Tres días pasaron como si nada. Y para Selena, Justin estaba cada vez más alejado de ella. Ahora apenas compartían un: Buen día.
Él la evitaba a toda costa. Y ella se sentía cada vez peor. No solo por eso, sino que la culpa la carcomía. Su voz había mejorado gracias a Pattie.
Volvió a darle un sorbo a la asquerosa infusión que la madre de Justin le había estado dando en los últimosdos días. Ya se había acostumbrado al mal sabor.
Matt entró a la cocina y se sentó junto a ella. Ya no peleaban, y su mejor amigo le había pedido perdón por haberse comportado como un niño.
—¿Quieres ir a pasear por ahí, Selena? —le preguntó él.
—No lo sé, Mattie —suspiró ella —No estoy de ánimos.
La puerta se abrió y él entró. Los saludó por lo bajo y se acercó al fregadero para buscar un poco de agua. Tan pronto como entró, se fue. Y a Selena el corazón se le encogió. Odiaba estar así con él. Simplemente lo odiaba.
—¿Sigue enojado? —inquirió Matt.
—Si —suspiró ella y apoyó su taza sobre la mesa —Odio que esté así…
—Entiéndelo, Selena, heriste su orgullo…
—Yo no herí su orgullo —dijo frunciendo el ceño —Solo estaba enojada…
—Celosa —la corrigió él. Ella lo miró entrecerrando los ojos.
—Lo que sea —volvió a hablar —No quiero que esté así conmigo.
—¿Qué te parece si haces algo? No sé… una carta, una fiesta, lo que sea.
—No, esas cosas no sirven con él. Es terco como una mula.
—Entonces quédate sentada y espera a que se le pase el enojo. No creo que esté así por el resto de su vida.
Alguien volvió a entrar a la cocina. Ambos se giraron a verlo.
—Buenos días, Chris —le sonrió la morena.
—Buenos días a ambos —dijo el rubio y se acercó al refrigerador para sacar un poco de leche.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó Matt.
—Mucho mejor, por suerte —contestó mientras se servía un poco en un vaso —Ya no siento tanto dolor, y el médico dijo que dentro de poco podré volver a mis actividades normales.
—Tengo algo para ti —dijo Selena.
El rubio frunció el ceño y la miró extrañado.
—Es una carta de Greta —murmuró Matt.
Al instante Cam se acercó a Selena y por poco y le arrebató de las manos el sobre blanco. Comenzó a abrirla casi desesperado pero se detuvo al ver que aun estaba en presencia de Selena y Matt. Carraspeó un poco.
—Voy… voy a ir a leerla a otro lado.
—¿Por qué? —preguntó Matt decepcionado —Queremos saber que te dice.
—¡Matt! —lo retó ella y golpeó levemente su hombro —No es de nuestra incumbencia lo que diga esa carta —miró a Christian—Ve tranquilo, Chris… pero recuerda que todavía no puedes verla. No después de que su padre vino a buscarla hasta aquí.
—Lo entiendo —murmuró este sin dejar de mirar la carta.
—Si le quieres responder nos dices y nosotros le alcanzaremos la carta a la pequeña…
—¿De verdad? —inquirió sorprendido.
—Si —sonrió Selena —No te lo había dicho pero ahora voy seguido a la casa de Greta a darle clases de piano —le guiñó un ojo —Empezamos justo ayer… hoy tengo que ir de nuevo. Así que si quieres que le lleve algo, apúrate.