Una botella de vino, miles de anécdotas y chistes después, entramos en confianza, Adam y Olivia se fueron a otro lado, dejándome sola con Ansel.
Él es un chico precioso, con sentimientos divinos que buscan alguien que los haga salir a flote y dar todo de ellos, con mucho que ofrecer a la persona que decida prestarle la atención y cariño que necesita.
—Me equivoque contigo, ¿sabes? —me dice en un tono bajo—, creí que serías alguien superficial y resultaste todo lo contrario.
—Yo creí que eras un niño riquillo presumido, veo que no. —le soy sincera.
—Todos tienen esa idea sobre mí, me alegra que te hayas tomado el tiempo de conocerme —responde acomodando su cabello hacia atrás en un intento inútil y regalandome otra sonrisa, esta vez noto que tiene unos lindos hoyuelos en la mejilla, lo que lo hace doblemente lindo—, piensan que mi vida debe ser fácil por el dinero, pero no ven más allá.
—Tienes suerte de haberme conocido entonces. —bromeo.
—Tal parece que sí —responde—, me agradas, Marion, de verdad lo haces, y créeme que no soy de decirle esto a personas que conocí en un día.
Solo me queda sonreír y asentir, ha sido un día genial, Ansel y yo seguimos comiendo un poco entre risas, mientras todo lo bonito se apaga, quince llamadas perdidas de papá, esto va a ser horrible, en la número dieciséis respondo:
—¿Dónde diablos estás? Espero que tengas una buena explicación para esto, Marion. —dice él al responderle.
—Estoy en... —trato de ser algo cuidadosa—, Londres. —no puedo verlo pero si lo hiciera, vería el enojo en persona.
—¿Con quién estás?—pregunta.
—Dean. —miento, no quiero decirle que estoy sola con un chico que apenas conozco.
—Pero que mala mentirosa eres.—responde Dean al otro lado del teléfono.
M-i-e-r-d-a.
—¿Que haces con mi papá?
—Me ayuda a buscar a mi hija de la cual no conozco la compañía, ¿con quién estás, Marion? Y más te vale seas sincera conmigo—esta vez es papá, advirtiendome—, ¿sabes qué? No me importa, te quiero en casa lo antes posible o habrán consecuencias. —cuelga la llamada.
Estoy a más de dos horas de casa, con un auto que no es mío, mi nuevo amigo, y mi amiga dónde Dios solo sabe, mis números son pocos.
—¿Estamos en problemas? —me pregunta Ansel, incluyéndose.
—Estoy.—lo corrijo.
—Estamos—trata de corregirme—, soy responsable de ti en este momento. ¿Qué pasó? ¿Era tu padre?
—Debo estar en casa lo antes posible, ¿sabes si pasa algún tipo de transporte que me deje al menos en la entrada de Castle Combe? Lo demás lo caminaré.—pregunto, esperanzada de que él sabe, aunque lo más probable es que no, quizá ni siquiera haya subido a un transporte antes.
—Estás equivocada si crees que no te llevaré hasta la puerta de tu casa y pediré disculpas a tu padre.
—No hay necesidad —digo, aunque suena muy lindo—, el auto es de Adam, ¿no? Se molestará mucho al enterarse.
—Es mío, y no importa que se moleste, no debieron dejarnos solos aquí, sin embargo lo hicieron, vamos, te llevaré.
Empezamos a guardar las cosas del picnic que organizaron en la canasta, quedó quizá un media botella de vino, y casi todo lo tomé yo, él apenas lo probó, me siento una alcohólica, un poco ebria y muy nerviosa por cómo estará papá.
Pero no puedo dejar en pensar que Dean estaba con él, ¿habrá ido con él a propósito para hacerle dudar donde estaba? ¿O sólo fue una casualidad? Como haya sido, no tengo ni ganas de encontrarlo y menos estando con Ansel.
Con todo dentro del auto, entramos, nos podemos cinturones de seguridad y arranca. Creo que él se va dando cuenta que mi cabeza viene hecha un remolino, así que busca como distraerme.
—¿Tu padre y tú son muy unidos, eh? —rompe el silencio.
—Sí, aunque pase la mayor parte de su tiempo trabajando, creo que puede decirse que lo somos.
—¿Y tu madre? ¿Qué hay de ella?—sigue preguntando.
—Muerta. —respondo, sin decir más.
Casi puedo escuchar como traga saliva de lo incómodo que se siente ante mi respuesta, quizá no es normal que la chica con la que sales te lo diga tan normal... Pero es lo que es. No me gusta hacerme la víctima con el tema de mi madre. Ella murió por culpa de su inconsciencia del consumo de tabaco, y es lo que temo por Dean.
—Lo siento mucho—me dice, con la voz entrecortada—, ¿sabes? Mi abuela murió hace poco, ella fue como mi madre después de que ella nos abandonara a mis hermanos y a mí. Sé lo que sientes.
Asiento en muestra de agradecimiento por la sinceridad que tiene conmigo.
—Ella era la que me consolaba cuando llegaba golpeado y llorando por el bullying—continúa, con la voz más ronca— de la escuela y cualquier clase externa a la que me mandaba mi padre.
Logro extender mi mano y toco su hombro como muestra de que todo estará bien.
—Mamá murió de cáncer, era adicta al cigarro, eso la mató.
Él asiente con la cabeza, llego a ver una pequeña lágrima que escurre de por su mejilla, la seco con mi mano y hundo mi dedo índice en donde se marcaría su hoyuelo si sonriera, éste lo hace, y me encanta.
Ansel solo pone música, toda me gusta, toda la cantamos juntos, ¿cómo se puede sentir todo esto en un solo día? Es de locos.
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Apaga tu cigarrillo
RomanceLa madre de Marion falleció cuando ella tenía 14 años de edad, a causa de un cáncer de pulmón, provocado por el tabaco y desde entonces ella se prometió nunca fumar uno en su vida. Ahora ella trata que su mejor amigo, Dean, deje de fumar, ya que...