Usagi. [Boku No Hero Academia]

Capitulo Ocho.

—Qué extraño.

La pantalla de su teléfono iluminaba un poco la sala de estar y la taza de café con leche cubría el frío que sentía en sus manos. Le dió un sorbo. Era invierno y el refugio poseía una calefacción no tan potente. Quizás le pida al jefe que compre uno nuevo en cuanto pueda.

Como si hubiera sido instantáneo, su nariz detectó el olor de un híbrido, pero éste estaba ligado con otro aroma que no lograba reconocer. Miró la hora de su celular; las tres de la mañana ¿Que hacía despierto? Desbloqueó su aparato y releyó los mensajes que había intercambiado con su hermano y Katsuki, este último preguntándole cómo se encontraba, ya que esa noche le tocaba tanda extendida.

—"Bien, no es tan malo como pensaba" —se podía leer entre sus respuestas.

Si habría sido un híbrido completo, su oreja se hubiera sacudido al escuchar los pasos provocados por el mitad animal que caminaba de un lado a otro por el pasillo de las habitaciones. Encendió la linterna de su teléfono, dispuesta a ir en busca del híbrido que vagaba por ahí.

Y así fue.

La pelirroja se extrañó por verle despierto. Normalmente, Izuku se levantaba y se quedaba aislado en su cuarto hasta que el desayuno o el almuerzo estuvieran listos. El olor a nerviosismo que solía desprender de él había desaparecido de la faz de la tierra, reemplazándolo por un aroma a durazno dulce mezclado con otra cosa. Ella acostumbraba a relacionar las fragancias de las personas con algún alimento y la esencia de nerviosismo de Midoriya normalmente era un poco agrio, pero ahora era diferente.

El híbrido de conejo volteó la mirada al oír pasos detrás suyo. Ahora era ella quién estaba nerviosa. Tenía las mejillas sonrosadas y se apoyaba en cada pared que veía.

Se acercó a ella y la abrazo, soltando un leve jadeo en el proceso. Agnes, por el contrario, abrió los ojos como platos.

—Izuku...

—Agnes... —su nombre había salido como una súplica. Sin despreocupación.

Su mano vibró, dándole a entender que recibió un nuevo mensaje. Era Eijiro preguntando por su bienestar, ya que durar despierta hasta altas horas de la noche no era muy sano para ella considerando su padecimiento.

—"Estoy bien." —contestó ella rápidamente para volver a prestar atención al híbrido.

Dejó su teléfono en unas de las pocas mesitas que colocaban en los pasillos como decoración, poniéndolo bocabajo con tal de que iluminara el lugar.

—¿Qué te sucede? —preguntó, el peliverde parecía no tener intenciones de querer soltarla.

Aprovechó la situación para calmarlo y tratar de descubrir que ocurría. Empezó a acariciar sus orejas, cada tanto soltaba suspiros satisfactorios provocados por sus mimos. Colocó una mano en su frente, sintiendo instantáneamente la leve capa de sudor que se había formado en su cuerpo.

—Estas ardiendo —concluyó.

Entonces, cayó en cuenta; entró en celo.