El suicidio es la decisión más extrema que una persona puede tomar en vida. De hecho, de ser llevada a cabo, será la última decisión tomada por esa persona. Más allá nada importará, porque habrá perdido la única oportunidad que tenía de vivir.
Las razones que llevan a las personas a cometer el suicidio son de lo más dispares, pero en la mayor parte de los casos están asociadas a la depresión y otras enfermedades mentales, como pudo ser el impactante caso de Christine Chubbuck. Aún así, son muchos los que van más allá. Algunos mueren por honor, como hacían los samuráis al ejecutar el seppuku. Algunos mueren por su dios, como hacen los terroristas suicidas musulmanes. Y otros, los menos, simplemente mueren para permitir vivir a los demás.
A Mumpy Sarkar se le habían complicado mucho la vida en los últimos meses. La mediana de una familia de tres hijos, pese a tener tan sólo 12 años, era perfectamente consciente de que la situación futura no se planteaba nada favorable.
Su hermano menor, Monojit, tenía un riñón fuertemente dañado y el único que tenía totalmente funcional estaba a mostrar síntomas de debilidad. A eso se había añadido en las últimas semanas un problema de vista a su padre, que cada vez le dificultaba más el trabajo en el campo, y con ello peligraba la única fuente de ingresos de la familia.
Durante noches había estado escuchando a sus padres discutir sobre la situación, oyéndoles decir cómo lo único que podía salvar la vida de su hermano era un trasplante de riñón, y que un trasplante de ojos era lo único que podía salvar a su padre de la discapacidad permanente. Fue entonces cuando Mumpy vio la solución a todos los problemas de su familia. Daría su vida para con sus órganos devolver la vida al resto de su familia.
Una mañana, aprovechando que sus hermanos habían ido al colegio, su madre había ido a comprar arroz para la comida y su padre había ido a trabajar, Mumpy llevó a cabo su plan ingiriendo una cantidad sustancial de endosulfán, un insecticida prohibido por su toxicidad en más de 50 países. Entonces corrió hacia el campo de trabajo donde estaba su padre. Al llegar le contó que creía que alguien le había puesto veneno en su boca y por ello le dolía el estómago. Rápidamente fueron a la farmacia más cercana para conseguir las medicinas necesarias para quitar el dolor de tripa de Mumpy, sin ningún éxito. En poco tiempo su situación empeoró, muriendo antes de llegar al hospital más cercano.
Un día después de cremación del cuerpo de Mumpy, su padre encontró en su cama una nota dirigida a su madre. En ella Mumpy pedía que, después de su muerte, sus ojos fueran donados a su padre para curarle su problema de vista, y sus riñones donados a su hermano, para curarle su problema renal.
Esto, lo que podría haber sido nada más que un cruel relato, fue algo que sucedió el 27 de Junio de 2011 en un pueblo al norte de Calcuta. Aunque se hubieran conocido las intenciones de Mumpy antes de su incineración, posiblemente no habría servido de nada, ya que el endosulfán posiblemente habría contaminado los órganos a ser transplantados. Aún así, el gobierno regional, al enterarse de los hechos, ofreció a la familia la ayuda económica y medios necesarios para solventar los problemas de salud del padre y el hermano de Mumpy.
Nota: La historia la encontré referenciada en Day Riffer, y consulté varios medios que se habían hecho eco de la misma en distintos países.
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Historias para reflexionar
ContoAprovecha el tiempo, cuida lo que quieres porque los recuerdos no se abrazan...