Amanecer y atardecer.

Sí me encuentras.

Estoy, en la nada, muy tranquila. El todo es diminuto en lo que se es. 

Mira la Luna, no está completa, pero con un brillo inmenso pero siniestro. 

No, no pienses mal. Yo no te haré caer.

El día que me ames, jamás, jamás me tendrás. 

Me sientes cerca, pero estoy lejos, muy lejos de ti. 

Caminé, entre las sombras, para escuchar tus secretos. Y muchas voces me dijeron lo que piensas. 

Entré en la obscuridad, y mi alma no está en mí ni tampoco está contigo. 

Yo ya me he quedado tranquila, y así estaré hasta el día de tu venidma. 

Aún te siento dentro.

Y sí piensas que lo estoy haciendo por molestarse, estas equivocado. 

No hay nada que te quiera hacer porque yo ya te hice lo que necesitaba. 

Y cumpliste con tu labor. 

Entre la oscuridad me he ocultado para robarte lo que necesitaba. Y cuando lo quiera lo volveré a obtener. 

Estás libre, pero no sabrás qué harás sin la luna. 

Con tu rotunda actitud la mía no cambiará, si en las sombras andas yo no te voy a encontrar.

Tu deseo, dominante en tu personalidad, hace estragos en tu mente.

Dulce es el confundir. 

De quererte a mi lado te prefiero lejos.

Y en la oscuridad, nada se encuentra. Y aunque me busques no me hallarás.