D O S

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La luz del sol se colaba entre las ramas del árbol, Rami y yo poco a poco fuimos abriendo los ojos hasta que estuvimos completamente despiertos.

-Ya es de día, es hora de empezar a planear- se cruzó de brazos.

-¿Sería estúpido si te dijera que aún no entiendo como la lujuria desata los demás pecados?

-Carcajeó- ¿Qué les dan que ahora los dejan más tontos?

-No he estado en la base desde hace años- se encogió de hombros.

-¿Tenías asignado?

-Sí, su tiempo de "ir con Dios" llegó- solté burlonamente.

-Tomaste ventaja de ello y fuiste directo al abismo.

-Había estado esperando años por esto.

-Quizá no eres tan tonto como creí.

-No me juzgues sin conocerme.

-Tienes que hacer que se enamoré de ti, como algunos humanos hacen. Tendrás que hacer que te deseé...allí sale el primer pecado...

-La lujuria- comenzaba a tener sentido para mí.

-Sí. Pronto creerá que lo quieres y cuando te vea cerca de alguien sentirá celos, tienes que hacer que eso se transforme en...

-Irá.

-Exactamente, Ben- sonrió- Y después tendrás control total sobre sus pensamientos, es un chico inocente, nunca ha tenido experiencias.

-¿Qué ideas puedo meterle?

-Haz que tenga envidia del humano...

-Allí ya son los 3 pecados.

-rió- Es fácil, solo tienes que mentirle, ser convincente para que te crea y al final sacas lo peor de él.

-Ni siquiera lo conozco.

-Es mejor, al no saber de ti y cómo eras confiará más rápido en ti.

-¿Cómo haré eso?

-Finge estar lastimado, que necesitas protección...que lo necesitas a él. Le darás confianza y poco a poco caerá en tus redes. Juega con su mente, Ben- sonrió maliciosamente.

-¿Hiciste lo mismo?

-Sí. Era un chica, ni siquiera recuerdo su nombre.

-Una brisa llegó a nuestras alas, era un chico- ¿Qué es eso?

-El pelinegro tenía una sonrisa genuina- Gwilym.

-¿Quién es?

-Uno como tú y yo- Era un poco más alto que Rami y yo, sus ojos era azules, como el mar. Tenía la complexión delgada, sin embargo lo que más me llamaba la atención eran sus alas, mitad negras mitad blancas.

-Rami- una sonrisa coqueta se le asomó.

-Alan-se acercó un poco más a él.

-Te voy a castigar- le dio un casto beso en los labios al pelinegro.

En nuestro mundo si algún otro ángel hubiera presenciado eso, probablemente ya estaría alarmado. Si ya teníamos prohibido amar a otro ser o a uno de los nuestros, amar a uno del mismo sexo nos aseguraba la expulsión definitiva. Teníamos la típica imagen que los humanos conservadores creaban; una chica con un chico. Nada más era aceptado. Y yo estaba apunto de romper el esquema, haría que Joseph lo hiciera. Terminaría con las alas fritas.

-¡Hey! Soy Gwilym- me extendió la mano, era más amigable que Rami.

-Benjamín.

-¿Puedo decirte Ben?- me sonrió

El demonio con forma de ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora