El día era brillante, junto con la salida de los alumnos de una escuela ubicada en una ciudad de Japón, Musutafu. Todos iban en dirección a sus casas, convivir con su familia, o hacer otra cosa en su vida solitaria. Pero esta vez vayamos a ver a un cierto chico.
Su pelo verde alborotado era algo llamativo ante todo, junto a sus ojos del mismo color. En sus mejillas se notaba unas pecas, que en ambos lados tenía ambas cantidad de pecas. Su ropa que era una camisa negra de manga corta, notándose su cuerpo sin trabajar, un pantalón verde oscuro con bolsillos plaques a cada lado y unas zapatillas negras con cordones blancos.
Ese mismo chico llevaba su mochila colgando de uno de sus hombros. A diferencia de los otros chicos, su mirada era triste. No estaba de ánimo, por lo cual fue en paso lento para escuchar sus propios pensamientos más detenidamente.
Algo que no le agradaba era el volver al departamento que comparte con su hermana y madre. Las dos personas que menos quiere ver, pero no podía hacer nada. Tendría que conseguir un trabajo, vivir solo y tratar de sobrevivir. Pero no tenía recursos o dinero para estar solo. Solo le quedaba recurrir al robo, pero no iba a hacer eso.
Suelta un suspiro debido a que piensa que ya está pensando mucho por este día. Aunque siempre lo hace ya que casi nunca fue feliz con esas dos en su vida. El feliz recuerdo de la única persona que hacía que su día mejorara pasaba por su mente, que refrescante. Pero era en vano recordar, no lo volvería a ver nunca más.
Estaba tan perdido pensando en eso que no se dio cuenta que ya estaba en los tres edificios casi pegados que eran los tres departamentos. La estructura estaba sin pintar, tampoco es que le haga falta. Era el color gris blanco del cemento. Se dirige a uno de estos tres edificios y entra, sube unos cuantos pisos y llega al cuarto correspondiente donde vive con su madre y hermana.
Abre la puerta, esperando insultos, golpes u otra cosa. Pero nada, solo veía a su hermana observando la televisión, de seguro alguna noticia de alguna heroína salvando a alguien de un villano, cosas que no le interesa al muchacho pelo verde.
—Estoy en casa —Dice desanimado el muchacho, sin ganas de estar allí, incluso vivo. Pero solo pasaba por la sala.
En la habitación había un sofá verde para tres personas, un piso de madera, pared blanca, sin olvidarse de una mesa con tres sillas. Nada del otro mundo que destacar por aquí, un simple cuarto para ver la televisión y comer. Un poco a la izquierda había una cocina, muebles y estantes para guardar cosas para cocinar y eso. Nada interesante que llamara la atención.
El chico decide pasar por detrás del sofá, ya que no quería enojar a su amenazante hermana. Le causaba terror el solo verla enojada, lo tenía dominado debido a los constantes abusos. Pero la vida a veces resulta ser un hijo de puta.
—No avisaste que llegaste —La dulce voz de la chica resultaba amenazante. Ni el muchacho sabía cómo funcionaba eso. Era extraño.
Se levantó, mostrando su apariencia un poco más mejor.
Una chica de la misma edad de aquel peli verde. Una apariencia muy similar y todo, solo que había sus diferencias. La primera, era el notable pecho bien desarrollado de la pequeña, junto a unas caderas bien formadas. La segunda, era ese pelo algo largo, llegando hasta la mitad de la espalda de la misma. Aún en estos días, el chico se preguntaba por qué tenía esa figura, cosa que nunca encontró respuesta.
—Si avi... —Apunto de terminar su oración, recibe un fuerte golpe directo en el estómago. Al menos agradece que no fue en sus partes nobles, otra vez.
Mierda, eso duele peor que ayer. Se arrodilla y, luego de unos pocos segundos, cae al suelo. Se sostiene en la zona donde se efectuó el golpe, pero tampoco servía para nada, quizás para aguantar un poco el dolor. Unas pocas lágrimas cayeron de sus ojos, afectados por la gravedad cayeron al suelo.
ESTÁS LEYENDO
Izuku The Mask
FanfictionUn chico normal y una máscara mágica, un mundo donde solo las mujeres tienen poderes. Era lo necesario para crear lo más desbalanceado del mundo.