-Me opongo. – dijo alguien calmadamente desde la multitud en silencio.
Uno a uno los miembros presentes voltearon su cabeza a la persona dueña de la voz, y en el salón se escucharon jadeos acompañados con pequeñas charlas.
- ¿Sabe lo que la oposición significa en estos momentos? – preguntó el hombre con abrigo rojo, acercándose a la figura envuelta en verde.
-Traición. -
-Exilio. -
-Ejecución. -
Esas tres palabras fueron susurradas con miedo, pero la persona asintió sin preocupación en su ser.
Los guardias se acercaron con un objetivo, aprehender a quien estaba armando tremendo alboroto en medio de un suceso tan importante. La persona en verde se levantó lentamente de su asiento y se dirigió a ellos colocando sus brazos al frente.
- ¿Cuál es su nombre? - preguntó el hombre en rojo.
- Zane. - respondió la voz bajo la capucha.
- ¿Y quién cree que es para venir y oponerse en este momento? – las personas estaban expectantes.
- Soy alguien importante. – un guardia le pegó una cachetada sacando jadeos a la multitud.
- Su Majestad suprema ha preguntado algo con respeto, responda de la misma forma. –
- Soy Zane, mi madre fue una estudiante de leyes, hizo parte del congreso en Helvetti, su nombre era Itziar Koch – la persona alzó su rostro por primera vez, bajó su capucha y vio el rostro de su majestad. – Y mi padre, nunca lo conocí, pero esperé 20 años el día en el que vería su rostro a menos de 10 metros y no a través de una pantalla. – una sonrisa llena de sangre fue dada a su majestad quien estaba con cara de póker, pero en sus ojos había temor y emociones que pensó no podría volver a tener. –Así que aquí estamos, el día llegó, y debo admitir, que no sé lo que madre vio en usted, su majestad – se agachó haciendo una reverencia – ¿o debería decir padre? - los guardias corrieron hacía el rey custodiándolo, tiraron a la persona causante del alboroto contra el suelo, y en minutos la multitud fue desalojada del lugar.
-Vamos a mi salón personal, todos. – ordenó el rey mirando el espectáculo frente a él. Caminó hacía el salón con los guardias reales a su alrededor. – Y necesito al doctor inmediatamente, Engel.-
-Como usted ordene, su majestad. – Dijo el duque llamando al doctor real.
En el salón del rey, colocaron a la persona intrusa en una silla, aún custodiada y con alerta a sus movimientos.
-Salgan. - ordenó el rey, ganando miradas de confusión por parte de su seguridad personal.
-Su majestad. - dijo el jefe de seguridad.
-No quisiera repetirlo, capitán. - el capitán Mako asintió y ordenó a sus hombres salir del salón. –Ahora estamos solos, dime, ¿es verdad todo lo que dijiste? – asentimiento – Necesitamos que un doctor realice una prueba de ADN, el futuro de AD está en juego gracias al espectáculo que armaste hace unos minutos. –
Zane solo observaba a su padre, tenía planeado que escuchara lo que debía decirle, solo no creía que llegar a él hubiese sido tan sencillo, uno pensaría que la seguridad real era impenetrable sin embargo ahora estaba frente al monarca que el pueblo tanto respetaba. Si un enemigo tuviera la mitad de sus habilidades ya lo habría matado.
Enzo había sido un rey justo e inteligente, al menos eso decían los registros públicos, y en sus ojos pudo ver dureza mezclada con asombro.
El rey observó lentamente, tenía el cabello corto y el mismo color de sus ojos y aún así era la viva imagen de Itziar, recordó su juventud y esa mujer que le había mostrado un nuevo mundo. Minutos después, cada uno sumido en sus pensamientos fueron interrumpidos por el duque y el doctor real.
-Su majestad, buenos días, me han avisado, ¿prueba de ADN? – el doctor real era una mujer de edad avanzada, con unos rizos salvajes, tacones y un traje que emanaba seriedad y profesionalismo.
-Buenos días, doctora Mánver, si, una prueba de ADN, ¿cree usted que necesitaría algo más? – preguntó el rey.
-No, los resultados podrán estar en menos 24 horas, ahora – la doctora abrió su maletín y comenzó con los procedimientos.
Saliva, uñas, cabello y sangre fueron obtenidos de las dos partes, clasificadas en paquetes y tubos de seguridad completamente esterilizados.
La doctora Mánver se despidió y salió acompañada de Engel.
-No podrás salir del edificio en las próximas 24 horas, dispondrás de una alcoba, y tendrás a guardias custodiando tu puerta en todo momento, no intentes escapar o armar otro espectáculo, se te llevarán los alimentos a esta, no hables con nadie, mucho menos con la familia real, el rey ha sido generoso con tu trato, no desobedezcas. – dijo el capitán Mako de la guardia mientras llevaba a Zane por un largo pasillo del edificio hasta parar frente a un gran par de puertas azules. –Entra. – dijo abriendo y cerró con seguro.
-Estoy dentro. – Zane escribió a Tamara, su compañera en esta misión, y un pequeño número apareció en la pantalla del reloj. Cero. Tenía horas para pensar en mil maneras de escapar si su registro de nacimiento era falso y la prueba de ADN daba negativa.
Zane estaba en la boca del lobo, era oscuro, no tenía ni una cerilla y cuando amaneciera sabría su destino.
En el cuarto había un espejo, y se observó por largo tiempo, tenía los ojos del rey, aunque el 25% de la población en AD también los tenía, debía estar demente cuando se le ocurrió el plan, sin embargo, ahí estaba, pero nada había preparado a Zane para ese momento, no había un manual en las fuerza especiales que enseñara qué hacer en una situación así.
El rey decidió alejarse de su familia y deberes reales por el resto del día, el pueblo de Ad estaba confuso con los sucesos recientes, no había un comunicado de prensa para calmarlos, unos escépticos decían que era un plan para mantener el interés en la monarquía, a pesar de que cada continente estaba en una tregua, no querían imaginar que pasaría si una guerra se desataba en su continente pacifico.
Muchos ciudadanos aún desconocían la situación, puesto que la seguridad real había cortado comunicación al momento de iniciar el alboroto, solo sabían lo que los presentes allí lograron filtrar, que no había sido demasiado ya que la situación había sido contenida con la rapidez esperada.
El rey se despojó de su ropa, sirvió un vaso de su licor favorito y con este entró a la bañera esperando quitar el estrés de la hora pasada. Sentía que había envejecido 20 años al ver aquel rostro. Se encerró en una habitación por todo el día, solo el duque podría entrar y tenía órdenes específicas de que solo sería cuando la doctora llegara con los resultados.
Ambas partes pasaron la noche en vela, y los golpes en la puerta en medio del crepúsculo avisaron que los resultados habían llegado.
-Su majestad, la doctora ha llegado, la están llevando a su despacho, también a la otra parte. – el rey asintió, se vistió con un traje y bajó al despacho real, allí estaba la doctora, impecable como siempre, y Zane Spasenie con el cabello mojado, casi escurriendo.
El rey recibió el sobre con el resultado.
99,99%
-He sido bendecido con dos hijos – levantó el rostro mirando a Zane – ahora tengo una hija. –
El despacho estaba en un profundo silencio y luego...
-Mierda. – ahora su lucha por el trono comenzaba.
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AD
General FictionAd creía conocer a su monarca, hasta que una voz se hace escuchar revelando una verdad sin precedente. Ad creía estar seguro de la guerra, hasta que su monarquía tiene a una persona de las fuerzas armadas en su palacio. Ad creía que su destino esta...