Extra

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La nieve caía copiosamente sobre el valle, cubriendo todo con una esponjosa capa blanca. Killua estaba absorto en sus pensamientos mientras miraba el espectáculo desde su cómodo y abrigado puesto tras la gran ventana que había en la sala.

Gon había salido hace un rato, y por alguna razón no dejó que lo acompañara.

En realidad se había escabullido a la tienda mientras se bañaba, así que no pudo seguirlo.

Hace aproximadamente un año que viajaban juntos, y las cosas no podían ir mejor. Killua no podía ser más feliz, y lo único que deseaba es que para Gon fuera lo mismo.

Habían alquilado una pequeña cabaña a las afueras de un pueblito cercano a la montaña. El frío era terrible por las noches, pero los árboles milenarios, el paisaje y las criaturas que vivían allí lo hacían ser un lugar incomparable. Gon había insistido en visitarlo muchas veces, y por supuesto Killua nunca podía decirle que no.

El chico suspiró para relajarse. Estaba algo nervioso. Sabía que aún eran jóvenes, y por alguna razón últimamente notaba que en cada pueblo que se detenían Gon llamaba la atención. Llamaba mucho la atención, en realidad. Las mujeres, de todas las edades, solían acercarse a él y darle regalos, ofrecerle su número o invitarlo a salir con ellas.

Por supuesto Gon siempre las rechazaba amablemente, pero no podía dejar de pensar en ello sin que su corazón doliera un poco. Era posible para él estar siempre junto a Gon? Sería suficiente? Podría hacerlo feliz, como el moreno lo hacía a él?

Después de todo, nunca sería capaz de darle un hijo, o una familia "normal". Incluso un matrimonio sería difícil.

Killua suspiró nuevamente. No quería pensar más en ello. Llevaba varias noches desvelándose por el tema, y ya había tenido suficiente; tenía que calmarse.

Sacó su teléfono para ver la hora. Las 13:56. Gon se había ido hace más de dos horas.

Quería dejar de pensar pero no podía.

Confiaba ciegamente en el moreno.

Gon no sería capaz de salir con alguna de esas chicas y no decirle, no? No, no era posible. Confiaba en él. Realmente? Sí, claro que sí. En quienes no confiaba era en esas chicas. Killua levantó la cabeza. Maldición, como no lo había pensado antes. Gon era bastante ingenuo para algunas cosas.

-Debí haberlo seguido desde un principio...- murmuró enojado frotándose la cabeza.

Se levantó rápidamente y buscó su abrigo en el armario. Pero un ruido lejano lo sorprendió antes de que pudiera tomarlo. Corrió a la ventana y divisó una cabellera morena entre los árboles. Gon había vuelto.

Su corazón comenzó a latir rápidamente, dando paso a una sensación familiar. No podía evitarlo; cada vez que lo veía sentía que todo estaba bien. Nunca había imaginado que llegaría a amar a alguien de esa manera, tan profunda y desesperadamente.

Corrió a la puerta y la abrió cuando el moreno estaba a unos pasos de ella, y agarrando un puñado de nieve, en menos de un segundo se lo arrojó a la cara.

-Ahhh Killua!- se quejó el chico, cuando la nieve le dió de lleno, dejándolo empapado.

-Jaja! Es tu castigo por irte sin mí!- rió juguetonamente.

-Lo hubiera esquivado si no tuviera las manos ocupadas...-

-Heh, claro que no! No puedes con mi velocidad y lo sabes.- Se burló mientras tomaba algunas de las bolsas de compras que traía el moreno.

-Estás seguro de eso?-

-Eh...?- sin que Killua pudiera reaccionar, Gon lo había agarrado por la muñeca y lo había arrojado sobre la nieve, haciendo que las cosas se desparramaran por el piso.

Dos Caras de una Moneda (Extra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora