El hijo bastardo

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Se cuenta que hace tiempo vivía una joven mujer, Julia. Era de clase alta, la cual, engañaba a su marido, Frederick, con uno de los hermanos del mismo.
La mujer quedo embarazada del hermano mayor de su esposo, Arnold.
El ultimo se molesto en demasía, al saber que la señora Julia estaba preñada. Tuvieron un discusión muy fuerte a las afueras de la mansión del señor Frederick Mason, cerca del granero.

-¿¡Como puede ser posible que fueras tan idiota para quedar preñada!? - Arnold se tiraba los cabellos por la furia que experimentaba en aquellos momentos. Se dedicaba a insultarle fuertemente.

-¡Esto no es solo culpa mía y lo sabes bien!- La mujer lloraba mientras tocaba su vientre con una mirada de sufrimiento. Por su mente pasaban las desgarradoras imagenes de lo que tal vez Arnold aria con su pequeño.

-¡Me largo! ¡Ten por seguro que no me volveras a ver! - Contesto el joven mientras montaba su caballo. La joven Julia solo se limitaba a mirar como su cuñado con los ojos llorosos e hinchados.- Y ese bastardo tuyo pagara las consecuencias. - soltó con odio y desprecio. Julia le gritaba fuertemente que regresara. Esa noche fue lluviosa y larga, todo cambiaría.

El señor Frederick al enterarse de que su esposa daría a luz a otro integrante de la familia, se le inundó la vida de felicidad. Amaba a la joven con su alma. Solo tenían un hijo de nombre Daniel.
Ocho meses pasaron y llegaba el tiempo en que su amada daría a luz, por lo cual estaba extremadamente feliz. La amaba y le agradecía por llenar su vida de dicha y felicidad una vez mas.
Pero la felicidad desapareció tan pronto como había llegado. Gracias a una carta anónima que había llegado a la mansión Mason ese fatídico día por la mañana, esta misteriosa persona relataba con lujo de detalle todo lo sucedido entre Arnold y Julia, la letra cursiva y la tinta negra se vieron distorsionadas por la repentina presencia de lagrimas sobre el papel, las cuales pertenecían al señor Mason. Ese mismo día su "esposa" había comenzado a tener los dolores de parto desde tempranas horas de la madrugada.
El señor Mason decidió esperar hasta que el pequeño o pequeña naciera.

Horas después de leer la carta, Frederick esperaba fuera de su propia habitación a que el bastardo naciera. Como él decía en su mente.
Pocas tiempo después el llanto de un pequeño bebé no se hizo callar, era un varón.
Entro a la habitación decidido a tomar al bebé, se topo con la partera cargando el pequeño bastardo entre sus brazos, y no lloraba, parecía estar dormido. Se acerco a ella y jalo al nene de los talones dejándolo prendiendo de su nano derecha, el niño comenzó a llorar muy fuerte, algo que para Frederick era un dolor de cabeza.
Su esposa que se encontraba sobre el suelo sudada y con sangre, lloraba y gritaba desesperada por correr tras su pequeño, pero el parto la debilitó demasiado.
El señor Frederick, llevo a su hijo al Granero, donde tenia todo tipo de herramientas para trabajo.
Tomo unas grandes tijeras y dejo al nene en la mesa grande donde por las mañanas reposaban las cuebetas de leche de vaca.
Lo observo con odio y desprecio, antes de comenzar a cortar sus pequeños dedos de los pies con las tijeras. La sangre comenzó a salir rápidamente, al mismo tiempo que el pequeño gritaba con sus jóvenes cuerdas vocales, hasta que sus gritos se hacían inaudibles. Su cara se volvía roja poco a poco, lo que después paso a ser morado. Se encontraba con sus manos y parte de su ropa llena de sangre. Los estruendosos relámpagos hacían que el interior del Granero se iluminara.

Termino de cortar sus deditos de sus pequeños piesitos y continuo con sus manitas. El pequeño dejo de respirar, había muerto de dolor y por pérdida de sangre. El señor Mason corrio por el Granero buscando el machete para cortar pollos y, descuartizo al nene metiendo sus restos en la canasta que se suponía seria usada para que el pequeño durmiera. Tomo dos sogas y camino hasta la mansión con la canasta y el machete en mano. Entro a su habitación viendo como su tonta esposa lloraba. Se acerco lentamente. Ella lo miro con ojeras, la nariz roja y llorando mares.

-Nos vemos en el infierno. - el señor Mason escupió con veneno aquellas palabras dando con el machete en su cabeza matandola al instante. Mientras hacia un sonido de chapoteo.
Le amarró la cuerda del cuello y la arrastro por la mansión aun con el machete en la cabeza y la canasta en mano. Se dirigió a la habitación de Daniel pasándolo la soga por el cuello y arrastrandolo junto al cadáver de su madre, mientras era asfixiado. Los arrastro cerca del río que estaba seco hasta hoy que comenzaba a llenarse.
Entro al río que llevaba solo un poco de corriente, dejando la canasta y a la señora Mason en el borde. Amarró la soga de Daniel de una roca del fondo; para que se ahogase. Daniel gritaba y se sacudia; recibiendo varios golpes en el intento de safarse, pero no lo logro, al final acepto su destino dejando de luchar.
Subió y lanzo el cuerpo de Julia el cual se encontraba con hematomas y raspones por todos los lugares descubiertos e incluso con la ropa rota y llena de fango.
El cuerpo de Julia se alejaba poco a poco mientras Mason sonreía; tomo la canasta entre sus manos y la puso en medio del puente que se alzaba por encima del río. Escupió la canasta antes de marcharse y pego gran grito que al parecer le desgarro la garganta. Su sufrimiento, locura e ira le hicieron correr a la mansión en la cual tomo un arma y se disparo en la cabeza.

...

Hoy en día las personas que viven en el pueblo no salen de noche por miedo. Ya que se rumorea que por las noches cerca del puente se escuchan los llantos de un pequeño lo cual provoca que el desafortunado que lo escuche sienta compasión y camine hacia el puente y se encuentre la bella canasta tejida, los que ignoran la historia y se acercan a observar su interior, no miran al nene sino sus restos mutilados y su llanto que parte el alma. Verán que se acerca una mujer a la canasta la toma entre sus brazos y de la nada sale un adolescente. Ambos te miran con sus ojos completamente negros y sus ropas rasgadas, sangrando demasiado. El sonido de un arma cargándose y siendo disparada hace eco en sus cabezas, el pánico en el rostro de los portadores de la canasta, haría llorar al mas fuerte, así como aparecen se esfuman dejando desconcertado a cualquiera; almas en desgracia. Son almas en pena, que no hallarán un descanso eterno. Solo queda decir que aquel día del homicidio de la familia Mason fue un momento de terror.

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⏰ Última actualización: Aug 26, 2019 ⏰

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