes incómoda... Como ahora- dedujo seriamente y algo decepcionado.

-¿Ahora es un reproche?- pregunté entre enojada y apenada.

-No cambiemos de tema, necesito que me digas si ya lo conoces, es un tema serio Bulma- me pidió casi en tono de súplica. Aquello me tomó por sorpresa. Digamos que Vegeta no era el tipo de persona que pide las cosas de buena manera o te llama por tu nombre a menudo a menos que seas pariente. Pero lo que más me sorprendió fue que le importara tanto la relación que pudiera mantener con ese sujeto.

-¿Por qué es tan importante? ¿Qué pasó?- pregunté curiosa.

-No puedo decirte... Al menos por ahora. Pero necesito que me digas si tienes alguna relación con ese tipo.

-¿Tú que crees?- pregunté nerviosa. Si hay algo que podía descubrir de este Saiyajin es que no es tonto.

-Pues... No lo sé. Pero me preocupa, porque si la historia viene por el lado que yo creo... Mujer dime qué tiene que ver contigo- me pidió nuevamente muy alterado. Yo lo miré con los ojos vidriosos y bajé la cabeza, sintiendo una culpa increíble.

-No puedo decirte... Al menos por ahora- dije imitando sus palabras.

-¿Por qué?- insistió.

-Porque son cosas que no quiero recordar.

-¿Recordar? ¿A qué quieres llegar?

-No puedo decirte Vegeta, lo siento- dije con la voz quebradiza intentando huír de allí.

-¡Mujer!- escuché que me llamaba. Yo solo corría hacia la puerta mientras comenzaba a derramar lágrimas. Me sentía completamente inútil. Estaba por salir cuando sentí que me tomaba de la mano. Yo apenas volteé a verlo por sobre mi hombro-... Sabes que puedes confiar en mí, ¿Verdad?

-Vegeta... Yo no puedo confiar en nadie... Al menos por ahora...- susurré llorando. Él se acercó a mí y me besó con ternura.

-No dejaré que nada malo te pase.

-Lo sé...- dije soltándome de su agarre y me marché.

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Maldita sea, no era eso lo que quería.

Una vez que me fui de mi sala estaba dispuesto a vagar por los pasillos pero por la ventana pude observar a una incansable mujer corriendo como loca y haciendo abdominales a montones, que luego se quedó en el suelo. Si era como yo, estaba entrenando para descargar las emociones que cargaba. Estaba mal. Me decidí a buscarla pero me pareció más divertido sorprenderla, me gustaba su cara de sorpresa y sus enfados tontos. Me escabullí hasta la biblioteca, corté la térmica para que no pudiera encender la luz y me escondí entre las estanterías. Una vez que estuvimos lejos de la puerta la tomé por sorpresa y la besé.

Un nunca es algo que jamás aceptaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora